Se estima que 9 millones de dólares desaparecieron en San Martín, Mendoza, tras el colapso de un esquema piramidal. A pesar de la magnitud de la estafa, un silencio ensordecedor persiste entre las víctimas. ¿Por qué este temor a denunciar?
El anzuelo brillante: ganancias imposibles
Gastón Valestra, un joven de San Martín, prometía rendimientos mensuales del 4% en dólares, una oferta irresistible en un contexto financiero incierto. Para ilustrar el atractivo inicial, considere el caso de un inversor que, tras depositar 10,000 dólares, recibió consistentemente 400 dólares mensuales durante los primeros meses, generando una falsa sensación de seguridad y legitimidad que atrajo a más inversores.
Un empresario local, que prefirió mantenerse en el anonimato, relata: ‘Te ofrecían un negocio sin papeles, sin justificación del origen del dinero. ¿Quién se resiste a eso? Al principio, todos estaban contentos con el 5% de ganancia, se gastaban esa plata. Pero ahora todos lloran porque el capital desapareció’.
No hay lugar en el mundo en donde te ofrezcan un interés del 5% en dólares. Desconfié inmediatamente.
Pero la realidad siempre se impone. Al vencer los plazos de 20 meses, los inversores exigieron la devolución de su capital, coincidiendo con un plan de blanqueo de capitales a nivel nacional. La burbuja estalló, Valestra desapareció y la desconfianza se apoderó de San Martín.
El muro del silencio: ¿por qué las víctimas no denuncian?
La falta de denuncias formales es el aspecto más llamativo de este caso. A pesar de las pérdidas estimadas en 9 millones de dólares, las autoridades no han recibido ninguna denuncia. Este silencio se debe a una combinación de factores:
Temor a la justicia
Muchos inversores temen revelar el origen ilícito de los fondos, provenientes del comercio informal y transacciones no declaradas.
Origen ilícito de los fondos
El dinero invertido a menudo proviene de actividades no registradas, lo que dificulta su justificación ante la justicia.
Desconfianza en el sistema legal
Algunas víctimas desconfían de la capacidad del sistema legal para recuperar su dinero y castigar a los responsables.
Desde el Ministerio Público Fiscal de la Tercera Circunscripción Judicial confirman: ‘Hemos escuchado estas versiones, como todos en la zona, pero no hay ninguna denuncia radicada por algo así, ni siquiera algo parecido’. La explicación es simple pero contundente: ‘Las víctimas no quieren denunciar porque no pueden justificar el origen de ese dinero’.
La estación de La Raza: epicentro de la desconfianza
El minimarket de la estación de La Raza, ubicada en el ingreso oeste de San Martín, se ha convertido en el símbolo de esta estafa piramidal. Allí, entre café y charlas informales, se gestó el negocio. Jóvenes empresarios, conocidos y confiados entre sí, encontraron en Valestra la promesa de una riqueza rápida y fácil. Hoy, ese mismo lugar es escenario de miradas esquivas y conversaciones susurradas, un recordatorio constante de la confianza traicionada y los sueños rotos.
‘Allí se juntaban y se continúan juntando aún a tomar café o algo fresco, grupo de empresarios jóvenes, conocidos en la zona, y que conocían y confiaban en el hombre que les ofreció el negocio’, relata un testigo. ‘Ahora, en esta primera semana de enero, se ven en la principal ciudad del Este de Mendoza, varios que suelen estar de vacaciones en esta época y que ahora caminan por las veredas del centro, sofocados por el calor y la incertidumbre’.
Justicia por mano propia: el lado oscuro de la desesperación
Ante la inacción de la justicia, algunos inversores han recurrido a métodos extra legales para intentar recuperar su dinero. Se rumorea sobre visitas intimidatorias al domicilio de Valestra y la entrega forzada de bienes a cambio de promesas de pago. Una camioneta RAM, se dice, fue entregada por Valestra a un inversor desesperado. Aunque estas acciones son comprensibles desde la desesperación, alimentan la impunidad y la ilegalidad. Es crucial recordar que la justicia por mano propia puede acarrear consecuencias legales graves.
Romper el silencio: un camino hacia la justicia
La estafa piramidal de San Martín expone la fragilidad del sistema financiero informal y la necesidad de transparencia en las transacciones económicas. Es fundamental que las víctimas superen el temor y denuncien el fraude, buscando asesoramiento legal y apoyo para romper el círculo de silencio. Se recomienda contactar a organizaciones de defensa del consumidor y abogados especializados en fraudes financieros. La confidencialidad de los denunciantes puede ser garantizada para proteger su identidad.
Para evitar ser víctima de esquemas piramidales, preste atención a las siguientes señales de alerta:
- Promesas de ganancias excesivas y sin riesgo.
- Presión para reclutar a nuevos inversores.
- Falta de información clara sobre la inversión.
- Énfasis en la captación de fondos en lugar de la generación de beneficios reales.
La resiliencia de la comunidad de San Martín será clave para superar esta adversidad y construir un futuro económico más sólido y transparente. La educación financiera y la transparencia son herramientas fundamentales para prevenir futuras estafas.