¿Puede la corrupción policial proteger un negocio de $300 millones en cocaína? La siesta santiagueña se rompió con una pregunta que quema: ¿quiénes están detrás del narcotráfico que azota nuestra provincia? Tres individuos, incluyendo un policía, cayeron en un operativo que revela una trama oscura y profunda. La confianza se rompe, la indignación crece. ¿Estamos dispuestos a tolerarlo?
El Golpe
En la intersección de las avenidas Pedro León Gallo y Moreno, a plena luz del día, la Dirección General de Drogas Peligrosas asestó un golpe al crimen organizado. Lucas Gabriel Vizgarra Fuentes, 25 años, policía uniformado, fue detenido junto a Gonzalo Exequiel Mercado, 24, y Juan Eduardo Guerrero, 39. El operativo frustró el traspaso de 24 ladrillos de cocaína compacta, valuados en $300 millones, desde un Chevrolet Onix gris a una camioneta Ford Ranger azul. También se incautaron un cuchillo y un revólver calibre 22 con siete cartuchos. Un arsenal para proteger un negocio que se alimenta de la muerte. Según fuentes oficiales de la policía, este es el mayor decomiso de droga en la provincia en lo que va del año.
La Conexión Policial
Lucas Gabriel Vizgarra Fuentes, el policía involucrado, es el rostro de la traición. ¿Cómo puede un defensor de la ley ser parte de este submundo? Su domicilio en el barrio 40 Viviendas de Monte Quemado, Copo, abre interrogantes: ¿es un caso aislado o un síntoma de una metástasis más profunda en el interior provincial? Se investiga quién lo reclutó y quiénes son sus cómplices dentro y fuera de la fuerza. La corrupción policial, como un cáncer, carcome la confianza ciudadana.
“La corrupción no es un problema de manzanas podridas, sino de un árbol que está enfermo.”
La Amenaza Social
El narcotráfico no es un simple problema policial; es una metástasis social. La droga siega vidas, genera violencia y corroe las instituciones. Santiago del Estero no es ajena a esta realidad. Datos recientes indican un aumento del 30% en el consumo de cocaína en jóvenes de entre 15 y 25 años en los últimos dos años. ¿Estamos dispuestos a sacrificar a nuestros jóvenes en el altar de la droga? ¿Permitiremos que el crimen organizado dicte el futuro de nuestros hijos?
El Llamado a la Justicia
La detención de estos tres individuos es un primer paso, pero la justicia debe ser implacable. Se profundizará la investigación para determinar el origen de la droga, los contactos de los detenidos y el destino final del cargamento. Los implicados enfrentan cargos por tráfico de estupefacientes agravado por la participación de un funcionario público, lo que podría significar penas de hasta 25 años de prisión. No podemos permitir que este caso quede impune. Debemos exigir que se desmantele esta red criminal y que se aplique todo el peso de la ley a los responsables.
Es hora de que la sociedad santiagueña se movilice. Denuncia anónimamente cualquier sospecha de narcotráfico. Participa en programas de prevención de adicciones y apoyo a víctimas. Comparte este artículo y genera debate. No seamos cómplices del silencio. Juntos, podemos construir una provincia más segura y justa.
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