La negociación entre el Gobierno argentino y el gremio de pilotos de Aerolíneas Argentinas (APLA) se encuentra en un punto crítico, al borde del quiebre. Semanas de tensión, paros sorpresivos y amenazas de privatización o incluso cierre de la aerolínea de bandera han marcado el escenario de este conflicto que amenaza con paralizar por completo las operaciones de la compañía.
La postura inflexible de APLA
La Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), liderada por Pablo Biró, ha mostrado una férrea resistencia a las propuestas del Gobierno. Si bien se ha aceptado un aumento salarial, la cifra ofrecida por el ejecutivo, que ronda el 14% condicional a aceptar modificaciones en el convenio colectivo, es considerada insuficiente por el sindicato. La intransigencia de APLA se centra en tres puntos clave: la preservación de beneficios como los pasajes en primera clase, la reincorporación de pilotos despedidos y la devolución de los descuentos salariales aplicados tras los paros.
El argumento central de APLA es que los beneficios actuales son parte de un convenio colectivo históricamente negociado y que su eliminación significaría una pérdida significativa para los trabajadores. La reincorporación de los despedidos y la devolución de los descuentos por paro son vistas como cuestiones de principio que no están dispuestas a negociar.
Las opciones del Gobierno: Privatización, liquidación o Procedimiento Preventivo de Crisis
Ante la falta de avances en la negociación, el Gobierno de Javier Milei ha puesto sobre la mesa tres posibles escenarios para el futuro de Aerolíneas Argentinas: la privatización, la liquidación o la aplicación de un Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC). La privatización, aunque deseada por el Ejecutivo, enfrenta obstáculos legislativos y la falta de potenciales compradores dispuestos a asumir los riesgos asociados a una empresa con un historial de conflictos laborales.
La liquidación, por otro lado, implicaría un costo financiero inmenso para el Estado, al tener que hacerse cargo de las millonarias deudas de la aerolínea. El PPC, una herramienta legal que permitiría al Ministerio de Trabajo despedir y suspender empleados en caso de falta de acuerdo, es considerado como la última opción, aunque genera profundas preocupaciones sobre la estabilidad laboral y el impacto en el sector.
Divisiones dentro del sector aeronáutico
La intransigencia de APLA ha generado divisiones entre los diferentes gremios aeronáuticos. Algunos sindicatos, como la Asociación del Personal Aeronáutico (APA), han mostrado una mayor predisposición al diálogo y a aceptar la propuesta del gobierno, mientras que otros, como el de los pilotos, permanecen firmes en su postura. Esto ha generado un clima de tensión interna y ha dificultado aún más la búsqueda de un acuerdo.
El sindicalista Ricardo Cirielli (APTA) ha criticado públicamente la postura de Biró, lo que pone de manifiesto el profundo quiebre que existe entre los gremios. La opinión pública también se ve dividida, con algunos apoyando las demandas de los pilotos y otros criticando su rigidez ante las dificultades económicas que enfrenta el país.
Consecuencias del conflicto
La falta de acuerdo podría tener consecuencias devastadoras para Aerolíneas Argentinas y para el sector aeronáutico en general. Los paros prolongados ya están causando importantes pérdidas económicas y perjudicando a los pasajeros, quienes se ven afectados por cancelaciones y demoras. Si la situación continúa sin solución, es probable que la empresa enfrente una crisis financiera que podría terminar en su liquidación o privatización forzosa.
La crisis también afecta la imagen del país a nivel internacional, ya que la situación en Aerolíneas Argentinas es vista como una muestra de la inestabilidad económica y social del país. Para evitar este panorama catastrófico es fundamental alcanzar un acuerdo que contemple las necesidades de los trabajadores y la sustentabilidad financiera de la empresa.
Posibles soluciones
En este punto, una solución viable requerirá un cambio en la dinámica de la negociación, con la voluntad de ambas partes para buscar un punto en común que permita conservar la aerolínea. La mediación de un ente externo podría ser útil para ayudar a encontrar puntos en común. Es imperativo considerar las necesidades de los trabajadores y los desafíos económicos de la compañía.
Para evitar una quiebra que paralice toda la industria, se debe alcanzar un acuerdo que considere las necesidades tanto de los trabajadores como de la aerolínea. Si las partes se muestran incapaces de llegar a un acuerdo, existe el peligro de una total disolución de la empresa.
El Gobierno va a hacer todo lo que tenga que hacer para que los pasajeros no sean rehenes – Julio Cordero, Secretario de Trabajo
Estamos dispuestos a avanzar con la privatización de la empresa – Guillermo Francos, Jefe de Gabinete