Nueva York, ciudad que late al ritmo de un millón de historias. Solía disfrutar de las citas en esta urbe, con tardes soleadas, aromas de Aperol Spritz y pasos sincronizados por las aceras. Sin embargo, mi experiencia ha derivado en un monótono y repetitivo festival al que, irónicamente, nunca he asistido: el Burning Man.
El Monólogo del Burning Man: ¿Una experiencia transformadora o un cliché de citas?
He sido testigo, en múltiples ocasiones, de cómo hombres utilizan su experiencia en Burning Man como tema principal en una cita. No me refiero a una mención pasajera o una pregunta inocente sobre la asistencia al evento. Hablo de extensos monólogos que, como un guión predecible, terminan invariablemente con la frase ‘Si no has ido, es que no lo entiendes’.
La última vez que ocurrió esto fue con un desarrollador de software de IA, guapo, encantador y con gran potencial. Pero apenas probé la pasta, su relato de 37 minutos (lo cronometré) sobre el Burning Man inició. Se jactaba de la inclusión del festival, ignorando el costo promedio de 5000 dólares, la dificultad de ausentarse por nueve días del trabajo, y sobre todo, el hecho de que el perfil del asistente típico es un hombre blanco y estadounidense de altos ingresos.
Más allá del Glamour: La Contradicción de la Sostenibilidad
El discurso usualmente transita al ‘principio’ de ‘no dejar huella’, un tema que, en mi opinión, resulta particularmente irónico. He conocido a varios hombres que glorifican esta premisa, olvidando por completo el impacto ambiental negativo del evento: la enorme cantidad de residuos, el uso excesivo de aviones privados y la quema de gas propano. Incluso, la tribu Paiute de Summit Lake, cuyos territorios ancestrales incluyen el Black Rock Desert, ha denunciado la contaminación que el festival genera.
Uno de los hombres con quienes tuve una cita admitió que el Burning Man no es una experiencia ambientalmente responsable, pero justificó el daño por la ‘singularidad y positividad’ del evento. Otro, que asistía al evento, apenas lo mencionaba al iniciar nuestra cita pero curiosamente, en su perfil, incluía muchas fotografías del mismo.
El Burning Man como Señal de Virtud y el Mito de la Inclusión
Estos monólogos transmiten una sensación de superioridad espiritual que carece de fundamento. El hecho de hablar sobre autodescubrimiento y responsabilidad social en el festival se presenta a menudo como una muestra de pertenencia a un club exclusivo y caro. Se trata de una experiencia social y no espiritual, que no siempre se relaciona con crecimiento personal.
Algunos utilizan el Burning Man como una forma de impresionar, presentándolo como una experiencia transformadora, ignorando los privilegios económicos que hace accesible esta ‘experiencia espiritual’. Al centrarse en el glamour y las anécdotas superficiales, se pierde la autenticidad y se esconde la profunda desigualdad que permea este evento.
Una Cita, Una Pizarra en Blanco
Una primera cita debería ser un espacio para el descubrimiento mutuo, un lienzo en blanco. En lugar de monólogos pre-escritos sobre eventos costosos y exclusivos, las conversaciones deberían girar en torno a temas auténticos. Hablar de películas, gustos personales o cualquier tema menos comercializado resulta mucho más atractivo.
En el mundo digital actual, donde las redes sociales pueden generar inseguridades, buscar significado en experiencias prefabricadas y superficiales como el Burning Man puede resultar tentador, especialmente para los más jóvenes. Sin embargo, el verdadero autodescubrimiento se encuentra en el diálogo abierto, en la diversidad de experiencias y en la humildad, no en la ostentación de una experiencia exclusiva.
Espero, sinceramente, que la próxima primera cita que tenga sea diferente, libre de discursos predecibles y llena de conversaciones auténticas.
Una primera cita es una pizarra en blanco. Elige el tema que quieras. Cualquier cosa que no sea una experiencia preempaquetada y mercantilizada.