El femicidio de Sofía Delgado, ocurrido en San Lorenzo, Santa Fe, ha conmocionado al país. Las pruebas presentadas durante la audiencia imputativa revelan un caso escalofriante, con indicios que apuntan a un ritual satánico y una planificación macabra. La investigación, liderada por el fiscal Carlos Ortigoza, se basa en el análisis exhaustivo de los chats encontrados en los celulares de los imputados.
El hallazgo clave: los chats
El material central de la investigación reside en conversaciones grupales encontradas en los celulares de los acusados. Estas revelan una conversación entre tres hombres, quienes planificaron el asesinato con detalles horripilantes. En ellas, se identificó a Sofía Delgado como víctima y se discutió el proceso para llevar a cabo el crimen, lo que sugiere una planificación premeditada y concertada.
En los mensajes, los acusados se refirieron a la muerte de Sofía como un “sacrificio”, reforzando la teoría de un posible ritual satánico. A su vez, se descubrieron en el chat imágenes de mujeres amordazadas y desnudas, mostrando una clara predisposición a la violencia sexual y la sumisión.
Detalles del crimen
Sofía Delgado desapareció el 30 de octubre en San Lorenzo, Santa Fe. Dos semanas después, su cuerpo fue hallado en una zanja, ubicado a 25 kilómetros del lugar del crimen, en Ricardone. El cuerpo estaba envuelto en aislante térmico, lo que evidencia un intento deliberado de ocultar el cadáver y dificultar su hallazgo. Este hecho indica que el lugar donde se cometió el asesinato no fue elegido al azar, sino que se planificó previamente para asegurarse la impunidad.
Las autoridades han establecido que Sofía fue captada, trasladada, sometida y abusada sexualmente antes de ser asesinada. El fiscal Ortigoza confirmó que los imputados eligieron a Sofía, creyendo que “nadie la iba a reclamar” debido a su complicada situación familiar.
Los imputados y su situación legal
Tres hombres, Alejandro Bevilacqua, Eduardo “Pata” Mordini y Brian Baumann, fueron imputados por “homicidio calificado, por premeditación y por tratarse la víctima de una mujer mediando violencia de género”. Además, dos mujeres, Miranda Leguizamón y Natalia Palavecino, enfrentan cargos de encubrimiento agravado. La fiscalía considera que Bevilacqua aprovechó una relación preexistente con la víctima para llevar a cabo el crimen, aunque las investigaciones indican que la última comunicación de Sofía fue con Lázaro Romero, su pareja actual, quien ha sido descartado como responsable del asesinato.
El fiscal Ortigoza se ha referido a la muerte de Sofía como “un sacrificio” en el marco de un posible ritual. Los celulares de los implicados no solo contenían conversaciones que detallaban el plan del asesinato, sino también búsquedas en internet sobre “cómo matar y esconder a una persona”. Se encontraron además, links a páginas pornográficas con contenido de violencia sexual.
Las pruebas digitales como evidencia crucial
Las evidencias digitales se muestran como elementos esenciales en la investigación. Los chats entre los acusados dejan en evidencia la planificación y el móvil del crimen. Los mensajes reflejan la crueldad y frialdad con la que se planificó la muerte de Sofía, además de mostrar una obsesión por la violencia sexual. Las búsquedas en Google sobre cómo asesinar y esconder un cuerpo, realizadas por al menos uno de los acusados, refuerzan la hipótesis de premeditación.
En esta línea, también se encontraron imágenes explícitas de violencia sexual. Este elemento se suma a las sospechas de que el crimen se realizó en el marco de un ritual satánico. Es importante resaltar la importancia de este tipo de evidencia en la construcción de la acusación, demostrando una planificación previa, así como la premeditación en el asesinato.
El contexto y la vulnerabilidad de la víctima
Según trascendió en los medios, Sofía Delgado se encontraba en una situación vulnerable en los momentos previos al crimen. Se ha señalado que tenía una orden de restricción impuesta por su madre, lo que habría limitado su apoyo familiar en este momento de crisis. Esta información, a pesar de no modificar la naturaleza criminal del asesinato, aporta una perspectiva adicional sobre las circunstancias que rodearon el hecho.
Además, aunque aún falta clarificar del todo la vinculación, se sabe que se encontró una relación previa entre Sofía y uno de los agresores. Esta relación previa, aunque en principio podría parecer esporádica, podría ayudar a dilucidar cómo se contactó a Sofía antes del secuestro. Este dato es relevante para poder determinar los factores que pudieron haber incidido en la vulnerabilidad de la víctima en este caso.
Perspectivas futuras y el desafío de la justicia
El caso de Sofía Delgado representa un desafío para la justicia, obligando a profundizar en las nuevas modalidades de violencia basadas en género, que incorporan las nuevas tecnologías y elementos del crimen organizado. La investigación debe continuar, buscando desentrañar todos los detalles para poder dar con el móvil exacto del crimen, que aún presenta ambigüedades.
Es fundamental que se investigue la posible vinculación del crimen con prácticas de índole satánico, pues hay elementos que refuerzan dicha hipótesis. La evidencia digital disponible será vital para confirmar o descartar esta línea de investigación, la cual resultaría central para una adecuada aplicación de justicia, considerando que estaríamos frente a un fenómeno sumamente particular.
El resultado de este caso determinará, en gran parte, el futuro de las investigaciones sobre crímenes cometidos utilizando este tipo de nuevas modalidades criminales. Se espera que el caso sirva como precedente para la creación de mejores estrategias de prevención, así como para el avance en las legislaciones para poder condenar los delitos con mayor efectividad.