La madrugada del sábado, la tranquilidad del barrio Rucci en Rosario fue interrumpida por un ataque incendiario contra la parroquia Natividad del Señor, donde oficia el padre Ignacio Peries. El atentado, perpetrado con una bomba molotov, dejó daños en la fachada del templo y una nota intimidatoria exigiendo la liberación de Marcelo Fernández, alias “Frentudo”, un narcotraficante recientemente detenido.
Un ataque que conmociona a Rosario
El ataque a la parroquia del padre Ignacio, un sacerdote conocido por su labor social y religiosa en la ciudad, ha generado conmoción e indignación en la comunidad rosarina. El hecho no solo representa un atentado contra un lugar de culto, sino también una muestra de la creciente violencia e intimidación que ejercen las organizaciones narcocriminales en la región.
Según las primeras investigaciones, al menos dos personas a bordo de un vehículo arrojaron la bomba molotov contra la fachada de la iglesia, ubicada en Juan de Dios Mena al 2200. Tras el ataque, dejaron una nota firmada por “La mafia”, exigiendo la liberación de “Frentudo”, quien había sido detenido días antes en un megaoperativo contra el narcotráfico.
El trasfondo narco: la detención de “Frentudo”
La detención de Marcelo Fernández, alias “Frentudo”, se produjo el jueves previo al ataque, como resultado de 38 allanamientos realizados en Rosario y Capitán Bermúdez. En los operativos, se secuestraron importantes cantidades de dinero, drogas, armas y vehículos, desmantelando una organización criminal dedicada al narcomenudeo que operaba en los barrios Parque Casas y El Churrasco.
“Frentudo” es señalado como el líder de una banda que controlaba la venta de drogas en la zona y que mantenía enfrentamientos con otras organizaciones criminales. Su detención fue considerada un duro golpe al narcotráfico en Rosario, pero también desató una ola de violencia e intimidación, como lo demuestra el ataque a la parroquia.
La nota dejada en el lugar del atentado no solo exige la liberación de “Frentudo”, sino que también deja en claro el poder y la impunidad con la que operan estas organizaciones, desafiando abiertamente a las autoridades y sembrando el terror en la comunidad.
Las autoridades investigan si el ataque fue ordenado directamente por “Frentudo” desde la cárcel o si se trata de una iniciativa de sus allegados para presionar por su liberación. También se analiza la posibilidad de que grupos rivales hayan realizado el atentado para perjudicar a Fernández ante la justicia.
Rosario bajo el yugo del narcotráfico
El ataque a la parroquia del padre Ignacio es un síntoma de la grave situación que atraviesa Rosario en materia de seguridad. La ciudad se ha convertido en un escenario de disputas entre bandas narcocriminales, que se enfrentan por el control del territorio y las rutas del narcotráfico. La violencia se ha incrementado en los últimos años, con un aumento significativo de homicidios, balaceras y atentados.
La población rosarina vive con temor e incertidumbre ante la creciente ola de violencia. Las autoridades han implementado diversos operativos para combatir el narcotráfico, pero los resultados aún son insuficientes. El ataque a la parroquia es un llamado de atención sobre la necesidad de fortalecer las estrategias de seguridad y de abordar las causas estructurales que alimentan el narcotráfico en la región.
El fiscal Pablo Socca, quien estuvo a cargo de la investigación que llevó a la detención de “Frentudo”, ha asumido también la investigación del ataque a la parroquia. Se espera que las cámaras de seguridad de la zona y los testimonios recogidos permitan identificar a los responsables del atentado.
Este nuevo episodio de violencia en Rosario pone de manifiesto la necesidad de un abordaje integral del problema del narcotráfico, que incluya no solo acciones de seguridad, sino también políticas sociales, educativas y económicas que permitan a los jóvenes encontrar alternativas al mundo del crimen.
Mientras tanto, la comunidad rosarina se une en solidaridad con el padre Ignacio y la parroquia Natividad del Señor, exigiendo justicia y un freno a la violencia que azota a la ciudad.