El Gobierno argentino anunció un aumento del 2,69% en las jubilaciones y pensiones para diciembre de 2024, elevando el haber mínimo a $259.598,76. Sin embargo, con la inclusión del bono de $70.000, el monto total que percibirán los jubilados con la mínima se ubicará en $329.598,76. Esta cifra, aunque representa un incremento significativo respecto a meses anteriores, genera interrogantes sobre su capacidad para afrontar el alto costo de vida actual.
Detalle de los aumentos
El haber mínimo garantizado, según la Resolución 1122/2024 de ANSES, alcanzará los $259.598,76 en diciembre. El haber máximo, por su parte, llegará a $1.746.853,91. La Prestación Básica Universal (PBU) se establecerá en $118.754,58, y la Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM) en $207.679,01. A estas últimas dos prestaciones se le sumará, además, el bono de $70.000.
Es importante destacar que el bono de $70.000 se mantendrá durante el año 2025, según anunció el titular de ANSES, Mariano de los Heros. Dicho bono se viene implementando desde principios de año para complementar el haber mínimo y otras prestaciones, compensando en parte la pérdida de poder adquisitivo debido a la inflación.
La brecha con la canasta básica
La Canasta Básica para jubilados en Argentina marcó un costo de $912.584 en octubre según un relevamiento de la Defensoría de la Tercera Edad, dejando en evidencia una notable diferencia respecto al haber mínimo. La cifra, que incluye el refuerzo extraordinario de $70.000, equivalía a $329.598,76 en octubre. Este dato ilustra la brecha considerable entre el ingreso de los jubilados y el costo de vida, especialmente para aquellos que perciben únicamente la mínima.
Los principales rubros que componen esta canasta básica son alimentos, vivienda y medicamentos. Según el informe de la Defensoría, estas tres categorías representan más del 60% del gasto mensual de un jubilado. La disparidad se agrava considerando que la inflación continúa impactando en los precios de bienes y servicios básicos, incrementando aún más el esfuerzo que deben realizar los jubilados para cubrir sus necesidades.
La fórmula de movilidad y sus limitaciones
Desde julio de 2024, la fórmula de movilidad que actualiza las jubilaciones se basa en la inflación mensual según el IPC medido por el INDEC. Este método reemplazó el sistema anterior, que tomaba en cuenta los salarios y la recaudación. El objetivo es mantener alineados los haberes con el alza de precios. Sin embargo, en la práctica, los ajustes no han logrado contrarrestar por completo el impacto de la inflación acelerada.
En el caso de los haberes mínimos y otros muy cercanos al valor mínimo, esta situación genera un efecto devastador en el poder adquisitivo de los adultos mayores que dependen exclusivamente de la prestación mínima. Si bien el bono otorga un cierto alivio momentáneo, los ajustes mensuales siguen siendo insuficientes para que los jubilados cubran las necesidades básicas ante una inflación que sigue galopante.
Para diciembre, con el nuevo aumento, se estima una caída del poder adquisitivo entre un 7 y 11% comparando con el año anterior, cifra incluso superior a las pérdidas observadas en gestiones anteriores. En los haberes sin bono, la mejora es del 11,6%, todavía insuficiente para compensar pérdidas pasadas.
Perspectivas para el futuro
El aumento anunciado en las jubilaciones, aunque significativo en términos nominales, no resuelve completamente el problema del poder adquisitivo para gran parte de los jubilados argentinos. El desafío radica en encontrar un mecanismo que garantice que las jubilaciones mantengan el ritmo de la inflación y que cubran las necesidades esenciales de los adultos mayores. Esto requeriría una mirada integral sobre la política previsional, contemplando no sólo los ajustes mensuales sino también el diseño de un sistema que proteja de manera eficaz a los sectores más vulnerables.
La discusión sobre la fórmula de movilidad y el rol de los bonos extraordinarios como medidas paliativas, se mantiene vigente. Hasta tanto no se encuentre una solución integral que atienda las necesidades básicas de los jubilados, las políticas públicas en este ámbito estarán sujetas a debate y crítica por parte de la ciudadanía y los referentes de la tercera edad.