Argentina ha experimentado un cambio significativo en su legislación sobre la venta de medicamentos, generando controversia y debate público. Un reciente fallo judicial ha autorizado la venta libre de ciertos medicamentos en establecimientos comerciales más allá de las farmacias, abriendo la posibilidad de adquirirlos en supermercados y kioscos. Esta desregulación, impulsada por el gobierno, busca mejorar el acceso a medicamentos esenciales y promover la competencia en precios. Sin embargo, ha generado preocupaciones entre profesionales de la salud y asociaciones farmacéuticas, quienes alertan sobre potenciales riesgos sanitarios y la necesidad de mantener la supervisión profesional en la dispensación de medicamentos.
El fallo judicial y su impacto
La decisión judicial que habilitó la venta libre de medicamentos pone fin a una disputa legal entre el gobierno y las asociaciones farmacéuticas. El gobierno argumentaba que la medida incrementaría la accesibilidad a los medicamentos en zonas rurales y reduciría los costos para los consumidores. Por otro lado, las organizaciones farmacéuticas argumentaban riesgos relacionados con la dispensación sin la supervisión de un profesional farmacéutico.
El juez, en su resolución, consideró que la normativa no vulnera derechos constitucionales y que la falta de obligatoriedad para las provincias respeta la autonomía provincial. Esta decisión ha sido celebrada por el gobierno como un avance en la desregulación económica, mientras que las críticas se centran en las implicaciones para la salud pública.
¿Qué medicamentos se podrán comprar en kioscos y supermercados?
El decreto que regula esta nueva disposición establece que solo se podrán vender antiácidos y analgésicos en establecimientos no farmaceuticos. Otros medicamentos de venta libre solo podrán adquirirse en farmacias, donde se mantiene la obligación de que un farmacéutico supervise la venta.
Esta limitación busca mitigar los riesgos asociados a la dispensación de fármacos sin supervisión profesional, aunque la ampliación de la lista de productos permitidos podría ser revisada en el futuro por la autoridad sanitaria. Se establece expresamente la prohibición de venta a menores de 18 años y el fraccionamiento del producto.
Requisitos para comercios minoristas
Los establecimientos que deseen vender antiácidos y analgésicos deberán cumplir una serie de requisitos, garantizando la correcta manipulación y almacenamiento de los medicamentos. Estos requisitos incluyen la documentación legal que acredite la propiedad del local, la contratación de una póliza de seguro que cubra eventuales riesgos, así como asegurar condiciones de higiene y seguridad en el área designada para el almacenamiento.
- Acreditación del derecho sobre el inmueble.
- Póliza de seguro con cobertura específica para productos farmacéuticos y suma asegurada equivalente a 750 salarios mínimos.
- Espacio de almacenamiento independiente, bajo llave, con las condiciones de higiene, seguridad, amplitud, luz y ventilación estipuladas por la Autoridad de Aplicación.
- Prevención del acceso directo del público y de menores de edad a los medicamentos.
- Venta solo por personal del establecimiento.
Argumentos a favor de la desregulación
Los defensores de esta desregulación sostienen que se promoverá la competencia de precios, aumentando la accesibilidad a medicamentos básicos en regiones donde la presencia de farmacias es limitada. El argumento central se enfoca en mejorar la comodidad de los consumidores, al poder adquirir medicamentos comunes junto a otros productos de primera necesidad.
Se afirma que esta medida facilitará la atención de emergencias médicas menores en zonas rurales o alejadas donde las farmacias pueden ubicarse a kilómetros de distancia del paciente. Esto, según el gobierno, representa una mejora importante para la atención primaria de la salud.
Críticas y preocupaciones
Las críticas a la desregulación se centran en la posible pérdida de control en la dispensación de medicamentos, exponiendo a los consumidores a riesgos potenciales asociados a la falta de supervisión profesional. Se cuestiona la capacidad de los comercios minoristas para garantizar el correcto almacenamiento, conservación e información del producto.
Las organizaciones farmacéuticas se pronuncian en contra, enfatizando la importancia del farmacéutico en la orientación del paciente, asegurando el uso correcto del medicamento y detectando posibles interacciones o contraindicaciones.
El futuro de la desregulación
El impacto a largo plazo de esta desregulación aún es incierto. Se espera que los próximos meses permitan observar los efectos sobre el precio de los medicamentos, el acceso de la población a los mismos y la eventual aparición de problemas sanitarios relacionados a la dispensación sin control farmacéutico. La autoridad sanitaria tendrá un rol crucial en la monitorización y el control de la implementación del nuevo sistema.
La discusión sobre la desregulación de la venta de medicamentos en Argentina es un complejo debate entre la necesidad de facilitar el acceso a productos esenciales y la importancia de asegurar la salud pública mediante la supervisión profesional en la dispensación. La experiencia mostrará en el futuro la efectividad y los potenciales inconvenientes de esta controversial medida.