El asesinato de Brian Thompson, CEO de UnitedHealthcare, sacudió a la ciudad de Nueva York y al mundo empresarial. La brutalidad del crimen, perpetrado a plena luz del día frente al Hotel Hilton en Manhattan, contrasta con la serie de errores cometidos por el asesino, que revelan una falta de profesionalismo sorprendente. Un análisis exhaustivo de las pruebas y los videos de seguridad, realizado por el exjefe del FBI Robert D’Amico, arroja luz sobre el perfil del atacante: un individuo metódico, pero amateur, cuyas acciones plantean más preguntas que respuestas.
Un asesino metódico, pero con errores de principiante
Según D’Amico, el asesino de Thompson, lejos de ser un sicario profesional, era un tirador “competente”, pero con notables fallas en su ejecución. La presencia del asesino en un Starbucks cercano momentos antes del crimen, su calma al huir del lugar y el atasco de su arma después del primer disparo son indicios claros de una falta de experiencia en este tipo de operaciones. “Un mercenario de verdad nunca habría cometido estos errores”, afirma D’Amico.
El análisis de las imágenes de seguridad revela que el asesino esperó pacientemente a Thompson, lo siguió hasta la entrada del hotel y le disparó a quemarropa. Sin embargo, su escape fue torpe: utilizó una bicicleta eléctrica de alquiler, un medio de transporte fácilmente rastreable, y no se preocupó por ocultar su rostro ante las cámaras de seguridad. Estos descuidos sugieren que el asesino no era un profesional contratado, sino alguien con una motivación personal.
Mensajes crípticos: ¿Un ajuste de cuentas?
Uno de los aspectos más inquietantes del caso son las palabras “delay” (retrasar) y “depose” (destituir) grabadas en las balas utilizadas en el asesinato. Estas inscripciones, que hacen referencia a la táctica legal “delay, deny, defend” (retrasar, negar, defender) común en la industria de seguros, apuntan a una posible venganza personal o un ajuste de cuentas relacionado con la empresa de Thompson, UnitedHealthcare.
La esposa de Thompson, Paulette, confirmó que el ejecutivo había recibido amenazas vinculadas a la “falta de cobertura” de la empresa. Esta información, sumada a los mensajes en las balas, refuerza la hipótesis de que el crimen podría estar relacionado con personas afectadas por las políticas de UnitedHealthcare, la aseguradora de salud más grande de Estados Unidos.
El móvil del crimen: ¿Venganza personal o algo más?
D’Amico especula que el ataque podría ser obra de alguien con una “venganza personal” contra Thompson o la empresa. La precisión del primer disparo, que impactó en la espalda de la víctima, sugiere un conocimiento previo de su rutina y una planificación cuidadosa del ataque. Sin embargo, la torpeza del escape y los errores cometidos después del primer disparo descartan la posibilidad de un sicario profesional.
Otra hipótesis que manejan los investigadores es la posibilidad de un crimen por encargo, pero realizado por un aficionado. La presión por cumplir con el objetivo podría haber llevado al asesino a cometer errores que un profesional no habría cometido. Los mensajes en las balas podrían ser una forma de enviar un mensaje a la empresa o a la industria de seguros en general.
Las autoridades no descartan ninguna línea de investigación, incluyendo la posibilidad de un ataque relacionado con el hackeo masivo de datos que sufrió la unidad Change Healthcare de UnitedHealth Group, o con las crecientes tensiones en el sector salud debido a las políticas de cobertura y los costos de los tratamientos.
El FBI, en colaboración con la policía de Nueva York, está analizando minuciosamente las evidencias: videos de seguridad, el teléfono celular encontrado en la escena del crimen, las balas con los mensajes grabados y las declaraciones de testigos. La recompensa de US$10.000 ofrecida por información que conduzca a la captura del asesino podría ser clave para resolver el caso.
El impacto del crimen y la búsqueda del asesino
El asesinato de Brian Thompson ha generado conmoción en el mundo empresarial y ha reavivado el debate sobre la seguridad en las grandes ciudades. La brutalidad del crimen, sumado a la aparente falta de profesionalismo del asesino, ha generado una sensación de vulnerabilidad e incertidumbre.
La policía de Nueva York ha desplegado un amplio operativo de búsqueda, que incluye drones, helicópteros y perros rastreadores, para dar con el paradero del responsable. La difusión de imágenes del rostro del sospechoso, captado sin mascarilla momentos antes del ataque, ha generado una ola de denuncias ciudadanas que podrían ser cruciales para su captura.
Mientras la investigación continúa, el asesinato de Brian Thompson se convierte en un caso emblemático que expone la complejidad de la violencia urbana y los desafíos que enfrentan las autoridades para garantizar la seguridad de sus ciudadanos. La combinación de un asesino metódico, pero amateur, con mensajes crípticos y un posible móvil relacionado con la industria de seguros, convierte este caso en un rompecabezas que las autoridades deberán resolver para llevar al culpable ante la justicia.