El fin del Impuesto PAIS, un recargo del 30% que se aplicaba a las compras en dólares con tarjeta, ha generado un cambio en el panorama cambiario argentino. A partir de enero de 2025, este impuesto ya no estará vigente, lo que promete un dólar tarjeta más accesible. Sin embargo, la pregunta que todos se hacen es: ¿será suficiente para competir con el dólar MEP, que se ha convertido en la opción preferida de muchos argentinos para acceder a divisas?
El ocaso del Impuesto PAIS: ¿qué cambia?
Hasta diciembre de 2024, el llamado “dólar turista” incluía dos recargos del 30%: el Impuesto PAIS y una percepción a cuenta de Ganancias y Bienes Personales. Con la eliminación del primero, el costo del dólar tarjeta se reduce, pero aún conserva el 30% de percepción. Este cambio, sin duda, abarata el dólar tarjeta, pero ¿lo suficiente como para destronar al dólar MEP?
Para entenderlo mejor, imaginemos un escenario: si hoy el dólar minorista cotiza a $1000, con el Impuesto PAIS y la percepción, el dólar turista costaría $1600. Sin el Impuesto PAIS, el precio baja a $1300. Una diferencia considerable, pero que aún lo mantiene por encima del dólar MEP, que ronda los $1100 (valor hipotético a fines de 2024).
El dólar MEP: ¿un reinado indiscutible?
El dólar MEP (Mercado Electrónico de Pagos) permite comprar dólares de forma legal a través de la compra y venta de bonos. Su cotización suele ser menor que la del dólar oficial, e incluso con la eliminación del Impuesto PAIS, sigue siendo una opción más atractiva para muchos. ¿Por qué? Porque el dólar MEP no tiene los costos adicionales que suelen aplicar las tarjetas de crédito, como comisiones por compras en el exterior.
Además, la compra de dólar MEP no implica un impacto directo en las reservas del Banco Central, ya que se trata de operaciones entre privados. Esto lo convierte en una opción más “amigable” para el Gobierno en un contexto de escasez de divisas.
El futuro del dólar tarjeta: ¿competencia o complemento?
Si bien el dólar tarjeta se vuelve más barato, es poco probable que supere al MEP en términos de conveniencia. La brecha entre ambos seguirá existiendo, aunque se reduzca. Sin embargo, el dólar tarjeta podría encontrar un nuevo rol: el de complemento para gastos menores o para quienes no están familiarizados con las operaciones del mercado financiero.
Imaginemos a un turista que realiza compras pequeñas en el exterior. Para él, la simplicidad del dólar tarjeta, aunque más caro, podría ser preferible a la complejidad de comprar dólar MEP. O pensemos en aquellos que no tienen acceso o conocimiento sobre cómo operar en la bolsa para adquirir MEP.
El Gobierno y el dilema de las reservas
Para el Gobierno, el fin del Impuesto PAIS es un arma de doble filo. Por un lado, reduce la presión sobre el dólar tarjeta y lo hace más atractivo para los consumidores. Por otro, implica una menor recaudación y un potencial aumento en la demanda de dólares, lo que podría afectar las reservas del Banco Central, un punto sensible en la economía argentina.
Para contrarrestar este efecto, el Gobierno podría implementar medidas como el aumento de la percepción a cuenta de Ganancias y Bienes Personales, o incluso la aplicación de nuevos impuestos a las operaciones con dólar MEP. El objetivo es claro: desincentivar la compra de dólares para gastos no esenciales y proteger las reservas.
En conclusión: un nuevo escenario cambiario
El fin del Impuesto PAIS marca el comienzo de una nueva era en el mercado cambiario argentino. El dólar tarjeta se vuelve más accesible, pero el dólar MEP se consolida como el rey de las opciones cambiarias. El futuro dependerá de las decisiones que tome el Gobierno para equilibrar la demanda de dólares, la recaudación fiscal y la estabilidad económica.
La gran incógnita es si el Gobierno optará por medidas adicionales para compensar la pérdida de recaudación por el Impuesto PAIS y si estas medidas afectarán aún más la cotización del dólar o el acceso a las diferentes opciones cambiarias. Lo que está claro es que el panorama cambiario argentino sigue siendo un tema complejo y dinámico, que requiere un análisis constante para entender sus fluctuaciones.