Córdoba se encuentra al borde del abismo. La crisis alimentaria está devorando la infancia de miles de niños y niñas. El 61% de los niños que asisten a comedores comunitarios presentan malnutrición por exceso (obesidad y sobrepeso), mientras que un 20% sufre malnutrición por déficit (baja talla y bajo peso). La pobreza, un depredador silencioso, acecha a nuestros niños, robándoles la oportunidad de crecer sanos y fuertes. La situación es desesperante y clama por atención urgente.
“Los niños nos cuentan que no alcanza, que ellos se quedan con hambre”, relata Mónica Capdevila, del comedor “Abracito del Alma”, reflejando la cruda realidad que viven miles de familias en Córdoba.
La emergencia alimentaria en cifras
Según un informe del Banco de Alimentos de Córdoba, de los 1.833 comedores, merenderos y copas de leche que existen en la ciudad, solo una cuarta parte logra cubrir los alimentos básicos. Esto significa que de las 153 mil personas que asisten a estos espacios, apenas 38 mil acceden a una alimentación adecuada. La malnutrición se extiende como una sombra sobre la infancia cordobesa, condenando a los niños a un futuro de enfermedades y dificultades en el aprendizaje.
El estudio revela que la ausencia de proteínas, vitaminas y minerales esenciales en la dieta de estos niños es alarmante. No se trata solo de cantidad, sino también de calidad. La falta de acceso a alimentos nutritivos está truncando el desarrollo de toda una generación.
Voces desde el territorio: la lucha diaria contra el hambre
Para dimensionar la magnitud de esta crisis, es fundamental escuchar a quienes están en la primera línea de batalla: los referentes de los comedores comunitarios. Ellos son testigos del hambre, la desesperación y la impotencia de las familias que luchan por sobrevivir.
Mónica Capdevila, del comedor “Abracito del Alma” de la Cooperativa San Jorge, describe con angustia cómo la escasez de recursos y el aumento de la demanda han impactado en su trabajo. El comedor se ha visto obligado a reducir sus servicios drásticamente, dejando a muchas familias sin la ayuda que necesitan.
Sandra Sánchez, del comedor “Caritas Lilas” de Malvinas Argentinas, relata cómo deben subsistir sin apoyo nacional y con escasa colaboración provincial. A pesar de las dificultades, siguen brindando una mano a los que menos tienen, pero la solidaridad no es suficiente para paliar la emergencia alimentaria. “Hay muchas familias que no pueden llegar a fin de mes y no tienen ni dos platos de comida en el día”, lamenta Sánchez.
Historias de vida: el rostro del hambre
Conocer las historias de vida de los niños afectados por la crisis alimentaria permite comprender la magnitud del problema. Cada uno de ellos tiene sueños y aspiraciones, pero el hambre y la desnutrición están robándoles la oportunidad de un futuro mejor. (Aquí se incluirían testimonios reales de familias afectadas).
¿Quién se hace cargo de esta tragedia?
Ante esta cruda realidad, la pregunta que resuena es: ¿quién se hace cargo? El gobierno nacional, provincial y municipal parecen priorizar el ajuste fiscal por encima de la alimentación de los más vulnerables. Los programas sociales se reducen, los alimentos escasean y la burocracia dificulta el acceso a la ayuda.
Es hora de exigir respuestas y soluciones concretas. Los gobernantes deben dejar de lado los discursos y ponerse manos a la obra para revertir esta situación. No podemos permitir que la crisis alimentaria siga avanzando, robando la infancia y el futuro de miles de cordobeses. La alimentación es un derecho humano fundamental y es responsabilidad del Estado garantizarlo.
Soluciones a largo plazo: construir un futuro con oportunidades
Si bien la asistencia alimentaria es fundamental para paliar la emergencia, no es suficiente para solucionar el problema de raíz. Es necesario abordar las causas estructurales de la pobreza y la desigualdad, creando oportunidades de empleo, promoviendo la educación y fortaleciendo las redes de contención social.
- Invertir en políticas públicas que fomenten la producción local de alimentos, apoyen a los pequeños productores y garanticen precios justos.
- Promover la formación profesional y la capacitación laboral, para que las familias puedan acceder a empleos dignos y mejorar sus ingresos.
- Fortalecer el sistema educativo, para que todos los niños y niñas tengan acceso a una educación de calidad que les permita desarrollar su potencial.
Un llamado a la acción: la solidaridad como motor de cambio
La crisis alimentaria en Córdoba es un llamado a la acción. Es un desafío que nos interpela como sociedad y nos exige compromiso y solidaridad. No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras miles de niños y niñas sufren las consecuencias del hambre y la desnutrición.
Es hora de levantar la voz, exigir respuestas y construir un futuro donde la alimentación sea un derecho garantizado para todos. Dona ahora, sé voluntario, firma la petición. Juntos podemos hacer la diferencia.
La pregunta que debemos hacernos es: ¿qué estamos dispuestos a hacer para cambiar esta realidad? La respuesta está en nuestras manos. Es hora de actuar.