El agua subió hasta el metro y medio, arrasando vidas y hogares. ¿Cuántas tragedias más necesitamos para que Bahía Blanca reaccione? La desidia nos convirtió en una ratonera. En lugar de reconstrucción, exigimos justicia y prevención.
El costo de la desidia
El temporal que golpeó Bahía Blanca dejó al descubierto la fragilidad de una ciudad construida sobre la negligencia. Un estudio de Yamila Lambrecht y Paula Zapperi (CONICET-UNS), alertó en noviembre sobre el riesgo de inundaciones. El 88,4% de las lluvias intensas entre 1990 y 2023 causaron anegamientos. Pero hasta diciembre de 2023, no había muertes registradas. ¿Qué cambió? La falta de alcantarillado, obstruido por la basura que nunca se recogió, permitió que el agua subiera hasta el metro y medio de altura. La falta de inversión transformó un temporal en una tragedia evitable. (Referencia al estudio de Lambrecht y Zapperi).
El negocio inmobiliario contra la seguridad
La urbanización descontrolada no es un concepto abstracto: es el avance de edificios sobre terrenos inundables, la falta de regulación que permite construir donde no se debe. Es la decisión de priorizar centros comerciales sobre sistemas de drenaje. Es la desidia que convierte a Bahía Blanca en una trampa mortal.
“El cambio climático agrava la severidad de los eventos climáticos como los temporales. Por lo cual es importante que la infraestructura de las ciudades se adapte ante vientos y lluvias con valores más extremos.” (Dra. Zapperi).
¿Quiénes son los responsables?
No fue la lluvia, fueron decisiones políticas y económicas que priorizaron el corto plazo. Fueron las autoridades municipales que permitieron la urbanización sin control. Fueron las empresas inmobiliarias que construyeron donde no debían. Fueron los gobiernos que no invirtieron en prevención. La inacción tiene nombres y apellidos, y es hora de que rindan cuentas.
Exigimos que se investiguen las acciones y omisiones de las autoridades, empresas y funcionarios que permitieron esta tragedia. (Incluir enlaces a informes municipales, datos meteorológicos, etc.).
Un futuro en riesgo
La reconstrucción no puede ser solo volver a levantar lo que se cayó. Debe ser una oportunidad para transformar Bahía Blanca en una ciudad segura, resiliente y sostenible. Necesitamos planificación urbana integral, regulación estricta de la actividad inmobiliaria e inversión en educación ambiental.
Pero la reconstrucción no es solo tarea del gobierno, es un esfuerzo colectivo. Vecinos, organizaciones sociales, universidades, todos tenemos un papel que jugar.
Necesitamos soluciones innovadoras, nuevas tecnologías, enfoques de planificación urbana participativos. (Investigar la asignación de recursos para prevención de desastres y adaptación al cambio climático).
El llamado a la acción
La tragedia de Bahía Blanca es una advertencia. No podemos seguir ignorando las señales. No podemos permitir que la desidia siga cobrando vidas. Cada acción cuenta. En lugar de millones de pesos, necesitamos una vivienda digna para la familia Gómez.
Desde esta tribuna, los invitamos a informarse, organizarse, movilizarse y exigir a sus representantes medidas concretas. No podemos permitir que esto se repita. No podemos permitir que otra familia sufra la pérdida que hoy lamentamos.
Comparta este artículo, firme la petición, done a organizaciones benéficas, contacte a sus representantes locales. ¡Bahía Blanca nos necesita! (Incluir información de contacto de organizaciones y grupos que estén trabajando en la reconstrucción).