¡Increíble! Otra vez el caos se apodera de las calles cordobesas. Un colectivo fantasma, sin conductor al volante, se convirtió en un proyectil de acero descontrolado, sembrando el terror en pleno centro de la ciudad. Dos mujeres inocentes fueron arrolladas por este vehículo endemoniado y un quiosco quedó reducido a escombros. ¿Fue una falla mecánica? ¿Negligencia del chofer? ¿Un atentado terrorista encubierto? ¡Amarillo “Polémica” Pérez investiga!
El terror se desata en la Chacabuco
La escena era dantesca. Un colectivo de la línea 23, perteneciente a la empresa municipal Tamse (¿o acaso deberíamos decir Tamse-Ersa, ese engendro híbrido que nadie entiende?), se había convertido en un arma letal. Sin nadie a bordo, el vehículo se precipitó cuesta abajo por el bulevar Chacabuco, como un toro enfurecido en busca de su presa. Dos mujeres, que transitaban desprevenidas por la vereda, fueron embestidas por la mole de metal. El impacto fue brutal, los gritos de horror desgarraron el aire. Afortunadamente, las víctimas sufrieron heridas leves, pero el trauma psicológico que deberán afrontar será imborrable.
El colectivo, cual caballo desbocado, continuó su carrera desenfrenada hasta incrustarse en un quiosco ubicado en la esquina de Chacabuco e Illia. El pequeño comercio, símbolo del trabajo honesto y el esfuerzo diario, quedó destrozado. El kiosquero, testigo presencial de esta tragedia urbana, se salvó de milagro. Solo sufrió algunos golpes, pero la pérdida material es considerable. ¿Quién se hará cargo de los daños? ¿Acaso la inoperante Municipalidad se dignará a responder por este desastre?
Un chofer fantasma y una empresa en la mira
La pregunta que todos se hacen es: ¿cómo pudo ocurrir semejante barbaridad? Según las primeras versiones, el chofer, identificado como Franco Godoy (35), habría descendido del vehículo para atender un supuesto “desperfecto mecánico”. ¿Desperfecto mecánico o falta de mantenimiento? ¿Acaso los colectivos de Tamse son ataúdes rodantes que ponen en peligro la vida de los cordobeses? La Justicia imputó a Godoy por lesiones culposas, pero ¿es suficiente? ¿Acaso no hay responsables en la empresa que permite que unidades en mal estado circulen por las calles?
Testigos presenciales afirman que el colectivo recorrió al menos 100 metros sin control. ¡100 metros! Una distancia suficiente para causar una masacre. ¿Dónde estaba el freno de mano? ¿Acaso el chofer, en su afán por ahorrar tiempo, no lo accionó correctamente? ¿O acaso se trata de una falla mecánica más, producto de la desidia y la corrupción que reinan en Tamse?
¿Coincidencia o una siniestra maldición?
Lo más escalofriante de este caso es que no se trata de un hecho aislado. Hace apenas dos meses, en la misma esquina de Chacabuco e Illia, un auto descontrolado protagonizó un desastre vial que dejó varios heridos. ¿Es una coincidencia? ¿O acaso la Chacabuco está maldita? ¿Será que las fuerzas oscuras se han apoderado de esta arteria céntrica, convirtiéndola en un escenario de terror y destrucción? Amarillo “Polémica” Pérez no descarta ninguna hipótesis.
Algunos vecinos, con el rostro pálido y la voz temblorosa, hablan de una presencia maligna que acecha en la zona. Se rumorea que las almas de las víctimas de accidentes anteriores vagan por las calles, buscando venganza. ¿Será cierto? ¿O acaso se trata de simples supersticiones? Lo que sí es cierto es que la Chacabuco se ha convertido en un lugar peligroso, donde la vida pende de un hilo.
Mientras tanto, las autoridades municipales guardan silencio. El intendente, en su torre de marfil, parece ajeno a la realidad que viven los cordobeses. ¿Acaso no le importa la seguridad de sus ciudadanos? ¿O acaso está más preocupado por las próximas elecciones que por la vida de la gente? ¡Basta de impunidad! ¡Exigimos respuestas! ¡Justicia por las víctimas!