Benito Fernández, el reconocido diseñador argentino, ha abierto su corazón para compartir una experiencia profundamente personal que resuena con la lucha de muchos: su batalla contra la depresión. Con valentía y honestidad, Fernández ha descorrido el velo sobre un tema a menudo silenciado, la salud mental, utilizando su propia historia para concientizar y desestigmatizar una condición que afecta a millones.
Un descenso a la oscuridad: La depresión en la cima del éxito
En el pináculo de su carrera, con una empresa floreciente y un nombre reconocido en el mundo de la moda, Benito Fernández se enfrentó a un enemigo invisible: la depresión. La pandemia de 2020, con su carga de incertidumbre y aislamiento, actuó como catalizador, profundizando una crisis emocional que se venía gestando en silencio. El diseñador describe esta etapa como un descenso gradual a la oscuridad, un proceso insidioso que lo fue consumiendo sin que se diera cuenta.
Las presiones del éxito, la responsabilidad de mantener un negocio a flote en tiempos de crisis y la constante búsqueda de la perfección se conjugaron para crear una tormenta perfecta en su interior. “Tenía mi empresa muy arriba y fui cayendo sin darme cuenta en la depresión, que cada vez se fue agudizando más”, confesó Fernández en una entrevista con Revista Pronto. Sus palabras revelan la fragilidad que se esconde detrás de la fachada del éxito, recordándonos que la salud mental no discrimina y puede afectar a cualquier persona, independientemente de su posición social o económica.
«Para mí fue un reinventarme, un renacer»
La decisión de internarse en el Otamendi, tras un episodio de arritmia y desmayo, marcó un punto de inflexión en la vida de Benito Fernández. Reconoció que había llegado a un límite, que necesitaba ayuda profesional para enfrentar sus demonios internos. “Un día exploté, me desmayé, me dio arritmia y terminé internado en el Otamendi”, relató. Este acto de valentía, de reconocer su vulnerabilidad y buscar ayuda, es un mensaje poderoso para quienes luchan en silencio contra la depresión. Fernández no solo se internó para sanar, sino también para romper el estigma asociado a las enfermedades mentales.
La dislexia: Un desafío de toda la vida
La dislexia, un trastorno del aprendizaje que afecta la capacidad de leer y escribir, ha sido una compañera constante en la vida de Benito Fernández. “No leo hace 30 años”, confesó el diseñador. A pesar de este desafío, ha logrado construir una carrera exitosa en un campo que exige una gran atención al detalle y a la comunicación escrita. Su participación en el “Cantando 2024” puso de manifiesto las dificultades que enfrenta a diario, obligándolo a retirarse del certamen. Sin embargo, lejos de rendirse, ha transformado su dislexia en una fuente de motivación, demostrando que las limitaciones pueden superarse con creatividad y perseverancia.
Su nuevo proyecto teatral, en el que se ha propuesto hacer reír a la gente, es una muestra de su resiliencia y su capacidad para reinventarse. “Voy a hacer algo que siempre pensé imposible por mi dislexia: teatro”, anunció con entusiasmo. Benito Fernández no solo diseña ropa, sino que también diseña una vida a su medida, superando obstáculos y desafiando las etiquetas que intentan definirlo.
La polémica de los Martín Fierro: Un grito de reconocimiento
La indignación de Benito Fernández al no ser invitado a los Martín Fierro de la Moda trasciende la simple omisión de su nombre en una lista. Es un grito de reconocimiento, un reclamo por la visibilidad y el respeto que merece su trayectoria en la industria. “A mí tenés que bajarme, de mí no te podés olvidar”, expresó con contundencia. Sus palabras reflejan la herida que produce la falta de consideración, especialmente después de haber atravesado un período tan difícil.
La polémica desató un debate sobre los criterios de selección en los premios y la importancia de reconocer a las figuras que han contribuido al desarrollo de la moda en Argentina. El apoyo público de Luis Ventura, quien se ofreció a invitarlo personalmente, ratifica la relevancia de Benito Fernández en el ámbito del diseño y la injusticia de su exclusión inicial. Más allá del premio en sí, la controversia puso en evidencia la necesidad de un mayor reconocimiento a la trayectoria y al talento, por encima de las modas pasajeras.
Benito Fernández decidió alzar su voz, no solo por él, sino por todos aquellos que han sido ignorados o subestimados. Su lucha personal contra la depresión y la dislexia se entrelaza con su batalla por el reconocimiento en el mundo de la moda, creando una narrativa de superación que inspira y conmueve. Su historia nos recuerda que el éxito no se mide solo en premios o reconocimientos, sino también en la capacidad de sobreponerse a la adversidad y de transformar las dificultades en oportunidades para crecer.
Al compartir su historia, Benito Fernández se convierte en un faro de esperanza para quienes enfrentan desafíos similares. Su mensaje es claro: la salud mental es fundamental, buscar ayuda no es sinónimo de debilidad y el éxito verdadero reside en la capacidad de aceptarse a sí mismo con todas sus imperfecciones. Su valentía para hablar abiertamente sobre la depresión y la dislexia no solo lo ha humanizado ante el público, sino que lo ha transformado en un referente para aquellos que buscan inspiración en la lucha por la salud mental.