Córdoba está en llamas. O al menos, así lo pinta la prensa amarillista, ávida de escándalos y disputas políticas. Y en este panorama explosivo, el enfrentamiento entre el intendente Daniel Passerini y el gremio de municipales SUOEM es la comidilla del día. ¿Será una simple pelea gremial o una batalla por el poder que definirá el futuro político de la provincia?
Passerini vs. Daniele: La guerra está declarada
La tregua impuesta por la conciliación obligatoria es solo un parche sobre una herida profunda. El intendente Passerini, siguiendo los pasos de su antecesor Llaryora, se prepara para la batalla campal. Desde el Palacio 6 de Julio, suenan declaraciones incendiarias: los delegados del SUOEM “no trabajan”, aseguran, una acusación grave que promete encender aún más los ánimos.
Del otro lado del ring, Rubén Daniele, el experimentado jefe del SUOEM, no se queda atrás. Con la acidez característica de un viejo lobo de la política, responde con ironía y amenaza: “Passerini se hace el zonzo… Si quiere guerra, tendrá guerra.” La eliminación de la séptima hora, una medida impulsada en su momento por Llaryora con la colaboración de Passerini, es la espina clavada que inflama la herida.
Las acusaciones vuelan como dardos envenenados. Daniele critica el “excesivo” número de cargos políticos en la municipalidad, mientras desde el SUOEM se habla de contratos con empresas privadas que, si se hacen públicos, podrían desatar un verdadero escándalo. La mecha está encendida, y el olor a pólvora ya llena el ambiente político cordobés.
Más allá del ring: alianzas y fracturas en el tablero político
La pelea entre Passerini y Daniele no es un hecho aislado. Refleja las profundas grietas que atraviesan el panorama político cordobés. La ruptura entre Luis Juez y Juan Pablo Quinteros, otrora aliados inseparables, es otro ejemplo de las tensiones internas que agitan la escena. Las ambiciones políticas y las nuevas alianzas, al parecer, superan cualquier lealtad personal o ideológica.
La aparición de Sergio Massa en el escenario provincial, con la apertura de un local partidario en San Francisco, también nos da cuenta del movimiento incesante del tablero político. El massismo cordobés busca pescar en aguas revueltas, tentando a peronistas desilusionados y a delasotistas que se distancian de Llaryora. La escena política está en un ebullición constante. ¿Dónde se ubicará cada pieza del tablero en 2027?
Incluso dentro del peronismo llaryorista se ven movimientos individuales, como el caso de Nicolás Piloni, concejal que busca destacar su labor en Adec y construye un perfil independiente, aunque cercano a Passerini. La ambición política personal también juega un papel determinante en el ajedrez cordobés.
El futuro incierto de Córdoba
La conciliación obligatoria puede dar una tregua, pero no silencia la tensión política. La pelea entre Passerini y el SUOEM es una batalla por el poder en Córdoba, una muestra clara de las profundas fracturas existentes en la escena política. La puja por el control del municipio y la disputa por el voto de sectores populares se perfila para generar un conflicto de larga duración.
Lo cierto es que el futuro de Córdoba se vislumbra turbio y tenso, a menos que los actores políticos decidan apostar por el diálogo en vez del enfrentamiento. Pero considerando la atmósfera explosiva, esa parece una opción cada vez más lejana.
Este es solo un capítulo más de la larga saga política cordobesa, un capítulo lleno de tensión, traición y ambición desenfrenada. Amarillazo Pérez no se cansará de seguir cubriendo este emocionante culebrón político.