El Gobierno argentino, bajo la presidencia de Javier Milei, se prepara para un hito económico que podría redefinir el panorama financiero del país: el levantamiento del cepo cambiario. Esta medida, que ha restringido el acceso a la compra de dólares desde 2019, podría implementarse en el segundo cuatrimestre de 2025, según fuentes cercanas al Ministro de Economía, Luis Caputo. La decisión, de concretarse, marcaría un cambio radical en la política económica y generaría un impacto significativo en la vida de los argentinos.
Las claves para entender el posible fin del cepo
La posibilidad de eliminar el cepo cambiario se sustenta en tres pilares fundamentales: la acumulación de reservas en el Banco Central, el apoyo del Fondo Monetario Internacional (FMI) y un contexto político favorable. Analicemos cada uno de estos elementos:
Reservas en ascenso: ¿el oxígeno que necesita el BCRA?
En los últimos meses, el Banco Central ha logrado revertir la tendencia histórica de pérdida de reservas y ha comenzado a comprar dólares en el Mercado Único Libre de Cambios (MULC). Este cambio se debe, en parte, a un superávit comercial impulsado por las exportaciones del sector agropecuario y energético. Se espera que esta tendencia se consolide en 2025, con la liquidación de la cosecha de soja y un mayor volumen de exportaciones de energía, lo que podría generar un ingreso adicional de entre 3.000 y 5.000 millones de dólares.
El gráfico de la Consultora Quantum ilustra este cambio de tendencia. Desde julio de 2024, el BCRA registra compras netas en el MULC, una situación que no se veía en años anteriores. Si esta tendencia continúa, las reservas del BCRA podrían alcanzar los 25.000 millones de dólares para fines de abril de 2025, un nivel que permitiría al Gobierno afrontar una eventual corrida cambiaria tras la eliminación del cepo.
El FMI: ¿un aliado estratégico en la transición?
El apoyo del FMI es crucial para la estabilidad económica de Argentina. El organismo internacional estaría dispuesto a aprobar un nuevo desembolso de fondos frescos en el primer trimestre de 2025, que sumado a la ayuda de otros organismos internacionales, podría totalizar 12.000 millones de dólares. Estos fondos fortalecerían aún más las reservas del BCRA y brindarían mayor seguridad para la unificación cambiaria.
Es importante destacar que el Gobierno de Milei ha cumplido con las metas acordadas con el FMI, lo que genera un clima de confianza para futuras negociaciones. Sin embargo, la acumulación de reservas netas sigue siendo un punto débil, y el Gobierno deberá trabajar para revertir esta situación y asegurar la aprobación del desembolso.
El blanqueo de capitales: ¿un impulso inesperado?
El Régimen de Regulación de Activos, conocido como “blanqueo de capitales”, ha generado un ingreso significativo de dólares al sistema financiero. Más de 20.000 millones de dólares han sido declarados, lo que ha impulsado los depósitos en dólares del sector privado. Este incremento de depósitos, aunque no se traduce directamente en un aumento de las reservas del BCRA debido a los encajes bancarios, genera un ambiente de mayor liquidez en el mercado cambiario.
La imagen de Luis Caputo junto a Santiago Bausili, titular del BCRA, simboliza la dupla que busca liderar la transición hacia un mercado cambiario unificado. Ambos funcionarios han expresado su optimismo sobre la posibilidad de eliminar el cepo en 2025, pero también han enfatizado la necesidad de ser cautelosos y esperar el momento oportuno.
El factor político: ¿una decisión con impacto electoral?
Si bien las condiciones económicas parecen estar alineadas para la eliminación del cepo, el factor político también juega un rol crucial. El Gobierno de Milei podría optar por postergar el anuncio hasta las semanas previas a las elecciones de medio término de octubre de 2025, buscando capitalizar el impacto positivo de la medida en el electorado.
La unificación cambiaria sería una apuesta arriesgada pero con potencial para generar un efecto “ancla” en las expectativas inflacionarias y atraer inversiones. Sin embargo, también existe el riesgo de una mayor volatilidad en el tipo de cambio, lo que podría generar incertidumbre en la economía. El Gobierno deberá sopesar cuidadosamente estos factores antes de tomar una decisión definitiva.
¿Qué esperar en el horizonte?
El camino hacia la unificación cambiaria está plagado de desafíos. La inflación, la volatilidad del mercado y las presiones políticas son solo algunos de los obstáculos que el Gobierno deberá sortear. Sin embargo, la convergencia del dólar oficial con las cotizaciones paralelas, la acumulación de reservas y el apoyo del FMI generan un escenario optimista para el fin del cepo en 2025.
La decisión final dependerá de la habilidad del Gobierno para mantener la estabilidad económica y generar confianza en el mercado. El año 2025 se presenta como un año bisagra para la economía argentina, y la eliminación del cepo cambiario podría ser el punto de partida para un nuevo capítulo en la historia financiera del país.