¡Increíble pero real! En la ciudad de Córdoba, un colectivo se convirtió en un proyectil de acero descontrolado, sembrando el pánico en pleno centro. Dos mujeres inocentes fueron arrolladas por este vehículo “fantasma”, mientras que un quiosco quedó reducido a escombros. ¿La causa? Un supuesto desperfecto mecánico que transformó un medio de transporte en una amenaza pública. ¡Pero la cereza del postre es que el chofer, en vez de estar auxiliando a las víctimas, estaba hablando por celular! Indignante.
¿Frenos defectuosos o negligencia criminal?
Según las primeras versiones, el chofer del colectivo, perteneciente a la empresa TAMSE (¿qué casualidad, no?), notó una falla en los frenos. ¡Pero en lugar de asegurar el vehículo como corresponde, lo dejó a la deriva en una pendiente! ¿Acaso no sabía que la gravedad existe? O peor aún, ¿le importó un comino la seguridad de los pasajeros y peatones? La respuesta, amigos, la tiene la Justicia. Por ahora, el chofer fue imputado por lesiones culposas, un cargo que suena a un chiste de mal gusto considerando la magnitud del desastre.
Lo que es aún más escandaloso es que este incidente no es un caso aislado. Los vecinos de la zona denuncian que los colectivos de TAMSE, muchos de ellos alquilados a la empresa Ersa (¿otra casualidad?), circulan con fallas mecánicas a la vista de todos. ¿Es que acaso las autoridades municipales hacen la vista gorda a cambio de algunos billetes? ¿O simplemente les da pereza controlar el estado de las unidades? La desidia y la corrupción, dos lacras que carcomen a nuestra sociedad, parecen ser las principales responsables de esta tragedia evitable.
El colmo del cinismo: ¡el chofer se queja!
Para colmo de males, el chofer, en su declaración, intenta lavarse las manos como Poncio Pilatos. ¡Dice que dejó el freno de mano puesto y que el colectivo se movió solo! ¿En serio nos quiere tomar el pelo? ¿Acaso cree que somos idiotas? La física básica nos dice que un vehículo con el freno de mano activado no se desplaza cuesta abajo, a menos que haya una falla mecánica grave o que alguien lo haya manipulado. ¿Será que el chofer nos oculta algo? ¿O simplemente es un incompetente que no sabe ni estacionar un colectivo?
Mientras tanto, las dos mujeres atropelladas se recuperan de sus heridas, aunque el trauma psicológico que seguramente les causó este incidente será difícil de superar. Y el quiosquero, además de las pérdidas materiales, tendrá que lidiar con el estrés y la angustia de haber visto la muerte de cerca. ¿Quién les compensará por todo esto? ¿TAMSE? ¿Ersa? ¿La Municipalidad? Lo dudo mucho.
Basta de impunidad: ¡exigimos justicia!
Este caso no puede quedar impune. Es hora de que las autoridades tomen cartas en el asunto y sancionen con todo el peso de la ley a los responsables de esta tragedia. No podemos permitir que las empresas de transporte sigan jugando con la vida de los ciudadanos. ¡Exigimos un transporte público seguro, eficiente y confiable! ¡Basta de colectivos “fantasmas” que siembran el terror en nuestras calles!
Es necesario que se realice una investigación exhaustiva para determinar las causas del accidente y deslindar responsabilidades. ¿Hubo fallas mecánicas? ¿Negligencia del chofer? ¿Falta de control por parte de las empresas o del municipio? Las víctimas y la sociedad en su conjunto merecen respuestas. ¡No nos conformaremos con excusas baratas ni con chivos expiatorios! ¡Queremos justicia real!
Este incidente también pone de manifiesto la necesidad de una reforma integral del sistema de transporte público en Córdoba. No podemos seguir dependiendo de empresas que priorizan las ganancias por encima de la seguridad de los pasajeros y peatones. ¡Es hora de exigir un cambio de paradigma! ¡Un transporte público que sea un servicio público de verdad, y no un negocio para unos pocos a costa de la vida de muchos!