Córdoba se encuentra en medio de una creciente ola de violencia urbana, y los “naranjitas”, los cuidacoches que operan ilegalmente en las calles, están en el ojo del huracán. Un nuevo incidente, ocurrido en el barrio Güemes, ha dejado en evidencia la peligrosa escalada de agresiones por parte de estos individuos, dejando a la ciudadanía con una sensación de temor e inseguridad.
Brutal agresión a conductor
El último episodio de violencia protagonizado por un “naranjita” tuvo lugar en la intersección de las calles Marcelo T. de Alvear y San Luis. Un hombre de 40 años, identificado como cuidacoches, atacó a un conductor de 38 años que se negó a pagarle la tarifa ilegal que le exigía por “cuidar” su vehículo. La víctima, según testigos, recibió una brutal golpiza, siendo trasladada posteriormente al Hospital Misericordia para recibir atención médica.
Esta agresión es solo la punta del iceberg. Estamos ante una situación que se está volviendo insostenible, y que las autoridades parecen no tomar con la seriedad que requiere. La impunidad con la que operan estos sujetos es alarmante, generando un clima de terror y de inseguridad vial en la ciudad de Córdoba.
Los “naranjitas” no solo se dedican a exigir dinero de manera abusiva, sino que sus métodos son cada vez más violentos y agresivos. Los conductores se ven obligados a sortear la amenaza constante de agresiones, enfrentando situaciones de riesgo que podrían derivar en accidentes graves.
La impunidad como factor clave
La falta de control y la escasa o nula presencia policial en muchas zonas de la ciudad, han contribuido al crecimiento desmedido de esta actividad ilegal y peligrosa. La impunidad reina, y los “naranjitas” saben que las posibilidades de ser detenidos son mínimas, lo que los impulsa a actuar con mayor prepotencia.
Las recientes detenciones, si bien son un paso adelante, no son suficientes. Se necesita una estrategia integral que contemple el control policial en zonas problemáticas, la aplicación de sanciones más severas y la prevención de la violencia vial. Es necesario reforzar la seguridad en la vía pública, sin más vueltas.
Pero el problema va más allá de la mera represión. Se necesita abordar las causas sociales y económicas que impulsan a estas personas a dedicarse a esta actividad ilegal. La falta de oportunidades laborales, la pobreza y la desesperación juegan un papel fundamental en este fenómeno.
Muchos de los “naranjitas” son personas en situaciones de vulnerabilidad, que ven en esta actividad una forma de sobrevivir. Sin embargo, esto no justifica la violencia ni la ilegalidad de sus acciones. Se necesita un programa integral de asistencia social que ofrezca alternativas laborales a quienes se dedican a esta actividad, de esta forma, el circulo vicioso de violencia puede romperse.
Un llamado a la acción
No podemos permitir que la violencia urbana se apodere de nuestras calles. La situación de los “naranjitas” en Córdoba exige una respuesta inmediata y contundente por parte de las autoridades. El gobierno debe implementar medidas efectivas para erradicar esta problemática, garantizando la seguridad de los conductores y la paz social en la ciudad.
Además de la represión policial, urge trabajar en la prevención a través de campañas de concientización, que informen a los ciudadanos sobre los riesgos de la violencia vial y las consecuencias de tolerar esta práctica ilegal. Sólo así podremos construir una Córdoba más segura para todos.
Como ciudadano, la responsabilidad recae en cada uno de nosotros. Debemos denunciar cualquier situación irregular que sea presenciada y colaborar con las autoridades para lograr el objetivo común de vivir en una ciudad pacífica y segura. Debemos decir basta. No nos quedemos callados. Tenemos que actuar.