¿Cómo se reconstruye una vida después de compartirla durante medio siglo? Arturo Puig, un nombre sinónimo de talento y calidez en el mundo del espectáculo argentino, enfrenta la pregunta más difícil de su vida tras la partida de Selva Alemán, su compañera durante 50 años. En esta entrevista íntima, el actor nos abre las puertas de su corazón, revelando cómo el dolor y la nostalgia se entrelazan con la esperanza y el regreso a su pasión: la actuación.
Una Historia de Amor Inolvidable
Arturo y Selva, una pareja que trascendió el escenario para construir un mundo juntos. Su relación, forjada en el amor y el respeto mutuo, fue un faro de inspiración para muchos. Desde sus primeros encuentros hasta los éxitos compartidos en teatro y televisión, su unión fue un ejemplo de compañerismo y admiración. Entre sus logros más destacados, recordamos sus actuaciones en obras como “Desde la lona” y “Las chicas de calendario”, donde demostraron su versatilidad y química en el escenario.
El Eco de la Ausencia: Un Silencio que Resuena
El silencio en la casa resuena como un eco frío, donde antes vibraban las risas y conversaciones. “No puedo creer que no pueda verla más… Se me aparece todo el tiempo”, confiesa Arturo, con la voz quebrada por el dolor. La ausencia de Selva se siente en cada rincón, en cada objeto que compartieron. Más que una esposa, Selva fue el centro de su universo, su confidente y su compañera inseparable.
“Ahora que no está, la verdad es que yo me siento medio perdido”, admite con honestidad. La rutina diaria, antes tejida con complicidad y armonía, se ha desdibujado, dejando un vacío inmenso. Tareas simples, como preparar una comida o elegir una película, se sienten ahora como desafíos abrumadores. Selva, con su cariño y dedicación, hacía que la vida fuera más fácil y hermosa. Ahora, Arturo debe aprender a navegar en un mundo sin su guía, enfrentando la soledad y el desconcierto.
La Casa de los Recuerdos: Un Espacio Impregnado de Amor
Vivir en la casa que compartieron se ha convertido en un viaje constante a través de la memoria. Cada fotografía, cada objeto, cada rincón evoca un momento vivido junto a Selva. “Es difícil porque está lleno de fotos de ella y a cada momento pienso en ella. Qué haría y qué no haría”, explica con voz suave, mientras recorre los espacios que fueron testigos de su amor.
Incluso los objetos más cotidianos se han transformado en símbolos de su relación. “A la noche pongo una película o una serie y cada dos minutos me doy vuelta esperando su comentario… Me doy vuelta porque venía el comentario con ella, ¿no? Es muy difícil, muy, pero muy difícil”, comparte con un dejo de tristeza, revelando cómo la costumbre se convierte en un recordatorio constante de su ausencia.
Con una valentía admirable, Arturo ha tomado la difícil decisión de vender la casa y buscar un nuevo hogar, un espacio más pequeño y manejable donde pueda comenzar una nueva etapa en su vida. “Estaba en los planes vender la casa, eso sí, porque es una casa muy grande incluso para los dos. Es una casa divina, pero no tiene sentido que siga viviendo ahí”, justifica, buscando un nuevo comienzo sin renunciar a los recuerdos.
Deshacerse de los objetos que pertenecieron a Selva es un proceso doloroso, pero necesario. “A veces entro al placard, al vestidor, y me acuerdo patente de tal tapado, de tal ropa, de tal cosa que le compré o le traje de algún viaje”, relata conmovido, mientras se enfrenta a la tarea de dejar ir parte de su pasado compartido.
En un momento de sinceridad, Arturo confiesa: “El otro día me enojé con ella. Abrí un placard y ví una bolsa, la abrí y adentro había unas cadenitas. Dije, qué hace esto acá, por qué no está en otro lugar… Siempre fuiste una desbolada con estas cosas”. Esta reacción, humana y comprensible, refleja el enojo y la frustración que siente ante la ausencia de Selva, una forma de rebelarse contra la realidad que le ha tocado vivir.
El Regreso a las Tablas: Un Acto de Resiliencia
A pesar del dolor, Arturo Puig se aferra a su pasión por la actuación como una forma de sanar y seguir adelante. “Este jueves empecé a dar clases una vez por semana, me gusta mucho”, cuenta con entusiasmo. Compartir sus conocimientos y experiencias con jóvenes talentos le brinda una nueva motivación y le permite mantenerse conectado con el mundo que ama.
Además, se prepara para regresar a la pantalla chica con una nueva serie, un proyecto que lo ilusiona y lo llena de energía. “Voy a hacer la serie, estoy muy contento con eso”, afirma con una sonrisa. Y aunque todavía no se siente listo para volver al teatro con una obra convencional, no descarta la posibilidad de realizar un unipersonal en el futuro. “Mauricio Dayub me aconsejaba que hiciera un unipersonal”, revela, vislumbrando nuevos horizontes en su carrera.
Arturo encuentra consuelo en la compañía de sus amigos, colegas y compañeros de profesión. “Estar con otros actores y con gente del medio es la mejor terapia”, asegura. Recientemente, compartió una cena memorable con Alberto Martín, Germán Krauss, Pablo Alarcón y Antonio Grimau, una reunión que le llenó el alma de alegría y nostalgia. “Nos hemos reído como locos”, recuerda con cariño, destacando la importancia del apoyo y la camaradería en momentos difíciles.
Un Legado Imborrable: El Talento que Trasciende el Tiempo
A lo largo de su extensa y exitosa carrera, Arturo Puig ha conquistado el corazón del público argentino con su talento, su carisma y su sencillez. Sus personajes en televisión, teatro y cine han dejado una huella imborrable en la memoria colectiva, convirtiéndolo en uno de los actores más queridos y respetados del país. Desde su inolvidable papel en “Grande, Pá!” hasta sus interpretaciones más recientes, Arturo ha demostrado su versatilidad y su capacidad para conectar con el público de todas las edades.
Al recordar su participación en “Grande, Pá!”, uno de los programas más exitosos de la televisión argentina, Arturo reflexiona: “Al principio me pasó un poco eso… A veces esos grandes éxitos te encasillan de una manera que la gente, los productores y directores no te ven en otra cosa que no sea esa”. Pero luego agrega con orgullo: “Ahora ya no me molesta, al contrario me parece genial que me digan ‘grande pá’ todavía”.
Arturo Puig, un hombre que ha sabido convertir el dolor en fortaleza, la nostalgia en inspiración y la pérdida en una oportunidad para reinventarse. Un artista que sigue brillando con luz propia, a pesar de la ausencia de su amada Selva, y que continúa regalándonos su talento y su calidez, como un faro en la noche. Su resiliencia y su pasión por el arte son un ejemplo inspirador para todos nosotros.
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