El juicio por el doble parricidio de Vicente López llegó a su etapa final con los alegatos de la Fiscalía, la querella y la defensa. Martín Del Río, acusado del crimen de sus padres, escuchó los argumentos en su contra y la férrea defensa de su inocencia por parte de sus abogados. La tensión se palpa en la sala mientras el jurado popular se prepara para deliberar y emitir un veredicto que definirá el futuro del imputado.
La Fiscalía y la querella: Un caso cerrado
La Fiscalía, representada por Marcela Semeria, Alejandro Musso y Gastón Larramendi, presentó un alegato contundente, desgranando las pruebas que, según su perspectiva, incriminan a Martín Del Río de manera irrefutable. Se reconstruyó la línea de tiempo del día del crimen, se presentaron las inconsistencias en las declaraciones del acusado y se hizo hincapié en el testimonio de la empleada doméstica, Ninfa “Nina” Aquino, quien encontró los cuerpos y cuya descripción de la reacción de Del Río al enterarse de la noticia fue clave para la acusación. El robo del DVR del sistema de seguridad de la casa, la supuesta frialdad del acusado y su conocimiento previo del lugar donde se encontraba el dispositivo fueron presentados como indicios de su culpabilidad.
Los fiscales también se refirieron al análisis biométrico realizado por un ex jefe de la Policía Bonaerense que identificó a Del Río como el “hombre caminante” captado por las cámaras de seguridad cerca de la escena del crimen. Las pruebas, según la fiscalía, demuestran que Del Río actuó con alevosía, premeditación y con el objetivo de encubrir el desfalco económico que había realizado a sus padres. El móvil del crimen, según la acusación, sería económico, vinculado a una deuda millonaria y a la inminente mudanza de los padres que habría dejado al descubierto las maniobras fraudulentas del hijo.
La querella, que representa al hermano del acusado, Diego Del Rio, se sumó a la solicitud de culpabilidad. Félix Linfante, abogado de Diego, describió al imputado como un manipulador que engañó a todos, incluyendo a su propia familia. Para la querella, la evidencia es abrumadora y no deja lugar a dudas sobre la autoría del crimen. La insistencia de Martín Del Río en su inocencia fue calificada como una estrategia desesperada ante la contundencia de las pruebas presentadas.
La defensa: La duda razonable y la falta de pruebas concluyentes
La defensa, a cargo de Mónica Chirivín y Gastón Salamón, centró su estrategia en la falta de pruebas concluyentes que ubiquen a Martín Del Río en la escena del crimen. Cuestionaron la validez del análisis biométrico, argumentando que no es una prueba científica irrefutable. Además, señalaron la ausencia de huellas dactilares o ADN del acusado en el interior del vehículo donde se encontraron los cuerpos, así como en la escena del crimen. La defensa insistió en que la Fiscalía no investigó otras líneas de investigación, enfocándose únicamente en Del Río y desestimando otras posibles hipótesis.
Los abogados defensores también criticaron el accionar de la Fiscalía, acusándola de ocultar pruebas y de construir un caso basado en supuestos y conjeturas. Hicieron referencia a la teoría de un “grupo comando” presentada por el acusado, sugiriendo que la investigación no exploró a fondo esta posibilidad. La defensa argumentó que existen “más dudas que certezas” en el caso y que el jurado debe absolver a Del Río por el principio de “in dubio pro reo”, es decir, en caso de duda, a favor del acusado.
Un punto crucial en la argumentación de la defensa fue la declaración de “Nina” Aquino. Si bien reconocieron la importancia de su testimonio, pusieron en duda su fiabilidad debido al shock emocional que experimentaba tras encontrar los cuerpos sin vida de sus empleadores. La defensa sugirió que la interpretación de la Fiscalía sobre la reacción de Del Río podría ser subjetiva y no necesariamente indicativa de culpabilidad. Además, se hizo hincapié en la vulnerabilidad de Aquino, una mujer mayor que fue injustamente acusada en un primer momento, lo que podría haberla condicionado a la hora de declarar.
Del Río: “Soy completamente inocente”
En sus últimas palabras ante el jurado, Martín Del Río reiteró su inocencia: “Soy completamente inocente. Amo a mis padres, amo a mis hijos, los extraño muchísimo y todos los días rezo por ellos”. Visiblemente afectado, pidió a la Fiscalía que encuentre a los verdaderos culpables del asesinato de sus padres. Su declaración fue breve pero cargada de emotividad, buscando generar empatía con el jurado popular. La estrategia de la defensa, en este punto, fue apelar a la sensibilidad del jurado, presentando a Del Río como una víctima más de esta tragedia familiar.
El jurado popular, compuesto por seis hombres y seis mujeres, deberá ahora analizar las pruebas presentadas y determinar si Martín Del Río es culpable o inocente del doble parricidio. El veredicto se espera en los próximos días y marcará un hito en este caso que ha conmocionado a la sociedad argentina. La incertidumbre se mantiene mientras la justicia se prepara para dar su última palabra.