El estrés, una respuesta natural del cuerpo ante situaciones percibidas como amenazantes, puede tener un impacto significativo en nuestra memoria y, por ende, en nuestra percepción de la realidad. Si bien niveles moderados de estrés pueden incluso ser beneficiosos, actuando como un motivador, el estrés crónico o excesivo puede alterar la forma en que nuestro cerebro forma y recupera recuerdos, llevando a distorsiones y dificultades cognitivas.
El estrés y la formación de recuerdos
Una investigación reciente publicada en la revista Cell, realizada por científicos de Canadá, Países Bajos y Estados Unidos, utilizando modelos animales, ha arrojado luz sobre la compleja relación entre el estrés y la memoria. El estudio revela cómo el estrés puede afectar la capacidad del cerebro para formar recuerdos específicos, llevando a la formación de memorias generalizadas y poco precisas.
En condiciones normales, el cerebro crea recuerdos específicos codificándolos en grupos de neuronas llamados engramas. Estos engramas suelen involucrar un número limitado de neuronas, lo que permite una codificación precisa del evento. Sin embargo, bajo estrés, este proceso se altera.
La amígdala y los endocannabinoides
El estudio se centró en la amígdala, una región del cerebro crucial para el procesamiento de las emociones. Los investigadores descubrieron que, bajo estrés, las neuronas excitatorias inundan el cerebro con endocannabinoides, neurotransmisores que se unen a los receptores de glucocorticoides en las neuronas inhibitorias. Esto impide que estas neuronas inhibitorias liberen GABA, un neurotransmisor que normalmente mantiene a los engramas pequeños y precisos.
La interrupción de este proceso inhibitorio da como resultado engramas más grandes y difusos, donde un mayor número de neuronas se involucran en la codificación del recuerdo. Esta es la razón por la cual los recuerdos estresantes pueden ser más intensos y menos precisos; las neuronas no están tan bien aisladas y pueden activarse de manera inapropiada en diferentes contextos, lo que provoca generalizaciones.
Consecuencias del estrés en la memoria
Esta generalización de los recuerdos puede tener consecuencias importantes. Las personas que sufren de estrés crónico o trastornos relacionados, como el trastorno de estrés postraumático (TEPT) o la ansiedad generalizada, pueden tener dificultades para distinguir entre situaciones seguras y peligrosas, ya que sus recuerdos se vuelven difusos y generalizados.
Un ejemplo claro es la hipervigilancia en personas con TEPT. Suelen percibir amenazas en situaciones cotidianas e inofensivas, porque su cerebro ha codificado esos recuerdos de forma tan difusa que no puede distinguir entre un evento real de amenaza y una situación inofensiva similar.
Posibles tratamientos
El equipo de investigadores exploró la posibilidad de revertir estos efectos del estrés con medicamentos. En experimentos con ratones, se observó que ciertos fármacos, como la mifepristona (ya aprobada para otras aplicaciones), podían bloquear los receptores de glucocorticoides o la producción de endocannabinoides, restaurando así la formación de recuerdos específicos.
Sin embargo, estos tratamientos tienen limitaciones significativas, ya que poseen efectos secundarios y solo funcionan si se administran en el momento de la formación del recuerdo. Esto limita considerablemente su aplicación clínica en seres humanos.
Investigaciones futuras
Se requiere más investigación para comprender completamente el impacto del estrés en la memoria humana y para desarrollar tratamientos efectivos. El equipo investigador planea explorar si los engramas ya formados pueden ser alterados posteriormente, y si existen otras formas de mitigar los efectos del estrés en la memoria a largo plazo.
Es crucial recordar que el estrés es una respuesta adaptativa fundamental en situaciones que requieren nuestra atención, pero el estrés crónico puede generar problemas de salud mental y física, y alterar significativamente la precisión de nuestra memoria. La gestión del estrés es clave para el bienestar general y la salud mental, a fin de evitar las distorsiones de la realidad asociadas a los recuerdos estresantes.
En resumen, la investigación sugiere que el estrés puede distorsionar la realidad al alterar la forma en que codificamos recuerdos. Comprender estos mecanismos neuronales es esencial para el desarrollo de estrategias efectivas de gestión del estrés y la posible reversión o mitigación de los efectos del estrés crónico sobre nuestra memoria.