La empresa Veng S.A., encargada del desarrollo del Tronador II y la operación de satélites argentinos, enfrenta una crisis profunda debido a recortes presupuestarios y un reciente cambio en su directorio. Esta situación genera incertidumbre sobre el futuro del programa espacial argentino.
Un Cambio Inesperado en la Dirección
En un contexto de crisis presupuestaria para el sector científico-tecnológico, el Ministerio de Ciencia y Tecnología ha decidido reemplazar a la totalidad del directorio de Veng S.A., la empresa responsable del desarrollo del lanzador espacial Tronador II y la operación de los satélites de observación de la Tierra. Este cambio repentino ha generado controversia, ya que el directorio saliente, conformado por Marcos Actis, Leonardo Comes Penalva y Guillermo David Benito, se encontraba trabajando en la búsqueda de financiamiento privado para la empresa.
Según fuentes internas de Veng, la noticia del desplazamiento fue recibida con sorpresa y preocupación, especialmente considerando los esfuerzos que se estaban realizando para asegurar la continuidad de las operaciones. La falta de una comunicación oficial por parte del Ministerio hasta el momento de la publicación de este artículo, y las dudas sobre la legitimidad de la convocatoria a la asamblea que se utilizaría para formalizar los cambios, incrementan la incertidumbre sobre las motivaciones y las consecuencias de esta decisión.
El Nuevo Directorio y los Desafíos que Enfrenta
El nuevo directorio estará encabezado por Roberto Yasielski, actual director de la carrera de Ingeniería en Sistemas Espaciales de la Universidad Nacional de San Martín, quien asumirá la presidencia. Leonardo Comes Penalva mantendrá su cargo como vicepresidente, mientras que se incorporarán como directores Martín Suárez Gazzero (CNEA), Julio Manco (FAdeA), y Mariano Luna (Universidad de San Andrés). A este equipo le espera la compleja tarea de gestionar la empresa en un escenario de austeridad y recortes.
Recortes Presupuestarios que Amenazan el Programa Espacial
La situación financiera de Veng es crítica. Con una reducción del 55% en su presupuesto en comparación con el año anterior, la empresa se encuentra al borde de la cesación de pagos. Este panorama sombrío se enmarca en una crisis más amplia del sector de ciencia y tecnología en Argentina, que ha visto su presupuesto reducido en un 30,5% en términos reales en octubre de 2024, comparado con el mismo mes del año anterior.
Según el informe del Grupo Economía, Política, Ciencia del Centro Iberoamericano de Investigación en CTI (EPC-Ciicti), la inversión estatal en ciencia, tecnología e innovación representa apenas el 0,216% del PBI, muy por debajo del 0,39% establecido por la Ley de Financiamiento de la Ciencia. Este incumplimiento de la ley pone en riesgo el desarrollo científico y tecnológico del país, incluyendo el programa espacial argentino.
La falta de recursos amenaza no solo la continuidad del proyecto Tronador II, el cual se encuentra paralizado en su segunda etapa de desarrollo, sino también la operación de los satélites argentinos que ya están en órbita y la importante labor de la estación terrena de Falda del Carmen. El personal de Veng, compuesto por 463 ingenieros, técnicos y científicos altamente calificados, se encuentra en una situación de incertidumbre laboral.
Representantes de ATE han advertido sobre la posibilidad de cesación de pagos y la consecuente paralización de las actividades de Veng y Conae, lo que implicaría la pérdida de información crucial para el país y un retroceso significativo en el desarrollo tecnológico nacional.
El Futuro Incierto del Programa Espacial Argentino
El cambio en el directorio de Veng, sumado a la crisis presupuestaria, plantea serias dudas sobre el futuro del programa espacial argentino. La falta de inversión y la incertidumbre política podrían llevar a la paralización definitiva del proyecto Tronador II, un ambicioso programa que busca posicionar a Argentina como un actor relevante en el ámbito espacial.
Además, la posible interrupción en la operación de los satélites tendría consecuencias significativas en diversas áreas, como la agricultura, la gestión de recursos naturales, la seguridad y la defensa. La información proporcionada por estos satélites es fundamental para el desarrollo económico y social del país. Perder esta capacidad sería un golpe devastador para la soberanía tecnológica argentina.
En este contexto, la comunidad científica y tecnológica, junto con los trabajadores del sector, reclaman una mayor inversión en ciencia y tecnología y una política de Estado que garantice el desarrollo del programa espacial argentino. El futuro de Veng y del Tronador II se encuentra en manos del nuevo directorio y de las decisiones que tome el gobierno en materia de financiamiento. El tiempo dirá si Argentina podrá mantener su lugar en la carrera espacial o si, por el contrario, deberá ceder terreno ante la falta de recursos y la inestabilidad política.