Tras más de una década de brutal guerra civil, el régimen de Bashar al-Assad en Siria ha colapsado. Los rebeldes han tomado el control de Damasco, la capital, forzando la huida de Assad y su familia. Este dramático giro en el conflicto sirio ha generado una cascada de consecuencias, incluyendo la decisión de Israel de asegurar la zona desmilitarizada de los Altos del Golán. La comunidad internacional observa con atención el desarrollo de los acontecimientos, mientras Siria se enfrenta a un futuro incierto y la región a un nuevo equilibrio de poder.
La Caída de Damasco: El Fin de una Era
El avance rebelde culminó con la toma de Damasco el domingo, marcando el fin del régimen de Assad tras casi 54 años de gobierno familiar. La velocidad del colapso sorprendió a muchos, ya que las fuerzas gubernamentales se desmoronaron rápidamente ante la ofensiva de los insurgentes, liderados por Hayat Tahrir al-Sham (HTS), un grupo con orígenes en Al Qaeda.
La caída de Damasco fue precedida por la toma de otras ciudades clave como Alepo, Hama y Homs. La pérdida de Homs, en particular, fue un punto de inflexión, ya que permitió a los rebeldes cortar la principal ruta de suministro entre Damasco y la costa, aislando al régimen y abriendo el camino hacia la capital.
A medida que los rebeldes avanzaban, el primer ministro sirio, Mohammed Ghazi Jalali, anunció la disposición del gobierno a entregar el poder a un gobierno de transición. El paradero de Assad permanece desconocido, aunque se rumorea que huyó a Rusia junto con su familia.
Israel Toma el Control del Golán: Un Movimiento Estratégico
En respuesta al colapso del régimen sirio y a los supuestos ataques contra las fuerzas de la ONU en la zona desmilitarizada de los Altos del Golán, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, declaró el fin del Acuerdo de Separación de 1974 con Siria y ordenó el despliegue de tropas israelíes en la región.
Netanyahu justificó la medida como necesaria para proteger la frontera israelí. El ejército israelí confirmó el despliegue en la zona de amortiguación y otras áreas estratégicas para garantizar la seguridad de las comunidades en los Altos del Golán.
La decisión de Israel añade otra capa de complejidad a la ya volátil situación en Siria. El Golán, un territorio estratégico con importantes recursos hídricos, ha sido objeto de disputa entre Siria e Israel durante décadas. La anexión de facto por parte de Israel en 1981 no ha sido reconocida por la comunidad internacional.
Aunque Israel ha afirmado que su intervención no busca involucrarse en el conflicto interno sirio, la presencia militar en el Golán podría tener implicaciones significativas para el futuro de la región. La posibilidad de un enfrentamiento directo con las fuerzas rebeldes o con otros actores regionales no puede ser descartada.
El Futuro de Siria: Incertidumbre y Desafíos
La caída de Assad deja a Siria en una encrucijada. El país está fragmentado, con el noroeste bajo control rebelde, el noreste en manos de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), una milicia principalmente kurda, y el resto del territorio en disputa. La formación de un gobierno de transición y la posibilidad de una nueva guerra civil son escenarios plausibles.
El rol de HTS, un grupo con un pasado ligado al terrorismo, en la Siria post-Assad es una de las principales preocupaciones. A pesar de sus intentos por moderar su imagen, la comunidad internacional desconfía de sus intenciones. La posibilidad de que Siria se convierta en un refugio para extremistas islámicos es una amenaza real.
La reconstrucción de Siria tras años de guerra será una tarea monumental. Millones de personas han sido desplazadas, la infraestructura está destruida y la economía está en ruinas. La ayuda internacional será crucial, pero la inestabilidad política y la presencia de grupos armados dificultarán la tarea.
Las implicaciones regionales del colapso del régimen sirio son profundas. El equilibrio de poder en Oriente Medio se ha alterado, y la influencia de Irán y Rusia en la región podría verse afectada. La comunidad internacional, incluyendo las Naciones Unidas, busca una solución política al conflicto, pero la complejidad de la situación y los intereses divergentes de los actores involucrados hacen que un acuerdo de paz sea difícil de alcanzar.