Alepo, la ciudad más grande de Siria, se encuentra nuevamente en el centro de la guerra civil que ha devastado al país durante más de una década. Una ofensiva relámpago por parte de yihadistas de Hayat Tahrir al Sham (HTS), un grupo vinculado a Al Qaeda, ha logrado tomar el control de amplias zonas de la ciudad, incluyendo edificios gubernamentales y prisiones. La respuesta del gobierno sirio, respaldado por Rusia, ha sido contundente: bombardeos aéreos que buscan frenar el avance yihadista. Sin embargo, esta intervención ha tenido un alto costo en vidas civiles, elevando el número de víctimas a más de 300 desde el inicio de la ofensiva.
El avance yihadista y la respuesta de Rusia
El rápido avance de HTS en Alepo ha sorprendido a muchos analistas. La ciudad, que había estado bajo control del gobierno sirio desde 2016, fue escenario de una de las batallas más sangrientas de la guerra. La toma de Alepo por parte de los yihadistas representa un importante revés para el régimen de Bashar al Assad y sus aliados.
Rusia, principal aliado del gobierno sirio, ha respondido con una serie de bombardeos aéreos sobre las zonas controladas por HTS. Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, estos bombardeos han causado la muerte de al menos 16 civiles y han dejado a otros 20 heridos. La intervención rusa, si bien busca detener el avance yihadista, también corre el riesgo de agravar la crisis humanitaria en la región.
Estados Unidos culpa a Assad por la dependencia de Rusia e Irán
La Casa Blanca, a través del Consejo de Seguridad Nacional, ha criticado duramente al presidente sirio Bashar al Assad, atribuyendo la pérdida de control de Alepo a su dependencia de Rusia e Irán. Washington argumenta que la negativa de Assad a participar en un proceso político, tal como lo establece la resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU, y su dependencia de aliados extranjeros, han creado las condiciones para el resurgimiento de grupos yihadistas como HTS.
Estados Unidos ha negado cualquier tipo de participación en la ofensiva yihadista y ha instado a todas las partes involucradas en el conflicto a reducir la violencia y proteger a la población civil. Además, ha reiterado su compromiso de mantener presencia militar en Siria para combatir al Estado Islámico y proteger a su personal.
Implicaciones regionales e internacionales
La ofensiva yihadista en Alepo y la respuesta ruso-siria tienen importantes implicaciones para la región y la comunidad internacional. El resurgimiento de grupos vinculados a Al Qaeda en Siria representa una amenaza para la estabilidad del país y de Medio Oriente. Además, la intervención rusa y la postura de Estados Unidos aumentan la complejidad del conflicto y dificultan la búsqueda de una solución pacífica.
La crisis humanitaria en Siria también se ve agravada por la escalada de violencia en Alepo. Se teme que miles de personas se vean obligadas a abandonar sus hogares en busca de refugio, aumentando la presión sobre los países vecinos que ya albergan a millones de refugiados sirios. La comunidad internacional debe actuar con urgencia para brindar asistencia humanitaria a las víctimas del conflicto y para encontrar una solución política que ponga fin a la guerra en Siria.
El conflicto sirio, que comenzó en 2011 como una serie de protestas pacíficas contra el gobierno de Assad, se ha convertido en una guerra civil que ha cobrado la vida de cientos de miles de personas y ha desplazado a millones más. La participación de potencias extranjeras, como Rusia, Irán, Estados Unidos y Turquía, ha complicado aún más la situación, convirtiendo a Siria en un tablero de ajedrez geopolítico. La ofensiva yihadista en Alepo es un recordatorio de que la guerra en Siria está lejos de terminar y que las consecuencias de este conflicto se extienden mucho más allá de sus fronteras.
Mientras las bombas caen sobre Alepo y la comunidad internacional debate sobre la mejor manera de responder a la crisis, la población siria continúa sufriendo las consecuencias de una guerra interminable. La esperanza de una solución pacífica se desvanece a medida que la violencia se intensifica y las divisiones políticas se profundizan. El futuro de Siria sigue siendo incierto, pero una cosa es segura: la paz y la estabilidad parecen estar cada vez más lejos.