¡Papelón histórico! Boca Juniors, el gigante dormido del fútbol argentino, volvió a tropezar de la manera más estrepitosa. La derrota 4-3 contra Vélez Sarsfield en la semifinal de la Copa Argentina no solo fue una eliminación más, sino una muestra patética de indisciplina, falta de jerarquía y una gestión dirigencial que da vergüenza ajena. ¿Y encima Román sale a decir que el fútbol argentino es competitivo? ¡Que se vaya a vender humo a otro lado!
Advíncula, el villano favorito (otra vez)
Empecemos por lo obvio: Luis Advíncula, el jugador que parece tener un imán para las tarjetas rojas. Su expulsión infantil, producto de dos amarillas evitables, dejó a Boca con 10 hombres en un momento crucial del partido. No es la primera vez que el peruano nos hace esta gracia. ¿Se acuerdan de la roja contra Cruzeiro? Parece que Advíncula tiene un fetiche por arruinar las aspiraciones xeneizes en los momentos más importantes. Alguien que le explique que el fútbol se juega con la cabeza, no con los pies (y mucho menos con las manos).
Gago: un técnico sin estrella (y con mucha mala suerte)
Gago, el técnico que llegó con bombos y platillos, demostró una vez más que le falta mucho para estar a la altura de Boca. Su planteamiento inicial fue un desastre, y sus cambios… ¡peor aún! Delgado y Di Lollo, dos pibes que no deberían ni estar en el banco, entraron para hundir al equipo definitivamente. Si esto lo hacía Bianchi, Di Lollo salía gambeteando hasta el área rival y metía un golazo. Pero claro, Gago no es Bianchi ni por asomo. Este muchacho tiene la suerte del campeón… ¡al revés!
Riquelme y el club de amigos: una gestión para el olvido
Y llegamos al gran responsable de este desastre: Juan Román Riquelme. Su gestión como vicepresidente es un monumento a la improvisación y al amiguismo. Un plantel lleno de jugadores mediocres, refuerzos que dan risa y una política de ventas que parece una liquidación por cierre. ¿Bouzat haciendo dos goles en cinco minutos? ¡Justo el jugador que regalamos a Vélez! Román, ¿te acordás cuando decías que los buenos ganan la Libertadores? Parece que ahora con llegar a semifinales de la Copa Argentina te conformás.
- Plantel mediocre y desequilibrado.
- Refuerzos de bajo nivel.
- Pérdida de jugadores clave por malas decisiones.
- Falta de un proyecto deportivo claro.
Siete rojas en 15 partidos: la indisciplina como sello distintivo
No podemos olvidar el tema de la indisciplina. Siete rojas en 15 partidos decisivos. ¡Siete! Parece que a este equipo le gusta más jugar con uno menos. Rojo, Fabra, Lema, Advíncula (dos veces)… la lista es larga y vergonzosa. Con esa falta de control emocional, es imposible aspirar a algo grande. Boca se ha convertido en el hazmerreír del fútbol argentino. Y lo peor es que no hay indicios de que esto vaya a cambiar.
Conclusión: Boca está en crisis. Una crisis profunda que abarca todos los aspectos del club. Desde la gestión dirigencial hasta el temperamento de los jugadores, pasando por las decisiones del entrenador. Riquelme y compañía deben asumir su responsabilidad y tomar medidas drásticas si quieren evitar que este gigante siga hundiéndose en el ridículo. De lo contrario, prepárense para más papelones y más cargadas de los rivales. ¡Y con razón!