El Gobierno argentino ha autorizado el autoservicio de combustible en las estaciones de servicio del país, una medida que ha desatado una fuerte polémica entre los diferentes actores involucrados. Mientras el Ejecutivo defiende la iniciativa como una modernización que permitirá reducir costos y ofrecer un servicio más eficiente, los sindicatos advierten sobre la posible pérdida de miles de puestos de trabajo y los riesgos de seguridad que implica la manipulación de combustible por parte de personas no capacitadas. Los empresarios, por su parte, se muestran divididos, y los consumidores aún no tienen una opinión formada sobre el tema.
El argumento oficial: modernización y eficiencia
Según el Gobierno, la implementación del autoservicio de combustible permitirá modernizar el sector, reducir los costos operativos de las estaciones de servicio y ofrecer un servicio continuo durante las 24 horas del día. Además, se argumenta que esta modalidad podría abaratar el precio del combustible para los consumidores, al eliminar la necesidad de pagar el salario de los playeros. El Ejecutivo defiende la medida como una forma de adaptar el sector a las nuevas tecnologías y a las demandas de una sociedad cada vez más digitalizada.
Sin embargo, esta visión es cuestionada por los sindicatos, que advierten sobre las consecuencias negativas que podría tener la medida en el empleo.
La voz de los trabajadores: amenaza de despidos y riesgos de seguridad
El Sindicato de Obreros de Estaciones de Servicio (Soesgype) ha expresado su enérgico rechazo al autoservicio de combustible, advirtiendo que podría provocar la pérdida de más de 65.000 puestos de trabajo en todo el país. Carlos Acuña, secretario general del sindicato, ha señalado que esta medida solo beneficiará a las petroleras, que aumentarán sus ganancias a costa del bienestar de los trabajadores. Además, ha advertido sobre los riesgos de seguridad que implica la manipulación de combustible por parte de personas no capacitadas, y ha recordado que cualquier incidente en la estación de servicio recae sobre el dueño, independientemente de la culpa del cliente.
Los sindicatos también cuestionan la supuesta reducción de costos para el consumidor, argumentando que el salario de los playeros representa un porcentaje mínimo en el precio final del combustible. Guillermo Borelli, del Sindicato de Petroleros de Córdoba (Sinpecor), se mostró preocupado por el impacto social de la medida y los riesgos de seguridad. “Son muchas familias que se van a quedar sin sustento y el tema de la seguridad en la manipulación es un problema grave. Nadie se hará cargo de los accidentes que pasen”, advirtió.
Empresarios divididos: entre la modernización y la incertidumbre
La Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (CECHA) ha celebrado la autorización del autodespacho, considerándola una herramienta útil para consumidores y estacioneros que permitirá modernizar el sector. Sin embargo, algunos empresarios expresan sus dudas sobre la viabilidad de la medida y su impacto real en los precios. Marisa Centenaro, presidenta de la Cámara de Expendedores de Combustibles del Interior de Córdoba, ha señalado que la medida no soluciona los problemas centrales del sector y que podría generar despidos. Asimismo, ha cuestionado la preparación de los consumidores argentinos para operar en esta modalidad.
Otro expendedor cordobés, que prefirió mantener su anonimato, cuestionó la viabilidad de la medida y su impacto en los precios, señalando que la decisión final sobre los precios recaerá en las petroleras. “Es una autorización imaginaria. Si realmente se instrumenta y tiene relevancia, pasarán 20 años antes de que funcione. En Estados Unidos sí se usa, pero en México y Brasil no. ¿Nos parecemos más a Estados Unidos o a nuestros países vecinos?”, se preguntó.
El consumidor: entre la comodidad y la seguridad
La opinión de los consumidores sobre el autoservicio de combustible aún está dividida. Algunos valoran la comodidad y la rapidez que ofrece esta modalidad, especialmente en horarios nocturnos o en zonas con alta demanda. Sin embargo, otros expresan sus dudas sobre la seguridad y la posibilidad de cometer errores al manipular el combustible. La falta de información y de capacitación para los usuarios es uno de los principales obstáculos para la aceptación del autoservicio.
Además, persiste la incertidumbre sobre si el autoservicio realmente se traducirá en una rebaja en el precio del combustible, o si solo beneficiará a las empresas. La experiencia en otros países, como Estados Unidos y algunos de Europa, donde el autoservicio es común, muestra que no siempre se traduce en precios más bajos para el consumidor.
Un debate abierto con final incierto
El debate sobre el autoservicio de combustible en Argentina recién comienza. A la espera de que la Secretaría de Energía defina los requisitos para su implementación, las dudas sobre su viabilidad, sus costos, su impacto en el empleo y la seguridad, y su aceptación por parte de los consumidores, permanecen abiertas. El tiempo dirá si esta medida se convierte en una verdadera modernización del sector o en una amenaza para los trabajadores y la seguridad de las estaciones de servicio.
Mientras tanto, la polémica continúa, y las diferentes partes involucradas deberán buscar un punto de encuentro que permita conciliar la eficiencia económica con la protección del empleo y la seguridad de todos.