¿Es el fin de la pobreza en Argentina? La pregunta resuena con fuerza tras la reciente noticia de que, al cierre de 2024, el 38.1% de la población se encuentra bajo la línea de pobreza, según datos del INDEC. Una bocanada de aire fresco si se compara con el 52.9% del primer semestre del mismo año. Pero, ¿es sostenible esta mejora en un país donde la inflación aún cabalga desbocada y la vulnerabilidad acecha en cada esquina?
Radiografía de la pobreza en Argentina: Un problema que nos afecta a todos
La pobreza no es solo un número; es la historia de Juan, que tuvo que dejar el colegio para ayudar a su familia; es el plato vacío en la mesa de María, que no sabe si mañana podrá alimentar a sus hijos. En Argentina, 4 de cada 10 personas viven esta realidad, una cifra que nos enfrenta a la fragilidad de nuestra economía y la profunda desigualdad social.
Pero la estadística más dolorosa es la que afecta a los más jóvenes: más de la mitad de los niños y adolescentes de entre 0 y 14 años crecen en hogares pobres, un futuro hipotecado para toda una generación.
Desinflación: ¿La luz al final del túnel?
Víctor Becker, exdirector del INDEC, lo resume con crudeza: ‘La inflación es una fábrica de pobres’. La hiperinflación del primer semestre de 2024 arrasó con el poder adquisitivo y hundió a millones en la pobreza. Sin embargo, las políticas para frenar la subida de precios han comenzado a dar sus frutos.
Pero, ¡ojo!, la inflación no golpea a todos por igual. Los más vulnerables, aquellos con ingresos fijos o informales, son los que más sufren. Cuando los precios se disparan, se ven obligados a elegir entre comer, educar a sus hijos o acceder a la salud, perpetuando así el círculo vicioso de la pobreza.
La desaceleración de la inflación es, sin duda, un alivio, pero no la solución definitiva. Aún existen otros factores que impiden que miles de familias puedan salir adelante.
¿Políticas sociales y salarios en recuperación? Un análisis crítico
El gobierno ha apostado por aumentar la cobertura de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Tarjeta Alimentar, medidas que brindan un apoyo vital a los hogares más desfavorecidos. Pero, ¿es suficiente?
- ¿Compensan realmente estas ayudas la pérdida de poder adquisitivo que provocó la hiperinflación?
- ¿La recuperación salarial llega a todos los rincones de la economía, o solo beneficia a unos pocos privilegiados?
Agustín Salvia, del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, advierte: si la inflación no se frena y el empleo no se reactiva, la pobreza se estancará en niveles alarmantes. Además, el aumento de las tarifas y los servicios básicos está erosionando la capacidad de consumo de los hogares, un factor que las estadísticas no siempre reflejan.
El desafío alimentario: Comer sigue siendo un lujo
En los primeros meses de 2025, los alimentos fueron los que más presionaron al Índice de Precios al Consumidor (IPC). Aunque la inflación general se haya desacelerado, llenar la olla sigue siendo una misión imposible para muchas familias.
Necesitamos políticas específicas para controlar los precios de los alimentos y asegurar que todos los argentinos tengan acceso a una canasta básica saludable. Esto podría incluir la regulación de los mercados, el apoyo a la producción local y la distribución de alimentos a través de programas sociales.
¿Qué nos depara el futuro? Perspectivas a largo plazo
La consultora LCG lo deja claro: el mayor reto está por venir. Si bien la pobreza ha vuelto a niveles pre-crisis, sigue siendo alta y con un componente estructural preocupante. Para reducirla de forma significativa, necesitamos consolidar la estabilidad económica y aplicar políticas sociales que rompan con ese componente estructural.
“Detrás de las mejoras en los estadísticos de pobreza no hay mucho para festejar.”
Para que la mejora sea sostenible, es crucial atacar los problemas de fondo de nuestra economía: promover la inversión, la innovación y la diversificación productiva, mejorar la educación y la formación laboral, fortalecer las instituciones y garantizar la transparencia en el manejo de los recursos públicos.
La pobreza en Argentina es un laberinto complejo que exige soluciones integrales y a largo plazo. No basta con celebrar los pequeños avances; debemos trabajar sin descanso para construir una sociedad más justa e igualitaria para todos.
En un país con una historia económica tan convulsa como la nuestra, la prudencia es siempre la mejor guía. Aunque la reducción de la pobreza sea una buena noticia, no podemos bajar la guardia y debemos seguir luchando para afianzar esta tendencia y construir un futuro mejor para todos los argentinos.
Un llamado a la acción
La lucha contra la pobreza no es tarea de un gobierno, sino un compromiso de todos. ¿Qué puedes hacer tú?
- Dona a organizaciones benéficas que trabajan en tu comunidad.
- Participa en programas de voluntariado.
- Contacta a tus representantes políticos y exige políticas que favorezcan la inclusión social y el desarrollo económico.
Juntos podemos construir una Argentina donde la pobreza sea solo un mal recuerdo.