Córdoba, la ciudad que late al ritmo del fernet y el cuarteto, se vistió de gala para recibir la Navidad. Miles de personas se congregaron en el Parque Sarmiento, bajo la atenta mirada del Faro del Bicentenario, para presenciar un espectáculo único: el encendido del árbol de Navidad más alto de Sudamérica. Un evento que, más allá de su majestuosidad, simboliza la esperanza, la unidad y el espíritu festivo de los cordobeses.
Un faro de luz en la noche cordobesa
Con 100 metros de altura, el árbol de Navidad cordobés se impone en el paisaje urbano como un faro de luz en la noche. Compuesto por tiras y globos led que forman un imponente cono alrededor del Faro del Bicentenario, la estructura se convierte en un lienzo mágico donde la tecnología y el arte se fusionan para crear un espectáculo visual sin precedentes. 400 globos con tecnología RGB, 5 kilómetros de tiras led y una estrella bicara de cinco metros de ancho en la cima, son solo algunos de los detalles que hacen de este árbol una verdadera joya navideña.
Pero más allá de su grandeza física, el árbol representa la luz de la esperanza que brilla en cada corazón cordobés. Un símbolo de unidad que reúne a familias, amigos y turistas en un mismo sentimiento de alegría y celebración. El encendido del árbol, más que un evento, es un ritual que marca el inicio de la Navidad en Córdoba, un momento para compartir, reflexionar y renovar los deseos de un futuro mejor.
Música que acaricia el alma
La música, lenguaje universal de las emociones, fue la encargada de crear la atmósfera mágica de la noche. El Grupo Ceibo, junto al Coro Góspel Kumbaya, interpretaron “Navidad Nuestra”, una selección de villancicos tradicionales que resonaron con fuerza en el corazón de los presentes. Melodías que evocaban la infancia, la familia y la tradición, transportando a la audiencia a un espacio de paz y armonía.
Desde la Anunciación con su ritmo de chamamé, hasta la emotiva Misa Criolla de Ariel Ramírez, cada canción fue un homenaje a las raíces culturales y espirituales de Argentina. La música, como un hilo invisible, unió a todos los presentes en un coro de voces y emociones compartidas, creando un momento de profunda conexión humana.
El repertorio, cuidadosamente seleccionado, incluyó clásicos como La Peregrinación, El Nacimiento, Los Pastores y Los Reyes Magos, cada uno con su ritmo y estilo particular, representando la diversidad cultural del país. La música, en su esencia más pura, se convirtió en el lenguaje del alma, transmitiendo un mensaje de amor, paz y esperanza.
Un mensaje de esperanza para el 2025
En un contexto social y económico complejo, el encendido del árbol de Navidad se convirtió en un símbolo de resiliencia y optimismo para los cordobeses. Las palabras de Raúl Sansica, presidente de la Agencia Córdoba Cultura, resonaron con fuerza: “Se encendió el árbol que renueva la esperanza… deseándoles un 2025 pleno”. Un mensaje que invita a la reflexión, a la unidad y a la construcción de un futuro mejor.
Las autoridades presentes, incluyendo al gobernador Martín Llaryora y al intendente Daniel Passerini, destacaron la importancia del evento como un motor para el turismo y la cultura en la provincia. El árbol, con su imponente presencia, se convierte en un atractivo turístico que invita a visitar Córdoba y a disfrutar de su rica oferta cultural.
Más allá de las luces y la música, el verdadero significado de la Navidad reside en los valores que representa: la solidaridad, la generosidad y la esperanza. El encendido del árbol en Córdoba es un recordatorio de estos valores, una invitación a construir una sociedad más justa y fraterna, donde la luz de la esperanza brille en cada rincón.
En la noche cordobesa, bajo el brillo mágico del árbol de Navidad, miles de personas compartieron un momento único, un instante de conexión con la magia de la Navidad. Un evento que quedará grabado en la memoria colectiva como un símbolo de esperanza y unidad para la ciudad y para toda la Argentina.