¿Es posible que la cuna se convierta en tumba? En Córdoba, la pesadilla se ha hecho realidad. Dos juicios, dos historias de horror que exponen la fragilidad de la vida y la crudeza de un sistema de salud carcomido por la negligencia y el encubrimiento. Bebés que no llegaron a dar su primer paso, sueños rotos antes de florecer. ¿Cuántas negligencias deben acumularse para que la justicia despierte? ¿Cuántas vidas deben apagarse para que el sistema reaccione? Acompáñenos en este viaje al corazón de la desolación, donde la búsqueda de la verdad es el único faro en la oscuridad.
Neonatal: La trama macabra al descubierto
En la Cámara 7ª del Crimen, se desentraña un relato escalofriante. Brenda Cecilia Agüero, la enfermera señalada como verdugo de cinco bebés y victimaria de otros ocho, personifica una maldad que cuesta comprender. Pero, ¿actuó sola? ¿Cómo pudo operar con tal impunidad? Las sombras del encubrimiento se alargan sobre exfuncionarios y profesionales del Ministerio de Salud, quienes enfrentan acusaciones que podrían marcar sus vidas para siempre. Liliana Asís, exdirectora del hospital, y Diego Hernán Cardozo, exministro de Salud, se sientan en el banquillo, ¿serán ellos los próximos en caer?
¿Qué sabían? ¿Cuándo lo supieron? ¿Por qué callaron? La sociedad cordobesa exige respuestas. No se trata solo de señalar culpables, sino de entender cómo se tejió esta red de silencio y omisión que permitió la muerte de seres inocentes. La justicia debe ser implacable, pero también preventiva. Es necesario desmantelar las estructuras que facilitaron esta tragedia y construir un sistema de salud que priorice la vida por encima de cualquier interés.
Sanagec: Seis vidas perdidas en el laberinto de la negligencia
Mientras la atención se centra en el caso del Neonatal, otra historia igualmente estremecedora emerge de las sombras. En la clínica Sanagec, entre 2011 y 2013, seis bebés perdieron la vida a causa de negligencias e imprudencias que claman al cielo. Tres médicos, Ricardo Antonio Chercoles, Ricardo Fidel Mansur y José María Paisani, enfrentan cargos por homicidio culposo y lesiones culposas. La jueza Anahí Hampartzounian fue tajante: los médicos actuaron con negligencia e inobservancia de los protocolos.
La pregunta es inevitable: ¿cómo es posible que, ante el primer contagio y la primera muerte, no se hayan activado los protocolos de bioseguridad? ¿Cómo se permitió que nuevos pacientes ingresaran a un lugar contaminado? La respuesta a estas interrogantes no solo definirá el destino de los acusados, sino que también pondrá a prueba la capacidad del sistema para proteger a los más vulnerables. La prescripción acechaba, pero el tesón periodístico y la presión social lograron rescatar este caso del olvido. Sin embargo, la lucha por la justicia apenas comienza.
¿Qué ocurrió para que este expediente permaneciera archivado durante tanto tiempo? Es necesario investigar a fondo, remover los obstáculos que impidieron que se hiciera justicia en tiempo y forma. La intervención de la Fiscalía General y del fiscal Rubén Caro fue un paso importante, pero no suficiente. La sociedad cordobesa merece saber la verdad, y los responsables deben pagar por sus actos.
Carlos Nayi: El abogado que alza la voz por los inocentes
En medio de este laberinto judicial, emerge una figura clave: Carlos Nayi. Este abogado, querellante en ambas causas, se ha convertido en la voz de los padres que claman por justicia. Su compromiso inquebrantable y su defensa incansable de los derechos de las víctimas lo han transformado en un símbolo de esperanza en medio de la desolación. Nayi no se conforma con señalar culpables; exige cambios profundos en el sistema de salud, un antes y un después que impida que estas tragedias se repitan.
¿Un sistema de salud en terapia intensiva?
Los juicios por las muertes de bebés en el Neonatal y en la clínica Sanagec son la punta del iceberg de un problema mucho más profundo. La falta de recursos, la precarización laboral, la corrupción y la ausencia de controles son factores que contribuyen a un sistema de salud deficiente y peligroso. Es hora de que las autoridades asuman su responsabilidad y pongan en marcha políticas públicas que garanticen la seguridad y la calidad de la atención médica. No se trata solo de invertir en infraestructura y equipamiento, sino de cambiar la mentalidad y poner el valor de la vida humana por encima de cualquier interés económico o político.
La voz de los profesionales de la salud, que conocen de cerca los problemas y las necesidades del sistema, debe ser escuchada y tenida en cuenta. Es fundamental fortalecer los controles y las auditorías para detectar y sancionar las irregularidades. Pero, sobre todo, es necesario un cambio cultural que promueva la transparencia, la rendición de cuentas y el respeto por la vida.
El eco del dolor: La voz de las víctimas
Detrás de cada número, detrás de cada expediente judicial, late una historia de dolor y sufrimiento. Madres y padres que perdieron a sus bebés, que vieron truncados sus sueños y que ahora claman por justicia. Es hora de escuchar sus voces, de comprender su dolor y de acompañarlos en su búsqueda de la verdad. Sus testimonios son el motor que impulsa estos juicios y la esperanza de que, algún día, puedan encontrar la paz.
Yoselin Chely Rojas, Jaime Cornelio Pérez, Damaris Carolina Bustamante y Brisa Natali Molina son solo algunos de los nombres que resonarán en las audiencias del juicio por el Neonatal. Sus testimonios desgarradores serán el espejo en el que se reflejará la crueldad de los hechos y la necesidad imperiosa de que se haga justicia. No podemos permitir que su dolor sea en vano. Su lucha es la lucha de toda la sociedad.
¿A qué distancia estamos de la verdad?
Los juicios en curso son un paso importante, pero no son suficientes. Es necesario desentrañar toda la trama de corrupción y negligencia que permitió estas tragedias, y es imprescindible que los responsables rindan cuentas ante la ley. Pero, sobre todo, es necesario aprender de los errores del pasado y construir un sistema de salud que proteja a los más vulnerables. Porque la muerte de un bebé no es solo una tragedia individual; es una herida que sangra en el corazón de toda la sociedad.
¿Estamos realmente más cerca de la justicia? La respuesta a esta pregunta no depende solo de los jueces y los fiscales, sino de cada uno de nosotros. Es necesario involucrarnos, exigir transparencia, denunciar las irregularidades y promover un cambio cultural que ponga la vida en el centro de todas las decisiones. Solo así podremos construir un futuro en el que la cuna sea sinónimo de esperanza y no de muerte.
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