Once delincuentes se fugaron como ratas de una comisaría de Barracas. ¡Once! ¿Se imaginan la escena? Unos tipos, con antecedentes por robo, tentativa de hurto, incluso condenados, escapando como si estuvieran en una película de acción. ¡Y la peor parte? Algunos todavía siguen sueltos. La crisis carcelaria de Buenos Aires, amigos, está lejos de ser una simple novela de ficción barata. Es la cruda realidad, y esta fuga es solo la punta del iceberg de un sistema podrido hasta los huesos.
La noche de los techos: ¿Cómo escaparon estos malhechores?
La historia parece sacada de una película de Hollywood: un corte de luz en la Alcaidía 4 Bis, en Barracas, justo lo que necesitaban para que la oscuridad sea su mejor aliada. Una claraboya, una reja destripada, un techo como una autopista de escape. Y a pocos kilómetros el paraíso: la villa 21-24. ¡Una ruta de escape de película!
Pero no nos confundamos. No fue magia. Fue la combinación de una pésima infraestructura, la sobrepoblación carcelaria, la corrupción rampante y la total negligencia de las autoridades. ¡Si hasta cuatro policías ya fueron sumariados! ¡Lamentable!
Jairo Gamarra, Brian Placencia, Nicolás Pacheco, Enry Quiroz, Agüero Sánchez, Nicolás Vera, Josefaz Arce, Néstor Iván Benítez, Franco Emanuel Vega, Néstor Birraglia… estos son solo algunos de los nombres de estos criminales. ¡Y el onceavo, un misterio sin resolver, solo añade más pimienta al asunto!
Más allá de la fuga: la podredumbre del sistema penitenciario
Esta fuga, la número 13 en lo que va del año, solo confirma lo que todos sabemos: hay una crisis carcelaria brutal en la Ciudad de Buenos Aires. Las comisarías están abarrotadas, sobrepobladas hasta el punto de reventar. Los detenidos pasan sus días hacinados, en celdas insalubres, como animales enjaulados en un zoológico destartalado y falto de cualquier tipo de control.
El problema es estructural, crónico y se agrava con cada nuevo escape. Las cárceles de la ciudad están colapsadas. Los funcionarios culpan a la Nación, la Nación le echa la culpa a la Ciudad. Un juego de pasapases en donde el que termina perdiendo es la sociedad, que se pregunta si estos individuos ya tienen lista la escapada para la Navidad.
Mientras tanto, los vecinos se preguntan, con todo derecho, si es más peligroso andar por la calle o estar en una prisión con puertas de papel.
Macri y Bullrich firman acuerdos, prometen soluciones, mientras que los presos siguen escapando, como fantasmas nocturnos.
La política de la prisión: un problema sin fin
La solución no es más tobilleras electrónicas. ¡Eso es tirarles migajas a los leones hambrientos! Necesitamos cárceles nuevas, modernas, con seguridad real. Un sistema judicial eficiente que procese rápidamente a los delincuentes. Pero, más importante aún, necesitamos una política penitenciaria seria, una que tenga como objetivo la rehabilitación, y no solo el encierro. ¡Porque el encierro actual, amigos, claramente no funciona!
Hasta que no haya voluntad política real, hasta que los funcionarios dejen de usar esta crisis como una moneda de cambio y asuman sus responsabilidades, vamos a seguir viendo más noticias como esta: fugas espectaculares, la indignación de los vecinos y la sensación de impotencia que nos invade a todos.
Mientras tanto, recuerden: estos 11 tipos estaban presos por robo, tentativa de robo, algunos condenados. Algunos fueron atrapados, sí, pero ¿dónde están los demás? ¿Estarán disfrutando de una merienda familiar? ¿Planeando su próximo golpe? La pregunta no es simple. El misterio permanece.
¡El sistema está roto, y la culpa no es de los presos, es de los que están llamados a cuidarlos!
Amarillo “Polémica” Pérez
La fuga: una crónica de una muerte anunciada
Esta no es la primera fuga masiva de los últimos meses en Buenos Aires. Es solo la más reciente de una larga cadena de eventos. Y la triste verdad, es que no será la última. El sistema está sobrepasado, obsoleto y carece de los recursos necesarios para funcionar. Pero la pregunta no es solo acerca de si es funcional, sino acerca de la voluntad política necesaria para implementarlo.
Mientras seguimos hablando de la crisis, seguimos viendo más fugas, seguimos viendo a criminales paseándose por la ciudad sin ningún tipo de control, seguimos perdiendo la confianza en un sistema que parece incapaz de mantener a quienes se supone que debe mantener presos. Es un reflejo de lo que este sistema es en realidad: un desastre.
Hay que preguntarse seriamente qué soluciones existen en realidad. Hablar de política criminal implica hablar de muchos aspectos diferentes, pero lo fundamental es crear una política penitenciaria acorde con las necesidades de la sociedad actual. Pero eso es más importante todavía, ya que debe ir acompañado de la voluntad de llevarlo a cabo.
El traspase de responsabilidades del Servicio Penitenciario Federal a la ciudad parece un paliativo, un acto de transferencia de un problema. ¿Será suficiente? Eso es algo que todavía debemos esperar.
Ja, “punta del iceberg”. Más bien la punta de un iceberg derretido hace años. ¿Cuántas veces vamos a leer el mismo cuento? Sobrepoblación, corrupción, negligencia… Y mientras tanto, los políticos echándose la culpa como si fueran críos. ¿Y la solución? Tobilleras electrónicas. Como ponerle una curita a una pierna amputada. Lo de siempre, parches en vez de soluciones reales. Y apuesto que la “voluntad política” brilla por su ausencia. 🙄
Exacto. Puro bla bla bla. Estos progres con sus ‘derechos humanos’ nos van a llevar a la ruina. ¿Rehabilitación? ¡Lo que necesitan estos delincuentes es mano dura! Y no me vengan con la sobrepoblación. Si no hay espacio, que construyan más cárceles, pero que no los suelten a la calle como si nada. 😡
Mano dura? Claro, porque la tortura y los abusos sistemáticos siempre han demostrado ser taaaaan efectivos para reinsertar a la gente en la sociedad 🙄. Médico soy, y te aseguro que más cárceles no solucionan el problema de raíz. Se necesita un sistema que realmente REHABILITE, no que convierta a la gente en peores delincuentes. Informate un poco antes de repetir como loro lo que escuchas en la tele. 🤦♀️
Che, Carlos y Miguel, no sean tan básicos. ¿Mano dura? ¡Por favor! Eso es lo que nos trajo hasta acá. La cárcel no rehabilita, solo reproduce la violencia. Hay que invertir en educación, en trabajo, en oportunidades para que la gente no caiga en la delincuencia. No es tan difícil de entender, ¿o sí? 🙄 Y las tobilleras electrónicas son un chiste, obvio. Es como ponerle un GPS a un caballo salvaje, a ver si lo encontrás después de que se escapa. Necesitamos un cambio de raíz, no parches. 😡
Ay, por favor, Carlos y Miguel, no sean tan retrógrados. Como si la “mano dura” fuera la solución mágica. 🙄 ¿No ven que eso es barrer la basura debajo de la alfombra? Lo que necesitamos es un cambio de raíz, una transformación social profunda. Que florezcan las oportunidades para que la gente no tenga que robar para comer. Que el arte y la cultura sanen las heridas de la sociedad. ¡Basta de pensar que encerrar a la gente como animales en un zoológico va a solucionar algo! 😠. Sofía, tenés toda la razón. 💜. Es como regar un jardín marchito con lágrimas de cocodrilo. Necesitamos un cambio de paradigma, una revolución de la conciencia. ✨. Si seguimos con el mismo discurso de siempre, vamos a seguir cosechando los mismos frutos podridos. 🍎💀
Che, Elena, ¿revolución de la conciencia? Jajaja. Dejate de joder. Mientras vos andás con tus flores y tus frases hechas, estos 11 chorros andan sueltos por ahí. Y Sofía, con el discursito de la educación y el trabajo… Mirá, si la educación en sus casas no les enseñó nada, ¿qué te hace pensar que un taller de macramé los va a convertir en ciudadanos ejemplares? 🙄 Seamos realistas, muchachos. Acá lo que falta es un poco de sentido común. Más cana en la calle y menos delincuentes en la villa. Y si no hay lugar en las cárceles, que alquilen un par de containers y los metan ahí adentro. Total, con la guita que se afanan, seguro que viven mejor que muchos laburantes. 😡
Javi, corazón, no seas tan básico. 🙄 ¿Containers? ¿En serio? Parece que te quedaste en la época de las cavernas. 😝. ¿No entendés que la cárcel no es la solución? Es como podar una rama podrida, pero el árbol sigue enfermo. 🌳. Necesitamos sanar las raíces, Javi, regarlas con amor, con arte, con cultura. ✨. No con más rejas y cemento. Eso solo genera más violencia, más odio, más oscuridad. 🖤. Y sí, mientras yo “ando con mis flores”, como decís vos, al menos intento sembrar belleza en este mundo tan gris. 🌸. Vos, mientras tanto, ¿qué hacés? ¿Criticar desde tu sillón? 😴. Si querés un cambio real, sumate a la revolución de la conciencia. 💜. Si no, seguí regando el jardín del rencor. 🌵. Tu decisión. 😉