Ocho años de silencio, ocho años de incertidumbre. La desaparición de Viviana Luna, un caso que conmocionó a la provincia de Mendoza en 2016, sigue sin resolverse. A pesar de los esfuerzos de su familia, la justicia parece haber llegado a un punto muerto, dejando a sus seres queridos con una herida abierta que el tiempo no ha podido sanar. Hoy, el clamor por justicia resuena con más fuerza que nunca, impulsado por la esperanza que traen nuevas pistas que, lamentablemente, no han recibido la atención que merecen por parte de las autoridades.
Un grito desesperado por justicia
Matías Luna, hijo de Viviana, ha alzado la voz en reiteradas ocasiones, buscando respuestas que la justicia parece no tener. En una reciente entrevista radial, Matías reveló que existen nuevos datos que podrían arrojar luz sobre la desaparición de su madre, información crucial que podría cambiar el rumbo de la investigación. Sin embargo, la fiscalía no ha mostrado interés en seguir estas nuevas pistas, sumiendo a la familia en una profunda frustración y desesperanza.
“Hemos aportado información que modifica sustancialmente la línea de tiempo de los hechos, cambiando el último lugar y la hora en que se vio a mi madre”, declaró Matías con visible angustia. “Pero la fiscalía no ha citado a declarar a las personas involucradas en estos nuevos datos. Es como si no quisieran avanzar, como si el caso de mi madre ya no importara”. La falta de respuesta por parte de las autoridades es un golpe devastador para la familia, que ve cómo la esperanza se desvanece con cada día que pasa sin avances en la investigación.
El silencio de la justicia no solo es una afrenta a la familia Luna, sino a toda la sociedad mendocina. La impunidad en casos como este genera un peligroso precedente, permitiendo que otros crímenes queden sin resolver y que la violencia contra las mujeres continúe en la sombra. Es hora de que las autoridades asuman su responsabilidad y brinden las respuestas que la familia y la sociedad merecen. No podemos permitir que el caso de Viviana Luna se convierta en un número más en la estadística de la violencia de género.
Cronología de una desaparición
El 7 de diciembre de 2016, Viviana Luna salió de su hogar en Potrerillos rumbo a una entrevista de trabajo. Esa fue la última vez que se la vio con vida. Las primeras hipótesis apuntaban a un posible suicidio, debido al hallazgo de cartas de despedida. Sin embargo, la falta de un cuerpo y la posterior actividad en su cuenta de Facebook un año después de su desaparición, sembraron dudas y abrieron nuevas líneas de investigación que nunca se profundizaron.
Los años transcurridos han sido un calvario para la familia, que ha organizado marchas, difundido su foto por todas partes y tocado innumerables puertas en busca de justicia. La recompensa de más de $3 millones ofrecida por la justicia no ha dado resultados, y la incertidumbre sobre el paradero de Viviana se ha convertido en una carga insoportable para sus seres queridos. La falta de avances en la investigación ha generado una profunda desconfianza en el sistema judicial, dejando a la familia con la sensación de abandono y desamparo.
¿Qué pasó con Viviana Luna?
A ocho años de la desaparición de Viviana, la pregunta sigue sin respuesta. Las nuevas pistas presentadas por su hijo podrían ser la clave para destrabar el caso, pero requieren de la voluntad de la justicia para ser investigadas a fondo. La justicia tiene la obligación de escuchar el clamor de la familia Luna y de la sociedad, reabrir la investigación con la urgencia que el caso amerita y dar con el paradero de Viviana. No se puede permitir que la impunidad se imponga una vez más.
Es hora de que la justicia actúe. Es hora de que Viviana Luna tenga justicia. Es hora de que su familia encuentre la paz que tanto merece.
Si usted tiene alguna información sobre el caso, por favor comuníquese con el 911. Cualquier dato, por pequeño que sea, puede ser crucial para resolver este caso y brindar justicia a Viviana y su familia.