La cumbre del G20 en Río de Janeiro se convirtió en un escenario estratégico para Joe Biden, quien, en la sombra de la inminente vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca, desplegó una estrategia geopolítica multifacética. Sus acciones apuntaron a desafiar a Vladimir Putin, tranquilizar a China y contrarrestar la influencia percibida de un Trump que muchos líderes anticipan como más proclive a concesiones con Moscú.
El Desafío a Putin: Misiles y un Mensaje Directo
La autorización de Estados Unidos para que Ucrania utilice misiles de largo alcance, un paso significativo en el apoyo militar a Kiev, se erigió como la pieza clave de la estrategia de Biden. Este movimiento, ejecutado poco antes de su llegada a Río, no solo sirve como una poderosa respuesta a los recientes ataques intensificados de Rusia contra territorio ucraniano, sino que también representa un desafío directo a Putin. Se envía un claro mensaje: a pesar de la expectativa de una postura potencialmente más conciliatoria por parte de un eventual gobierno de Trump, Biden permanece firme en su apoyo a la soberanía de Ucrania.
La decisión de proporcionar los misiles se presenta como un elemento clave de contención, una forma de disuadir posibles nuevas incursiones de Rusia. El contexto de la reunión con Xi Jinping cobra especial relevancia en este aspecto, dado que China es un actor crucial en el panorama geopolítico, y se espera que los pasos de Estados Unidos afecten el cálculo estratégico de Rusia.
El Factor Trump: Una Sombra que se cierne sobre Río
La presencia ausente de Donald Trump es palpable en Río. Funcionarios estadounidenses reportan que la mayoría de las conversaciones bilaterales, incluso fuera de las reuniones oficiales, están dominadas por el nombre del ex presidente. Líderes de todo el mundo buscan adelantarse a sus posibles acciones y reacciones, sobre todo en cuanto a la relación con Rusia y Ucrania. Las consultas se centran en especulaciones, pronósticos, y en una inusual intensidad, sobre su gusto por el golf y otros datos personales.
La preocupación predominante es que un hipotético gobierno de Trump podría buscar un acuerdo con Putin que involucre concesiones territoriales a Ucrania. Esta posibilidad pesa en los encuentros y las decisiones de Biden, quien intenta presentarle a la comunidad internacional una alternativa enérgica y determinada en la defensa de la soberanía e integridad territorial de Ucrania. Esta actitud se percibe como una forma de evitar que una posible administración Trump deshaga el trabajo realizado hasta el momento.
La Reunión con Xi Jinping: Fentanilo y Geopolítica
Previo a su llegada a Río, Biden sostuvo una conversación de crucial importancia con Xi Jinping. Si bien el foco mediático ha estado en el conflicto en Ucrania, la crisis del fentanilo también ocupó un lugar central en la agenda. Según fuentes diplomáticas, ambos presidentes analizaron los avances logrados desde su encuentro del año pasado y hallaron resultados moderadamente positivos en el combate a la pandemia de fentanilo. Se espera una disminución en las muertes relacionadas con la droga durante 2023.
Este aspecto es clave para México y la administración Sheinbaum, ya que se espera que el secretario de Seguridad mexicano, Omar García Harfuch, entregue un documento a Trump detallando los esfuerzos de México en la lucha contra el tráfico de fentanilo. El enfoque de esta cooperación, y su potencial alineación con la visión de seguridad de Estados Unidos, podría depender en gran medida del resultado de las próximas elecciones. En este sentido, la reunión entre Biden y Xi sirve como una clara señal del compromiso de Estados Unidos en el combate a esta problemática.
Un Juego de Equilibrios
La estrategia de Biden en el G20 de Río se presenta como un complejo juego de equilibrios entre la firmeza ante Rusia y el pragmatismo respecto a China. La decisión de autorizar los misiles de largo alcance para Ucrania, más allá de su significado militar, también es una pieza políticamente relevante. Se pretende dejar claro, frente a las especulaciones sobre un acercamiento de un potencial gobierno Trump a Moscú, el compromiso de Estados Unidos con la soberanía de Ucrania, al tiempo que se gestiona una relación que se ve marcada por una intensa competencia con China. Todo en este tablero geopolítico se desarrolla a la sombra de la esperada llegada de Trump al poder, lo cual introduce un elemento de incertidumbre que permea cada encuentro en Brasil.