El nombramiento de Alejandro Oxenford como nuevo embajador argentino en Estados Unidos ha generado interés más allá de los círculos diplomáticos. Su trayectoria como emprendedor tecnológico, fundador de empresas como DeRemate, OLX y Letgo, es destacable. Sin embargo, una mirada más profunda a su vida revela un pasado familiar marcado por la violencia política de la dictadura argentina, un hecho que impactó profundamente su infancia y moldeó su futuro.
De la tecnología a la diplomacia: un ascenso meteórico
Oxenford, conocido como Alec, es un ejemplo de éxito empresarial en el mundo de la tecnología. Su recorrido, marcado por la innovación y la visión estratégica, lo ha convertido en una figura reconocida a nivel internacional. Desde sus inicios con DeRemate, plataforma pionera en el mercado argentino de subastas online, hasta sus proyectos posteriores, OLX y Letgo, que lograron un crecimiento exponencial en América Latina, su capacidad emprendedora ha sido innegable. Su rol como presidente de ArteBA, una importante feria de arte contemporáneo, también refleja su compromiso con la cultura y el desarrollo argentino.
Sin embargo, esta destacada trayectoria profesional contrasta con un pasado familiar signado por la violencia y la incertidumbre propias del período de la dictadura argentina. Un hecho que marcó para siempre a Oxenford y a su familia fue el secuestro y asesinato de su tío Eduardo Tomás Oxenford, en 1978, a manos de “la banda de los comisarios”, una organización parapolicial integrada por miembros de la policía federal.
La sombra de la “banda de los comisarios”
El secuestro y asesinato de su tío fue un hecho traumático para la familia Oxenford. La “banda de los comisarios”, liderada por el ex comisario Roberto Ignacio Buletti, se caracterizó por sus secuestros extorsivos seguidos de muerte, convirtiéndose en una de las mayores organizaciones criminales de la historia argentina durante el gobierno de facto. El modus operandi de la banda era aterrador: luego del pago del rescate, solían ejecutar a sus víctimas, como en el caso del tío de Oxenford.
El impacto de este evento en la familia fue devastador. La muerte de Eduardo Tomás Oxenford no solo representó una pérdida personal, sino que también puso en riesgo la seguridad de otros miembros de la familia. El hecho de que su abuelo, Eduardo Valentín Oxenford, fuera un importante empresario y llegase a ocupar el cargo de ministro de Industria y Minería durante la dictadura, solo exacerbó la situación.
El exilio en Brasil: un nuevo comienzo
Para resguardar su seguridad, la familia Oxenford decidió exiliarse en San Pablo, Brasil, cuando Alec apenas tenía once años. Esta experiencia marcó profundamente su infancia y forjó en él una dualidad cultural que se mantiene hasta hoy. Brasil no solo se convirtió en su hogar durante años, sino también en un espacio fundamental para el desarrollo de su carrera como emprendedor.
A pesar de la distancia geográfica, Oxenford siempre mantuvo un vínculo fuerte con Argentina. Su designación como embajador en Estados Unidos es una demostración de su compromiso con su país de origen. Pero la historia de su pasado y su exilio en Brasil, no solo es un testimonio de la crueldad de la dictadura argentina, sino también un reflejo de la resiliencia de un hombre que supo sobreponerse a las dificultades para alcanzar el éxito en diferentes áreas.
Alec Oxenford: una mirada hacia el futuro
La historia de Alejandro Oxenford es una historia de contrastes. Desde un pasado marcado por la violencia política y el exilio, emergió un exitoso emprendedor tecnológico que se ha convertido en una figura clave en el panorama económico argentino. Su nuevo rol como embajador en Estados Unidos representa un desafío único, una oportunidad para contribuir a las relaciones bilaterales y a la proyección internacional de Argentina. Su designación, teniendo en cuenta su compleja trayectoria personal y familiar, nos da una visión profunda y fascinante sobre el poder del emprendimiento para superación personal frente a momentos muy duros.
Será interesante observar cómo su experiencia en el mundo empresarial, su pasado marcado por la violencia política y su fuerte vínculo con Brasil, se complementan en su nuevo rol diplomático. La perspectiva de un emprendedor tecnológico con una profunda comprensión del impacto de la historia en la vida personal y colectiva podrá dar un panorama diferente a su labor como embajador.