El 25N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, se tiñó de furia e indignación en Córdoba. Miles de mujeres, convocadas por la Asamblea Ni Una Menos, salieron a las calles para expresar su repudio ante los alarmantes índices de femicidios y la preocupante situación del país. No solo se manifestaron contra la violencia machista; la marcha fue un clamor contra el gobierno de Javier Milei y la gestión de Juan Schiaretti, acusados de complicidad y recorte de políticas públicas de género.
Un grito desesperado ante la ola de femicidios
Las calles de Córdoba se convirtieron en un río de indignación. Las consignas eran claras y contundentes: “Basta de femicidios y transfemicidios. Fuera Milei y la complicidad de Schiaretti.” El número de víctimas de violencia machista sigue aumentando de manera alarmante en Argentina y la sensación general es que las autoridades hacen oídos sordos. Este año ya supera las doscientas víctimas a nivel nacional. ¿Cuántos más harán falta para que se tomen medidas reales y efectivas?
Los carteles y pancartas exhibían imágenes impactantes y nombres de víctimas, recordando la brutalidad de los hechos. El dolor, la impotencia y la rabia eran palpables entre las manifestantes. No era simplemente una marcha; era un grito desesperado por justicia y un futuro donde la violencia de género no sea una realidad cotidiana. La lucha se presenta titánica, pero la movilización demuestra una resistencia firme e inquebrantable.
La disolución del Ministerio de las Mujeres: un golpe a la protección de las mujeres
Una de las principales críticas apuntó hacia la disolución del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad por parte del gobierno nacional. Esta decisión fue considerada por la mayoría de los asistentes a la marcha, como un grave retroceso en la lucha por los derechos de las mujeres y un grave golpe para la prevención de la violencia. Eliminar el organismo encargado de diseñar políticas públicas para proteger a las mujeres, evidencia una falta de compromiso total e inadmisible para con el problema.
Según Soledad Díaz, integrante de la Asamblea Ni Una Menos y dirigente del Partido Obrero, la desmantelación de este ministerio no solo impacta a nivel nacional. En Córdoba, la situación es igualmente crítica: “Las propias trabajadoras del Polo de la Mujer han denunciado la falta de recursos y la exposición a violencia laboral”. Esta declaración revela una problemática estructural que afecta la capacidad de respuesta y atención a las víctimas en las provincias. Sin dinero ni personal suficientes, es una utopía pensar en una protección efectiva.
La falta de presupuesto es un problema repetido que afecta la calidad de los programas de asistencia, generando una situación crítica para las mujeres que buscan ayuda en instituciones públicas. Las consecuencias de esta deficiencia son devastadoras. A nivel nacional, según Mumalá, en 2024, solo el 12% de las víctimas de violencia de género realizó una denuncia, lo cual es el índice más bajo en los últimos cinco años, en comparación con el 23% del 2023. Esta estadística habla por sí sola.
El gobierno provincial, ¿cómplice del olvido?
La protesta también se dirigió hacia el gobierno provincial. Las manifestantes denunciaron que el ajuste aplicado por Schiaretti impacta directamente sobre los recursos destinados a la atención de las mujeres víctimas de violencia, agravando una situación ya compleja. No hay excusas, mientras el presupuesto se reduce, aumentan los femicidios y las mujeres quedan en mayor desamparo. La complicidad de las autoridades se manifiesta en actos u omisiones que deberían avergonzar a la dirigencia política.
Las críticas contra Schiaretti resonaron con fuerza en la marcha, destacando la desidia gubernamental que deja a las mujeres sin los servicios esenciales necesarios para su protección y la denuncia de despidos injustificados de personal en instituciones que se ocupan de la problemática. La pregunta que nos queda es: ¿Por qué se destinan recursos a otras cosas, en vez de proteger a las mujeres vulnerables?
La movilización del 25N en Córdoba fue un reflejo del hartazgo y la lucha de las mujeres ante la violencia machista, pero también ante la pasividad y la falta de acción por parte de los poderes gubernamentales. El clamor por justicia, recursos y políticas públicas integrales se hizo oír en las calles, dejando en evidencia la urgencia de implementar cambios radicales en la atención, prevención y castigo de la violencia contra las mujeres.
El futuro de la lucha: resistencia y esperanza
Si bien la marcha del 25N expuso la gravedad de la situación, también mostró la fuerza y determinación de las mujeres cordobesas. La lucha continuará. La lucha contra la violencia machista es una lucha colectiva, que exige el compromiso de todos los sectores sociales. Los movimientos feministas han dado ejemplos de organización social y la movilización demuestra que estas acciones pueden generar presión sobre los poderes públicos.
La esperanza reside en la capacidad de la sociedad para seguir exigiendo cambios sustanciales en la legislación y políticas que garanticen la protección de las mujeres. Mientras la violencia machista continúe, la movilización ciudadana será el único instrumento para exigir soluciones reales y acabar con esta grave problemática. El grito de “Ni una menos” no solo resonó en las calles de Córdoba el 25N; es una consigna que se mantiene como un llamado permanente a la acción y la reflexión.