La búsqueda de vida extraterrestre ha sido una de las grandes motivaciones de la ciencia durante décadas. Marte, por su proximidad y características geológicas, se ha convertido en el principal candidato en nuestra búsqueda de vida más allá de la Tierra. Sin embargo, a pesar de numerosas misiones y décadas de investigación, no hemos encontrado evidencia concluyente de vida pasada o presente en el planeta rojo. Un artículo reciente publicado en Nature, sin embargo, desafía nuestra perspectiva actual.
Replanteando la búsqueda: del agua a las sales
El astrobiólogo Dirk Schulze-Makuch, en su artículo para Nature, propone una idea revolucionaria: es posible que estemos buscando vida en Marte en el lugar equivocado, y con los métodos equivocados. La premisa predominante durante décadas ha sido la de “seguir el agua”, basada en la idea de que el agua líquida es esencial para la vida. Schulze-Makuch sugiere que debemos replantear esta estrategia y buscar vida en las sales del planeta rojo.
Esta hipótesis se basa en un análisis crítico de las misiones Viking de la NASA, pioneras en la exploración marciana. Si bien estos experimentos fueron revolucionarios en su momento, podrían haber fallado al no considerar los tipos de vida extremófila que podrían existir en Marte. Estos organismos podrían tener capacidades y requerimientos metabólicos muy diferentes a los de la vida terrestre.
Las misiones Viking y sus limitaciones
Las sondas Viking, lanzadas en 1976, realizaron una serie de experimentos para detectar actividad biológica en Marte. Estos experimentos, diseñados en base a la biología terrestre, buscaban respuestas basadas en el agua líquida. La suposición subyacente era que cualquier vida en Marte requeriría agua en estado líquido para sobrevivir, como ocurre en la Tierra. Sin embargo, Marte es un planeta extremadamente seco y los experimentos de Viking podrían haber pasado por alto formas de vida capaces de prosperar en condiciones de extrema aridez.
Los resultados de las misiones Viking fueron, en el mejor de los casos, ambiguos. Algunos indicaron la posibilidad de procesos químicos orgánicos, pero no se encontraron evidencias definitivas de vida. Esta falta de resultados, argumenta Schulze-Makuch, no significa necesariamente que no haya vida en Marte, sino que el método utilizado para buscarla fue inadecuado.
La vida extremófila terrestre y sus implicaciones para Marte
La Tierra alberga una gran variedad de microorganismos extremófilos, capaces de sobrevivir en condiciones ambientales extremas que antes se consideraban inhabitables para la vida. Algunos de estos extremófilos, hallados en ambientes como el desierto de Atacama o los valles secos de la Antártida, son capaces de extraer la mínima humedad necesaria del aire utilizando sales higroscópicas, como la halita. Estos organismos no dependen de agua líquida superficial, sino que utilizan la humedad de la atmósfera, que luego es absorbida por las sales para formar salmueras concentradas.
Esta capacidad de los extremófilos terrestres para sobrevivir en condiciones de extrema sequía nos proporciona una perspectiva crucial: la vida puede existir en entornos mucho más secos de lo que previamente creíamos posible. Si la vida marciana, especialmente la microbiana, ha evolucionado de manera similar, es posible que se encuentre en las áreas ricas en sales del planeta rojo. Estos entornos podrían proveer refugios para la vida, incluso en un planeta con una atmósfera seca y una superficie aparentemente inhóspita.
Una nueva estrategia: seguir las sales
Schulze-Makuch propone, por lo tanto, una nueva estrategia para la búsqueda de vida en Marte: en lugar de seguir el agua, deberíamos seguir las sales. El objetivo debería ser la búsqueda de microorganismos que han evolucionado para sobrevivir en entornos ricos en sales, donde la humedad se extrae de la atmósfera y almacenada en las salmueras. El proceso de deliquescencia, mediante el cual las sales absorben la humedad atmosférica para formar salmueras líquidas, ofrece una oportunidad única para la investigación.
Las regiones de Marte ricas en sales, como Eastern Margaritifer Terra y Southern Highlands, deberían ser priorizadas en futuras misiones. Las observaciones de escarcha realizadas por los módulos de aterrizaje Viking y Phoenix sugieren períodos donde la humedad atmosférica podría ser suficiente para permitir la actividad metabólica, al menos en periodos breves. Las sales podrían proveer el microhábitat necesario para la supervivencia, ofreciendo refugio contra la radiación y otras inclemencias ambientales.
El futuro de la búsqueda de vida en Marte
El cambio de enfoque propuesto por Schulze-Makuch requiere una revisión completa de los métodos de búsqueda de vida en Marte. Los experimentos deben ser diseñados para detectar extremófilos que sobreviven en condiciones de muy baja humedad y que puedan estar adaptándose al ciclo hidrológico peculiar del planeta rojo. El desarrollo de nuevas técnicas de análisis y detección será esencial para encontrar potenciales biomarcadores, tanto en la superficie como en el subsuelo marciano.
El hecho de que no hayamos encontrado aún vida en Marte no significa necesariamente que no exista. Es posible que estemos utilizando los métodos incorrectos, o buscando en los lugares incorrectos. La propuesta de Schulze-Makuch nos invita a replantear nuestras estrategias, utilizando el conocimiento de los extremófilos terrestres para guiar nuestra búsqueda en el planeta rojo. El futuro de la exploración espacial se basa en nuestra capacidad de adaptarse y ajustar nuestros métodos a la complejidad y a las sorpresas que la búsqueda de vida extraterrestre nos pueda presentar.
Imagen: Representación artística de un posible microorganismo extremófilo en Marte, adaptado a entornos ricos en sales.