Brasil, el gigante sudamericano, se encuentra en una encrucijada histórica. A dos años del regreso de Lula da Silva al poder, el país enfrenta una tormenta perfecta: un complot golpista desmantelado, una crisis económica que golpea fuerte y una democracia que se tambalea. La situación es compleja y las implicaciones, tanto para Brasil como para la región, son profundas.
El fantasma del golpismo
Un informe de 884 páginas de la Policía Federal brasileña reveló un plan escalofriante: el expresidente Jair Bolsonaro habría tenido “pleno conocimiento” y participación “directa” en un complot para asesinar a Lula, al vicepresidente Geraldo Alckmin y al juez Alexandre de Moraes, además de un intento de golpe de Estado a fines de 2022. “Puñal Verde y Amarillo”, así se llamó la operación que incluía militares de élite, armamento de guerra y agentes químicos. La justicia ha imputado a 37 personas, 25 de ellas militares.
Bolsonaro, inhabilitado para ejercer cargos públicos hasta 2030 por “abusos de poder”, se defiende alegando “persecución política”. Busca refugio en la figura de Donald Trump, cuyo regreso a la Casa Blanca ve como un presagio de su propio retorno al poder en 2026. “Trump ha vuelto, y eso es un signo de que nosotros también regresaremos”, declaró.
La economía en jaque
La crisis económica agrava la inestabilidad política. El real se devaluó un 20% frente al dólar en lo que va del año, alcanzando mínimos históricos. El ministro de Hacienda, Fernando Haddad, anunció un plan de recorte al gasto público que no convenció a los mercados, generando una ola de ventas de activos brasileños.
Las medidas de Haddad, que incluyen la limitación del ajuste anual del salario mínimo y una reforma impositiva, buscan ahorrar 70 billones de reales en dos años. Sin embargo, la incertidumbre sobre el cumplimiento de las reglas fiscales para contener la deuda pública alimenta la desconfianza.
Implicaciones para Argentina
La crisis brasileña impacta directamente en Argentina. La devaluación del real afecta la competitividad de las exportaciones argentinas y abarata el turismo en Brasil, ampliando el déficit comercial y turístico bilateral. Con un rojo de US $8.000 millones en la balanza turística en 2024, Argentina siente el golpe de la inestabilidad de su principal socio comercial.
El futuro de la democracia brasileña
Lula enfrenta el desafío de reconstruir la confianza en la democracia, fortalecer las instituciones y encauzar la economía. La polarización política, la desinformación y el descontento social son amenazas latentes. El futuro de Brasil es incierto, pero una cosa es clara: la salud de la democracia brasileña es crucial para toda la región.
La comunidad internacional observa con atención los acontecimientos en Brasil. La estabilidad del gigante sudamericano es fundamental para el equilibrio geopolítico de la región. El éxito o fracaso de Lula en la tarea de reconstruir la confianza y fortalecer la democracia tendrá un impacto significativo en América Latina y el mundo.