¿Hasta cuándo? La violencia contra nuestros policías en Córdoba escala sin freno. Dos casos recientes, el del sargento Heftif y el cabo Ferreyra, nos interpelan como sociedad: ¿Estamos permitiendo que quienes nos protegen se conviertan en blanco fácil de la delincuencia? ¿Qué medidas urgentes debemos tomar?
Sargento Heftif: Seis kilómetros de infierno en la Ruta 20
La noche del 24 de enero, el sargento Heftif realizaba un control de rutina en la Ruta 20. Al intentar detener a dos individuos que transportaban estupefacientes, su vida se convirtió en una pesadilla. Aferrado al vehículo para impedir su huida, fue arrastrado brutalmente durante seis kilómetros. ¡Seis kilómetros! Imaginen el terror, el dolor, la desesperación…
Golpes, asfalto hirviendo, la muerte rozándolo a cada instante. Finalmente, su cuerpo, maltrecho y ensangrentado, fue arrojado cerca de Alta Gracia. Un acto de barbarie que clama por justicia. Como dijo el propio sargento Heftif, aún recuperándose de sus heridas: “No quiero que esto le pase a ningún otro compañero. Necesitamos más protección y respaldo de la ley”.
Cabo Ferreyra: Arrastrado sobre el capot en pleno barrio Güemes
El 8 de abril, en el corazón de barrio Güemes, el cabo Ferreyra intentó detener un vehículo que se daba a la fuga. La respuesta: una embestida brutal. El conductor, un chofer de Uber, lo arrastró varias cuadras sobre el capot, convirtiendo la ciudad en un escenario de horror.
Su cuerpo rebotando contra el asfalto, el uniforme desgarrado, la mente gritando de dolor y desesperación. Finalmente, fue arrojado a la calle, dejando una estela de sangre y sufrimiento. El chofer fue detenido, pero ¿será suficiente el castigo? ¿Alcanzará para resarcir el daño a este valiente policía y a su familia? La pregunta resuena en el aire, exigiendo una respuesta contundente.
“Estos ataques no son solo contra policías, son contra toda la sociedad. Si no protegemos a quienes nos protegen, ¿quién lo hará?”, declaró un vecino de Güemes, visiblemente consternado por lo sucedido.
Llaryora exige acción: “Los buenos son los de azul”
Ante esta escalada de violencia, el gobernador Martín Llaryora ha reaccionado con firmeza. Durante la distinción a los policías heridos, elevó su voz exigiendo al Congreso Nacional el endurecimiento de las penas para quienes agreden a las fuerzas de seguridad. “Necesitamos penas más duras para los que atacan o resisten la fuerza de la autoridad. Hay que cambiar de paradigma: los buenos son los de azul”, sentenció.
Además, instó a fiscales y jueces a aplicar las penas máximas previstas por la legislación actual. “Es hora de que la justicia actúe con celeridad y severidad, enviando un mensaje claro y contundente: ¡atacar a un policía no quedará impune!”, enfatizó.
“Para combatir la delincuencia necesitamos que la policía sea respetada”, agregó Llaryora, subrayando la importancia de dignificar la labor policial.
Apoyo incondicional a la fuerza policial
El Ministro de Seguridad, Juan Pablo Quinteros, se sumó al llamado del gobernador, reafirmando el compromiso del gobierno provincial de apoyar y acompañar a la fuerza policial. “Desde el día que asumí, el gobernador me instruyó para que acompañara y apoyara en la calle a nuestra policía y defendiera el buen accionar de nuestra fuerza”, afirmó Quinteros.
Este respaldo se traduce en acciones concretas: mejora de las condiciones laborales y salariales, inversión en tecnología y equipamiento, y programas de capacitación continua. Sin embargo, ¿es suficiente? ¿Qué más podemos hacer para proteger a nuestros protectores?
¿Endurecer las penas es la solución?
Si bien el endurecimiento de las penas es una medida necesaria, ¿es suficiente para disuadir a los delincuentes? Según datos del Ministerio de Seguridad de la Nación, el aumento de las penas no siempre se traduce en una disminución del delito. Es fundamental, entonces, analizar las causas subyacentes de la violencia contra la policía. ¿Qué factores sociales, económicos o políticos están influyendo en estos ataques?
Según un informe reciente de la Universidad Nacional de Córdoba, la falta de oportunidades, la desigualdad social y la creciente impunidad son factores que contribuyen a la violencia contra la autoridad. Abordar estos problemas de raíz es fundamental para construir una sociedad más segura y justa.
“No podemos seguir parcheando el problema con medidas aisladas. Necesitamos una política integral que aborde las causas profundas de la violencia”, advierte la Dra. Laura Echeverría, socióloga y especialista en seguridad ciudadana.
Antecedentes: Creciente violencia contra la policía en Córdoba
Los casos del sargento Heftif y el cabo Ferreyra no son hechos aislados. En los últimos meses, se ha registrado un aumento preocupante de ataques contra policías en Córdoba. Robos de armas, agresiones físicas, amenazas… La violencia escala sin freno, poniendo en riesgo la integridad de quienes juraron protegernos.
Según estadísticas de la Policía de Córdoba, en el último año se registraron un 30% más de ataques contra efectivos policiales en comparación con el año anterior. Una cifra alarmante que exige una respuesta urgente y coordinada de todos los sectores de la sociedad.
¿Qué podemos hacer?
- Apoyar la reforma legislativa que endurece las penas para agresores de policías.
- Exigir a nuestros representantes políticos que se comprometan con la seguridad de nuestros policías.
- Promover el respeto y la valoración de la labor policial en nuestra comunidad.
- Denunciar cualquier acto de violencia contra la policía.
- Participar en iniciativas ciudadanas que promuevan la seguridad y la convivencia pacífica.
La violencia contra la policía es un problema que nos afecta a todos. No podemos permanecer indiferentes ante esta situación. Es hora de unirnos y trabajar juntos para proteger a quienes nos protegen. La seguridad de nuestros policías es la seguridad de todos.
¿Estamos dispuestos a tolerar que nuestros policías sean tratados como sacos de boxeo? ¿O vamos a alzar la voz y exigir justicia? La respuesta está en nuestras manos.
Firma la petición para apoyar la reforma legislativa y comparte este artículo en tus redes sociales. ¡Es hora de actuar!