El Banco de Inglaterra (BoE) ha lanzado una advertencia sobre el creciente riesgo de fragmentación global y su impacto potencial en la estabilidad financiera. En su informe semestral sobre estabilidad financiera, el BoE destaca la posibilidad de que las barreras comerciales y la disminución de la cooperación internacional puedan obstaculizar el crecimiento económico y generar mayor incertidumbre en torno a la inflación.
El espectro de la fragmentación global
El informe del BoE, presentado este viernes, alerta sobre el impacto negativo que las barreras comerciales podrían tener en la economía global. Estas barreras, que pueden manifestarse en forma de aranceles, cuotas de importación u otras restricciones, dificultan el comercio internacional y pueden conducir a una disminución del crecimiento económico. Además, la incertidumbre generada por estas políticas comerciales puede afectar la inversión empresarial y el consumo, exacerbando la volatilidad en los mercados financieros.
El BoE también expresa su preocupación por la disminución de la cooperación política internacional, que podría dificultar la capacidad de las autoridades para responder a futuras crisis financieras. La cooperación internacional es fundamental para establecer estándares regulatorios comunes, compartir información y coordinar políticas en caso de shocks económicos globales. Sin embargo, el auge del proteccionismo y el nacionalismo en los últimos años amenaza con socavar esta cooperación, aumentando la vulnerabilidad del sistema financiero internacional.
Si bien el informe no menciona directamente la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, muchos analistas interpretan la advertencia del BoE como una referencia implícita a las políticas comerciales proteccionistas que caracterizaron su primer mandato. La posibilidad de que un segundo mandato de Trump conduzca a una mayor fragmentación global preocupa a muchos economistas y autoridades financieras.
Riesgos para el Reino Unido y la economía global
El BoE señala que, aunque los hogares, empresas y bancos del Reino Unido se encuentran en una situación relativamente sólida, el sector financiero británico enfrenta riesgos “particularmente relevantes” debido a la naturaleza abierta de la economía del país. La dependencia del Reino Unido del comercio internacional y la inversión extranjera lo hace especialmente vulnerable a las perturbaciones en la economía global. Una disminución del comercio mundial o una salida de capitales podrían tener consecuencias significativas para la economía británica.
El informe también advierte sobre los elevados niveles de deuda pública en diversas economías a nivel mundial, que podrían exacerbar los efectos de una crisis financiera. La deuda pública alta limita la capacidad de los gobiernos para responder a shocks económicos con medidas fiscales expansivas, como la reducción de impuestos o el aumento del gasto público. En un escenario de crisis, esto podría conducir a una recesión más profunda y prolongada.
El gobernador del BoE, Andrew Bailey, ha insistido en la importancia de mantener estándares financieros internacionales mínimos para mitigar los riesgos asociados con la fragmentación global. Bailey argumenta que la cooperación internacional en materia de regulación financiera es esencial para prevenir futuras crisis y proteger la estabilidad del sistema financiero mundial.
Mercados financieros vulnerables a una corrección
El Banco de Inglaterra advierte que las valoraciones y primas de riesgo en los mercados financieros son “vulnerables a una corrección brusca” debido a los riesgos para el crecimiento económico, la inflación y la incertidumbre sobre las tasas de interés. Una corrección en los mercados financieros se refiere a una caída significativa y repentina en los precios de los activos, como acciones y bonos.
Esta vulnerabilidad se debe a una combinación de factores, incluyendo las tensiones geopolíticas, la inflación persistente y el endurecimiento de las políticas monetarias por parte de los bancos centrales de todo el mundo. El BoE advierte que una corrección brusca podría amplificarse por vulnerabilidades de larga data en las finanzas basadas en el mercado y podría incrementar los costos de endeudamiento para los hogares y empresas del Reino Unido.
A pesar de la advertencia sobre una posible corrección en los mercados, las últimas pruebas de resiliencia del BoE mostraron que los bancos del Reino Unido están bien capitalizados y cuentan con altos niveles de liquidez. Sin embargo, el Banco de Inglaterra señaló que las instituciones financieras no bancarias, como los fondos de cobertura, permanecen expuestas a choques financieros repentinos, lo que podría obligarlas a liquidar activos rápidamente en caso de crisis.
Preparándose para el futuro: Pruebas de estrés y colchón de capital
Para fortalecer la resiliencia del sistema financiero, el BoE planea realizar pruebas de estrés completas cada dos años a partir de 2025. Estas pruebas simulan escenarios de crisis para evaluar la capacidad de los bancos y otras instituciones financieras para resistir choques económicos adversos. Al realizar estas pruebas con menor frecuencia, el BoE busca reducir la carga administrativa para los prestamistas y permitirles enfocarse en otros riesgos financieros emergentes. En los años intermedios, el banco central llevará a cabo pruebas de escritorio menos detalladas cuando sea necesario.
El BoE también ha decidido mantener su colchón de capital anticíclico (CCyB) en su nivel neutral del 2%. El CCyB es una herramienta de política macroprudencial que requiere que los bancos acumulen capital adicional durante períodos de crecimiento crediticio excesivo. Este capital adicional sirve como un amortiguador para absorber pérdidas en caso de una recesión económica. Al mantener el CCyB en el 2%, el BoE busca asegurar que los bancos tengan suficiente capital para resistir posibles shocks financieros futuros.