La ciudad de Córdoba se enfrenta a un creciente problema de seguridad pública, marcado por la proliferación de armas de fabricación casera, conocidas como “tumberas”. En las últimas horas, la Policía de Córdoba ha llevado a cabo una serie de operativos simultáneos que han resultado en la incautación de tres de estas armas en diferentes puntos de la capital. Estos hechos han generado una gran preocupación en la sociedad y han reavivado el debate sobre las causas y posibles soluciones a esta problemática.
Operativos policiales exitosos, pero la preocupación persiste
El primer operativo tuvo lugar en barrio Müller, en la zona este de la ciudad. Allí, un joven de 21 años con antecedentes delictivos fue detenido tras ser encontrado en posesión de un arma casera fabricada con un caño de gas, un caño con gomas y un cartucho. En el mismo barrio, pero en calles Norberto de la Riestra y Cuba, se secuestró una escopeta de fabricación casera. Su portador logró darse a la fuga, dejando el arma abandonada. Finalmente, en barrio Las Palmas Anexo, un hombre de 35 años fue aprehendido con una réplica de arma de fuego, tras ser detectado por las cámaras de seguridad del 911 manipulando una pistola y luego abordando un colectivo.
Estos operativos, si bien exitosos en la incautación de armas, demuestran la gravedad de la situación. La facilidad con la que se fabrican y acceden a estas armas caseras representa un desafío para las fuerzas de seguridad y una amenaza latente para la seguridad de los ciudadanos. La presencia de estas armas en la vía pública, y su utilización en diferentes tipos de delitos menores, evidencian una problemática social y de seguridad que requiere atención urgente por parte de las autoridades.
Las “tumberas”: un problema multidimensional
La fabricación y el uso de armas caseras no son un fenómeno nuevo en Argentina, pero su proliferación en Córdoba es alarmante. Las “tumberas”, como se las conoce popularmente, son armas de fuego improvisadas, generalmente fabricadas con materiales de fácil acceso como caños, resortes y piezas metálicas. Su baja calidad y falta de precisión las hacen aún más peligrosas, ya que aumentan el riesgo de accidentes y disparos involuntarios.
El acceso a armas de fuego legales en Argentina está regulado por la Ley Nacional de Armas y Explosivos, que establece requisitos estrictos para la tenencia y portación. Sin embargo, las armas caseras escapan a estos controles, ya que se fabrican y distribuyen de manera clandestina. Es precisamente su naturaleza irregular, y el vacío legal que las rodea, lo que dificulta su control y erradicación. La falta de un registro y seguimiento de las piezas utilizadas para su fabricación, así como la dificultad para rastrear su origen y destino, son solo algunos de los desafíos que enfrentan las autoridades.
Las causas detrás de la proliferación de armas caseras son multifacéticas. La pobreza, la desigualdad social, la falta de oportunidades y la ineficacia de las políticas de seguridad son algunos de los factores que contribuyen a este problema. En muchos casos, las “tumberas” son utilizadas por jóvenes que se sienten excluidos del sistema y que ven en la violencia una forma de obtener poder o recursos. La marginalización y el desempleo pueden actuar como disparadores para que los jóvenes busquen integrarse en grupos delictivos, donde el acceso a armas es un requisito fundamental para su participación en actividades ilícitas.
Otro factor que influye en la proliferación de armas caseras es la cultura de la violencia, arraigada en algunos sectores de la sociedad. La normalización de la violencia como forma de resolver conflictos, sumada a la falta de educación y concientización sobre los peligros de las armas, crea un ambiente propicio para su fabricación y uso. La violencia, tanto física como simbólica, que se reproduce en los medios de comunicación y en el discurso público, también contribuye a naturalizar su uso como herramienta de defensa o agresión.
El rol del Estado y la necesidad de un enfoque integral
Para abordar el problema de las armas caseras en Córdoba, es necesario un enfoque integral que involucre a diferentes actores sociales y estatales. Las políticas de seguridad deben ir más allá de la represión y enfocarse en la prevención y la reinserción social. Esto implica fortalecer los programas educativos, promover la creación de empleo y brindar oportunidades a los jóvenes en situación de vulnerabilidad. Es crucial abordar las causas estructurales que dan origen a la violencia y a la necesidad de recurrir a armas para sentirse seguro o ejercer poder. La inversión en educación, salud y desarrollo social son pilares fundamentales para construir una sociedad más justa e igualitaria, donde la violencia no sea la única opción.
Asimismo, es fundamental fortalecer el control sobre la venta de materiales que pueden ser utilizados para la fabricación de armas caseras. Implementar un sistema de registro y seguimiento de la venta de caños, pólvora y otros elementos esenciales para la fabricación de “tumberas”, podría ayudar a prevenir su producción clandestina. Aumentar las penas por la fabricación, tenencia y portación de armas caseras también podría ser un factor disuasivo. La creación de una fiscalía especializada en delitos con armas de fuego, que permita investigar y perseguir de manera más efectiva a quienes fabrican y comercializan estas armas, sería una herramienta importante para combatir este flagelo.
Además de las medidas represivas y preventivas, es necesario implementar campañas de concientización sobre los peligros de las armas. Informar a la población sobre los riesgos asociados a la tenencia y uso de armas de fuego, tanto legales como ilegales, es crucial para generar un cambio cultural que rechace la violencia. Promover una cultura de paz a través de la educación y la participación ciudadana es esencial para construir una sociedad más segura y pacífica.
Finalmente, la cooperación entre las fuerzas de seguridad, la justicia y la sociedad civil es fundamental para combatir el problema de las armas caseras en Córdoba. El trabajo conjunto entre estas instituciones, a través del intercambio de información, la coordinación de operativos y la implementación de estrategias conjuntas, puede contribuir a reducir la circulación de “tumberas” y mejorar la seguridad en la ciudad. Es imprescindible que todos los actores involucrados trabajen en conjunto para desarticular las redes de fabricación y distribución de armas caseras y para crear un entorno donde la violencia no sea una opción.