La ciudad de Córdoba, Argentina, se enfrenta a una creciente ola de violencia que tiene como víctimas a los conductores de aplicaciones de transporte como Uber, Didi y Cabify. La particularidad de esta problemática reside en el perfil de los victimarios: adolescentes, en muchos casos menores de edad, que operan con una agresividad inusitada en zonas específicas de la ciudad.
Modalidades del Robo: Engaño y Violencia
Las estrategias utilizadas por estos grupos delictivos son variadas, pero dos modalidades se repiten con mayor frecuencia. La primera consiste en solicitar un viaje a un punto alejado del centro de la ciudad, donde los conductores son emboscados por grupos armados con pistolas, puñales o piedras. La segunda, más sutil, implica pedir el servicio a una zona céntrica para luego, con el conductor desprevenido, dirigirlo hacia zonas periféricas y peligrosas donde se consuma el asalto.
En ambos casos, la violencia es una constante. Los choferes son víctimas de robos, agresiones físicas e incluso extorsiones. La impunidad con la que operan estos grupos, sumada a la falta de regulación y protección para los conductores de aplicaciones, ha generado un clima de temor e incertidumbre en el sector.
El Perfil de los Delincuentes: Jóvenes al Mando del Crimen
Lo que más alarma a las autoridades es la juventud de los delincuentes. Se trata, en su mayoría, de adolescentes e incluso niños menores de 15 años, quienes demuestran un manejo sorprendente de la tecnología para falsificar perfiles, eludir controles de seguridad y coordinar los asaltos a través de las aplicaciones. Este dominio tecnológico, sumado a la falta de oportunidades y la desintegración social en las zonas más vulnerables de la ciudad, crea un caldo de cultivo propicio para la delincuencia juvenil.
Los menores de edad, amparados por su inimputabilidad ante la ley, actúan con una violencia desmedida, seguros de que las consecuencias serán menores. Los pocos mayores de edad que participan en estas bandas, generalmente no superan los 25 años y suelen ser quienes ejercen la violencia física, aprovechando la vulnerabilidad de los conductores y el conocimiento del territorio.
Impacto en las Víctimas: El Miedo como Copiloto
El temor se ha instalado entre los conductores de aplicaciones en Córdoba. Muchos de ellos, personas desempleadas que encontraron en este trabajo una salida laboral, se ven obligados a transitar por zonas peligrosas ante la falta de opciones. La precariedad laboral, la ausencia de un marco regulatorio que los proteja y el constante riesgo de ser víctimas de la violencia, han convertido su trabajo en una actividad de alto riesgo.
Las víctimas no solo temen por sus vidas y sus pertenencias, sino también por la pérdida de su fuente de ingresos. En muchos casos, las compañías de seguro se niegan a cubrir los robos de vehículos utilizados para prestar servicios de transporte a través de aplicaciones, argumentando la ilegalidad de la actividad. Esta situación deja a los conductores desprotegidos y con grandes pérdidas económicas.
“Cada vez que ponemos la llave en el tambor sentimos que podemos encontrar la muerte”, dijo un chofer de Uber.
Respuestas de las Autoridades y la Empresa
Ante esta situación, la Policía de Córdoba ha intensificado los operativos en las zonas conflictivas, logrando la detención de algunos delincuentes y la recuperación de vehículos robados. Sin embargo, la magnitud del problema exige soluciones más integrales que aborden las causas estructurales de la violencia y la delincuencia juvenil.
Uber, por su parte, asegura estar colaborando con las autoridades en las investigaciones y ha implementado medidas de seguridad en su plataforma, como la verificación de identidad de usuarios y un sistema de calificaciones. No obstante, estas medidas parecen insuficientes para frenar la ola de asaltos.
El ministro de Seguridad, Juan Pablo Quinteros, ha reconocido la gravedad de la situación y la necesidad de reforzar las tareas de inteligencia y los procedimientos en la calle. Sin embargo, la falta de un marco legal que regule el servicio de transporte por aplicaciones dificulta la tarea de las autoridades y deja a los conductores en una situación de vulnerabilidad.
La Necesidad de Soluciones Integrales
El problema de los asaltos a conductores de aplicaciones en Córdoba requiere de un abordaje integral que involucre a las autoridades, la empresa y la sociedad en su conjunto. Es necesario implementar políticas públicas que generen empleo, mejoren la educación y brinden oportunidades a los jóvenes en situación de vulnerabilidad. Además, se debe avanzar en la regulación del servicio de transporte por aplicaciones para garantizar la seguridad de los conductores y pasajeros.
Mientras tanto, los conductores continúan trabajando con miedo, expuestos a la violencia de una delincuencia juvenil cada vez más organizada y agresiva. La urgencia de la situación exige soluciones concretas y a largo plazo que permitan erradicar este flagelo y garantizar la seguridad de quienes prestan un servicio esencial para la movilidad en la ciudad.
La falta de reconocimiento legal del trabajo de los choferes de aplicaciones, impide que puedan acceder a la protección policial y los deja en un limbo jurídico. Es fundamental que se avance en un marco regulatorio que les brinde seguridad jurídica y laboral, permitiéndoles trabajar con la tranquilidad de contar con el respaldo de las autoridades.