El 2025 arranca con una batería de aumentos que impactarán directamente en el bolsillo de los argentinos. Combustibles, servicios públicos, alquileres y prepagas, entre otros, experimentarán subas que se suman a la inflación acumulada del año anterior. El gas envasado, un recurso esencial para miles de hogares, no escapa a esta tendencia. Acompáñenme a entender este nuevo panorama.
Gas envasado: un aumento que pesa
Desde la distribuidora de YPF se anunció que la garrafa de 10 kilos pasará a costar $14.000, un incremento de $2.000. Esta suba, que se hará efectiva a partir del 31 de diciembre, representa un golpe al bolsillo para los sectores más vulnerables que dependen del gas envasado para cocinar y calefaccionar sus hogares. Llama la atención que los cilindros de mayor capacidad no sufrirán modificaciones en sus precios, una decisión que aún no ha sido explicada por la empresa.
Este aumento se suma al registrado a principios de diciembre de 2024, que rondó el 23,52% y llevó el precio mínimo de la garrafa a $10.500. En menos de un mes, el gas envasado acumula un incremento considerable, generando preocupación en la población.
Combustibles: YPF lidera la suba
YPF, la petrolera estatal, anunció un aumento del 1,75% en promedio en sus combustibles a partir del 3 de enero. Si bien se trata de la menor suba en los últimos 12 meses, no deja de ser un incremento que se suma a la inflación generalizada. Se espera que el resto de las petroleras sigan los pasos de YPF, actualizando también sus precios en los próximos días.
Para poner en perspectiva, las naftas aumentaron un 256% entre noviembre de 2023 y diciembre de 2024. En Posadas, por ejemplo, el litro de nafta súper cuesta $1.204 y el de Infinia, $1.448. El diésel, por su parte, se vende a $1.224 el litro, mientras que la Infinia diésel alcanza los $1.504.
Servicios públicos, alquileres y prepagas: el combo completo
El inicio de 2025 no solo trae aumentos en combustibles y gas envasado. Las tarifas de servicios públicos como luz, agua y gas también subirán en enero. AySA aplicará un aumento del 1% en las boletas de agua potable y cloacas para el AMBA, mientras que la luz aumentará un 1,6% y el gas natural un 1,8%.
Los alquileres, a pesar de la derogación de la ley de alquileres a fines de 2023, seguirán ajustándose según el Índice de Contratos de Locación (ICL) para los contratos vigentes. Esto implica una suba del 190,69% en enero de 2025 para quienes ajusten su contrato respecto a enero de 2024. Las prepagas, por su parte, aumentarán un 3% en promedio.
En la Ciudad de Buenos Aires, el ABL también sufrirá modificaciones. Se implementará una tabla con 10 escalas, con aumentos que van del 2% al 4% según la zona geográfica. Si bien se establecieron bonificaciones para minimizar el impacto, los aumentos son innegables. El Gobierno porteño justifica estas medidas argumentando que la recaudación actual solo cubre un tercio del costo del servicio.
El impacto en el bolsillo y la economía familiar
Estos aumentos generalizados plantean un escenario desafiante para la economía familiar. La inflación acumulada del año anterior, sumada a las nuevas subas, genera incertidumbre y preocupación en la población. ¿Cómo impactarán estos incrementos en el consumo? ¿Se ajustarán los salarios en la misma proporción? ¿Qué medidas tomará el gobierno para mitigar el impacto en los sectores más vulnerables?
El 2025 se presenta como un año crucial para la economía argentina. La capacidad del gobierno para controlar la inflación y generar un crecimiento económico sostenido será fundamental para atenuar el impacto de estos aumentos y mejorar la calidad de vida de los argentinos.