El caso de María Cash, la joven diseñadora desaparecida en julio de 2011 en Salta, ha dado un giro inesperado tras 13 años de incertidumbre. La detención de Héctor Romero, el camionero que fue la última persona en verla con vida, ha reavivado la esperanza de encontrar justicia y verdad para María y su familia. La decisión judicial se basó en nuevas pruebas y testimonios, pero también en una llamada anónima recibida por la familia Cash hace una década, que ya señalaba a Romero como principal sospechoso. Este artículo analiza los detalles del caso, la importancia de la llamada anónima y el complejo camino hacia la verdad en uno de los casos más conmovedores de la Argentina.
Una llamada desde las sombras: la pista ignorada durante una década
En 2013, dos años después de la desaparición de María, una mujer anónima contactó a la familia Cash. Con voz temblorosa, pero con una seguridad escalofriante, la mujer aseguró que Héctor Romero era el responsable de la desaparición de María y que su cuerpo había sido arrojado al dique El Tunal, en Salta. Esta información, que podría haber sido crucial en la investigación, fue aparentemente desestimada por las autoridades en ese momento. Se realizaron algunas búsquedas en el dique, pero sin resultados concluyentes. La llamada quedó archivada, como un eco perdido en el laberinto de la investigación.
Diez años después, con la causa prácticamente estancada, el fiscal Eduardo Villalba decidió revisar exhaustivamente el expediente. La llamada anónima, junto con otras inconsistencias en las declaraciones de Romero a lo largo de los años, adquirió una nueva dimensión. El camionero había modificado su versión de los hechos en varias ocasiones, generando dudas sobre su veracidad. Además, el testimonio de su hermano, David Romero, quien insinuó la culpabilidad de Héctor con la frase “si mi hermano se había mandado una macana, que se haga cargo”, terminó de inclinar la balanza hacia la detención.
Las contradicciones de Romero: un relato que se desmorona
Héctor Romero, quien siempre sostuvo haber llevado a María Cash un tramo corto en su camión y luego haberla dejado en la ruta, no pudo sostener su coartada frente a las nuevas evidencias. Las inconsistencias en sus relatos sobre el lugar donde dejó a María, las diferencias en los tiempos de sus viajes según los registros telefónicos, y el silencio cómplice de su entorno familiar crearon una red de sospechas que la justicia no pudo ignorar.
Un análisis exhaustivo de las antenas de telefonía celular reveló que el día de la desaparición de María, Romero realizó un viaje a Joaquín V. González que no coincidía con sus declaraciones iniciales. Intentó justificar las discrepancias alegando desperfectos mecánicos en su camión, pero esta versión fue desmentida por compañeros de trabajo y por su propio hermano.
Acorralado por las pruebas, Romero se refugió en la negación, repitiendo una y otra vez su inocencia sin ofrecer explicaciones convincentes. Su silencio y sus contradicciones se convirtieron en la principal evidencia en su contra. Finalmente, la jueza federal Mariela Giménez dictó la prisión preventiva para Romero, acusado de homicidio calificado por alevosía.
La lucha incansable de la familia Cash: 13 años buscando justicia
Durante 13 años, la familia Cash ha recorrido un doloroso camino en busca de verdad y justicia para María. Su lucha incansable, su perseverancia frente a la adversidad y su negativa a aceptar la derrota han sido un ejemplo de coraje y amor. La detención de Romero, aunque no trae de vuelta a María, representa un paso fundamental en la búsqueda de justicia.
Máximo Cash, hermano de María, ha sido la voz cantante de la familia en la exigencia de una investigación exhaustiva. Su tenacidad y su compromiso con la memoria de su hermana han sido claves para mantener vivo el caso en la opinión pública y para presionar a las autoridades a no abandonar la búsqueda de la verdad.
El caso María Cash es un recordatorio de la importancia de la perseverancia en la lucha contra la impunidad y de la necesidad de que las autoridades judiciales escuchen y actúen frente a las denuncias de los familiares de las víctimas. La llamada anónima, ignorada durante una década, finalmente se convirtió en una pieza clave para destrabar la investigación y llevar al principal sospechoso ante la justicia.
La detención de Romero abre un nuevo capítulo en el caso. Ahora, la justicia deberá determinar si el camionero actuó solo o si hubo cómplices en la desaparición y muerte de María Cash. El camino hacia la verdad aún es largo, pero la esperanza de justicia se ha reavivado gracias a la tenacidad de una familia que nunca se rindió.