¿Cuánto vale una vida? En Córdoba, la imprudencia de un conductor ebrio ha puesto precio a la inocencia de un niño de 5 años. Un choque brutal, una familia destrozada y una comunidad que clama por justicia. La irresponsabilidad al volante siega sueños y deja cicatrices imborrables. ¿Hasta cuándo permitiremos que la impunidad reine en nuestras calles?
5:30 AM: El amanecer que se convirtió en pesadilla
La Avenida Colón, arteria principal del barrio Alberdi, fue el escenario de una tragedia anunciada. Un viernes que amanecía con la promesa de un nuevo día se transformó en una pesadilla para la familia Sánchez-Belarde. A bordo de su motocicleta Benelli TRK, avanzaban confiados, con la luz verde del semáforo a su favor. Ignoraban que a pocos metros, un conductor ebrio, Lucas Ditomasi, de 20 años, convertido en un proyectil humano al volante de su Volkswagen Gol, se preparaba para arrebatarles la tranquilidad y poner en riesgo sus vidas.
El impacto fue devastador. Testigos describen la escena como dantesca: cuerpos volando por el aire, hierros retorcidos, gritos de desesperación. La familia Sánchez-Belarde fue brutalmente embestida por el vehículo fuera de control, sufriendo heridas de extrema gravedad.
Santiago Sánchez y Guadalupe Belarde, los padres, fueron trasladados de urgencia al Hospital de Urgencias, con politraumatismos de diversa gravedad. Pero la peor parte la sufrió su hijo, E.G.B., de tan solo 5 años. El pequeño fue derivado al Hospital de Niños, donde lucha por su vida, aferrándose a un hilo de esperanza. El parte médico es un mazazo: fractura de tibia derecha y traumatismo de cráneo. Su futuro, incierto.
Fuga y entrega: Cobardía versus Valentía
Tras la brutal colisión, Lucas Ditomasi, lejos de asumir su responsabilidad, optó por la cobardía de la fuga. Aceleró su auto destrozado, dejando a la familia herida a su suerte. Su escape, digno de una película de terror, duró poco. A unas cuadras, su vehículo, convertido en un símbolo de su irresponsabilidad, lo abandonó. Intentó huir a pie, pero la justicia, implacable, lo alcanzó.
En un giro inesperado, el padre de Ditomasi, al enterarse de la magnitud de lo sucedido, decidió entregar a su hijo a la policía. Un acto de valentía y honestidad que contrasta con la cobardía de Lucas. Un gesto que reivindica la importancia de la responsabilidad y el valor de la justicia.
Ditomasi fue detenido y sometido a un test de alcoholemia, confirmando lo que ya era evidente: conducía en estado de ebriedad, poniendo en riesgo la vida de todos. Ahora enfrenta cargos por lesiones gravísimas culposas agravadas por la conducción en estado de ebriedad y por la fuga del lugar del accidente.
¿Justicia implacable o impunidad disfrazada?
El fiscal Guillermo González, a cargo de la Fiscalía de Instrucción N°2 de Córdoba, ha prometido llevar el caso hasta las últimas consecuencias. Pero, ¿será suficiente el castigo que reciba Ditomasi para reparar el daño causado? ¿Será suficiente para devolverle la salud al niño de 5 años? ¿Será suficiente para calmar el dolor de sus padres? La justicia debe ser implacable, ejemplar, para enviar un mensaje claro a la sociedad: conducir bajo los efectos del alcohol es un delito grave, que puede tener consecuencias devastadoras. Y quien lo haga, debe pagar por ello.
Pero la justicia, por sí sola, no basta. Es necesario un cambio cultural, un compromiso colectivo para erradicar la impunidad y proteger la vida de los ciudadanos.
Córdoba alza la voz: Exigimos seguridad vial
La tragedia de la Avenida Colón ha despertado la indignación de la sociedad cordobesa, que exige un cambio radical en las políticas de seguridad vial y un mayor control sobre los conductores ebrios. Las redes sociales se han inundado de mensajes de apoyo a la familia y de repudio al accionar de Lucas Ditomasi. Se han organizado marchas y movilizaciones para exigir justicia y para concientizar sobre los peligros de conducir bajo los efectos del alcohol.
Es hora de que los legisladores tomen cartas en el asunto y endurezcan las penas para quienes cometan este tipo de delitos. Es hora de que las autoridades implementen controles más rigurosos y efectivos. Es hora de que la sociedad en su conjunto tome conciencia de que el alcohol y el volante son una combinación letal.
¿Qué podemos hacer para evitar otra tragedia?
- No conducir bajo los efectos del alcohol.
- Denunciar a quienes conduzcan en estado de ebriedad.
- Exigir a las autoridades controles más rigurosos.
- Concientizar sobre los peligros del alcohol y el volante.
- Apoyar a las víctimas de accidentes de tránsito.
- Promover leyes más severas para quienes conduzcan ebrios.
- Participar en iniciativas comunitarias de seguridad vial.
El caso de la familia embestida por un conductor ebrio en Córdoba es un llamado a la reflexión, un grito desesperado para que tomemos conciencia de que la seguridad vial es responsabilidad de todos. No podemos seguir mirando para otro lado mientras la imprudencia y la irresponsabilidad se cobran vidas inocentes. Es hora de actuar, de exigir justicia, de construir una sociedad más segura y consciente.
La vida de un niño de cinco años pende de un hilo. Una familia está destrozada. La sociedad está indignada. ¿Cuántas tragedias más necesitamos para despertar? La respuesta está en nuestras manos. No permitamos que la impunidad siga escribiendo el guion de nuestras vidas. Exijamos justicia, seguridad vial y un futuro donde la vida sea el valor más preciado.