Las recientes lluvias en la provincia de Córdoba han traído un alivio significativo a la situación hídrica, especialmente para el lago San Roque, que ha experimentado una notable recuperación en sus niveles. Sin embargo, este panorama alentador contrasta con la realidad de otros embalses en la región, que aún enfrentan un déficit considerable. Para comprender mejor este contraste, nos adentramos en el análisis del ingeniero Marcelo García, impulsor del Proyecto Matteo, una iniciativa que involucra a estudiantes en el monitoreo del clima y los recursos hídricos.
El lago San Roque: una recuperación sorprendente
El ingeniero García, recientemente reconocido como mejor profesor de Ingeniería, destaca la importancia de las precipitaciones registradas en octubre y noviembre en la cuenca del lago San Roque. Con cerca de 400 mm acumulados en solo dos meses, la mitad del promedio anual esperado, el lago ha experimentado un incremento sustancial en su nivel. Este fenómeno no solo se debe a la cantidad de lluvia, sino también a la distribución de las precipitaciones. Las secuencias de eventos lluviosos, con períodos prolongados de lluvia continua, han favorecido un mayor escurrimiento hacia el lago, superando la capacidad de absorción del suelo.
La función principal del dique San Roque es el control de crecidas, protegiendo a la ciudad de Córdoba de inundaciones. Para cumplir este rol, el embalse debe mantener un nivel que permita almacenar el exceso de agua durante las lluvias intensas. La apertura parcial de las válvulas del dique la semana pasada, una medida preventiva para regular el nivel y asegurar la capacidad de almacenamiento ante futuras precipitaciones, ilustra la complejidad de la gestión hídrica.
El desafío de la gestión del agua: entre excesos y déficits
El ingeniero García subraya la importancia de un manejo equilibrado del embalse, ya que tanto los excesos como los déficits hídricos representan desafíos para la comunidad. La gestión eficiente del agua implica no solo controlar las crecidas, sino también asegurar el suministro para consumo humano, riego y generación de energía hidroeléctrica. El Proyecto Matteo, con su enfoque en la educación y la participación ciudadana, contribuye a la concientización sobre la importancia de estos temas.
Mediante estaciones meteorológicas de bajo costo, los estudiantes del Proyecto Matteo recopilan datos climáticos, realizan encuestas sobre el acceso al agua en sus comunidades y construyen prototipos para la captación de agua de lluvia. Esta experiencia práctica no solo fomenta el interés por la ciencia, sino que también promueve la responsabilidad ambiental y la participación activa en la búsqueda de soluciones a los desafíos hídricos.
Un panorama contrastante: la situación de otros embalses
Si bien el lago San Roque muestra una recuperación alentadora, otros embalses de la provincia no han tenido la misma suerte. Los Molinos, Embalse y Cruz del Eje se encuentran aproximadamente 4 metros por debajo de su nivel máximo, mientras que La Quebrada y La Viña presentan déficits aún mayores, de 8 y 12 metros respectivamente. Esta situación es particularmente preocupante para las comunidades de Sierras Chicas y Traslasierra, que dependen de estos embalses para su abastecimiento de agua. La disparidad en los niveles de los embalses refleja la variabilidad climática y la necesidad de una gestión integrada de los recursos hídricos a nivel provincial.
Confluencia 2024: ciencia ciudadana en Mar Chiquita
En el marco de los proyectos Matteo y Remas (Red de Monitoreo de Aguas Subterráneas), se llevó a cabo la actividad “Confluencia 2024” en la laguna de Mar Chiquita. Este encuentro reunió a estudiantes y docentes de escuelas rurales de la región, Sierras Grandes, Marull y la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba. Durante dos jornadas, se realizaron actividades educativas, científicas y recreativas, promoviendo la ciencia ciudadana y la investigación participativa.
La “Confluencia 2024” no solo permitió compartir conocimientos y experiencias, sino que también fortaleció los lazos entre la universidad, las escuelas y las comunidades locales. Este tipo de iniciativas demuestran el potencial de la ciencia ciudadana para abordar problemáticas ambientales y generar un impacto positivo en la sociedad.