El primer año de gestión de Daniel Passerini como intendente de Córdoba ha estado marcado por la compleja situación económica a nivel nacional y sus repercusiones en las finanzas municipales. La disminución de la recaudación, el recorte de subsidios y el peso de la deuda heredada han obligado a la administración a tomar medidas drásticas, priorizando el equilibrio fiscal por sobre las grandes obras y generando tensiones con el gremio de municipales.
El impacto de la crisis nacional en las finanzas municipales
La quita de subsidios al transporte público dispuesta por el gobierno nacional de Javier Milei ha tenido un impacto directo en el bolsillo de los cordobeses. El precio del boleto se ha cuadruplicado en menos de un año, pasando de $240 a $1200, lo que ha generado un fuerte malestar entre los usuarios. Esta medida ha forzado a Passerini a liderar una pelea federal junto a otros intendentes, en busca de una solución que no recargue el costo del transporte en los municipios.
A esto se suma la caída del 20% en la recaudación municipal, producto de la recesión económica y la inflación. Este escenario ha obligado a la administración a priorizar el pago de la deuda y los gastos esenciales, dejando en segundo plano las grandes obras de infraestructura. La contención del gasto salarial, con un tope del 45% del presupuesto destinado a sueldos, ha sido una de las estrategias clave para mantener el equilibrio fiscal. Sin embargo, esta medida ha generado un conflicto con el sindicato de empleados municipales (Suoem), que se ha traducido en asambleas y medidas de fuerza.
Negociaciones, deuda y el desafío del transporte
Tras un mes de intensas negociaciones, Passerini logró un acuerdo con el Suoem que incluye un pago a cuenta del 10,25% remunerativo y el compromiso de retomar las conversaciones en enero. Sin embargo, la tensión persiste, especialmente por la puesta en marcha del Ente de Fiscalización y Control, un organismo que busca transparentar la gestión municipal pero que ha encontrado la resistencia del gremio.
En cuanto a la deuda, el intendente ha tenido que afrontar vencimientos de capital del bono emitido en 2016 por la gestión radical de Ramón Mestre. Para ello, recurrió a la emisión de Letras del Tesoro por $30 mil millones, con una tasa cercana al 78%. La situación se repite este año, con la necesidad de obtener fondos para pagar cuotas por un total de 56 millones de dólares. Esta carga financiera limita las posibilidades de inversión en obra pública y desarrollo social.
El transporte público se ha convertido en un tema central de la gestión de Passerini. Además del impacto de la quita de subsidios, el intendente ha tenido que lidiar con el deterioro de la flota de colectivos de la empresa Ersa y su posterior salida del sistema. La apuesta para 2025 es la implementación del transporte metropolitano, que requiere una coordinación con otros municipios a través del Ente Metropolitano. Este proyecto busca optimizar el servicio y reducir costos, pero su concreción dependerá de la capacidad de gestión y la voluntad política de los actores involucrados.
Un presupuesto austero y la promesa de obras para 2025
El presupuesto 2025 prevé un aumento del 63% en los gastos totales respecto al cierre del ejercicio 2024, alcanzando los $1,39 billones. Según la gestión municipal, estos fondos se destinarán a “potenciar la competitividad de la ciudad, generar empleo, mejorar el acceso a los servicios básicos e incorporar tecnología”. Sin embargo, la oposición cuestiona la falta de concreción de grandes obras durante el primer año de gestión y la continuidad de la emergencia municipal.
En materia de obra pública, los anuncios más importantes se centran en un plan conjunto con la Provincia para pavimentar 800 cuadras y extender la red de cloacas. También se destaca la construcción de un viaducto en el barrio Valle Escondido, el ensanche de la avenida Ejército Argentino y un desagüe pluvial en la avenida Sagrada Familia. Si bien estas obras son necesarias, no alcanzan para revertir el déficit de infraestructura que arrastra la ciudad.
¿Un futuro prometedor o más ajustes?
El futuro de la gestión de Passerini dependerá de su capacidad para sortear los desafíos económicos y las presiones políticas. La inflación, la deuda y la negociación con los gremios serán factores determinantes en el rumbo de la ciudad. La concreción de las obras prometidas y la mejora en la calidad de los servicios públicos serán claves para generar confianza en la ciudadanía y consolidar su liderazgo. Sin embargo, el contexto nacional adverso y las limitaciones financieras podrían obligar a la administración a implementar nuevos ajustes, lo que generaría nuevas tensiones sociales.
El programa de salud integral para personas con adicciones, una de las promesas de campaña de Passerini, ha comenzado a implementarse y busca ser un sello distintivo de su gestión. Este programa, que ofrece un circuito de atención integral para quienes se encuentran bajo tratamiento, podría convertirse en un ejemplo de política pública exitosa en un contexto de escasez de recursos. No obstante, su impacto real dependerá de la continuidad de las políticas de ajuste y austeridad implementadas tanto en el ámbito municipal como provincial y nacional.