Roberto Daniel Urquía, un nombre que resuena en el ámbito empresarial argentino, se ha consolidado como el hombre más rico de Córdoba, con una fortuna estimada en 1.800 millones de dólares según la revista Forbes. Su liderazgo en Aceitera General Deheza (AGD), la empresa familiar que lo catapultó a la cima del éxito, lo ha convertido en un referente del sector agroindustrial a nivel nacional.
De contador público a magnate del aceite: La historia de Roberto Urquía
Nacido en 1948, Roberto Urquía se graduó como contador público en la Universidad Nacional de Córdoba, una formación que le proporcionaría las herramientas para su futuro éxito empresarial. Sin embargo, su destino estaba ligado a AGD, la empresa fundada por su padre. Junto a sus hermanos y un primo, Urquía tomó las riendas de la compañía, transformándola en un imperio del aceite vegetal, la harina de soja y otros productos derivados.
Su visión estratégica y su capacidad para anticiparse a las tendencias del mercado permitieron a AGD expandirse rápidamente, convirtiéndose en un jugador clave en las agroexportaciones argentinas. La empresa no solo se dedica a la producción de aceite, sino que también participa en el ferrocarril Nuevo Central Argentino y en un puerto en Rosario, diversificando sus inversiones y consolidando su posición en el sector.
Más allá de los negocios: La incursión de Urquía en la política
La influencia de Roberto Urquía no se limita al ámbito empresarial. Su destacada trayectoria lo llevó a incursionar en la política, donde ocupó cargos como concejal, intendente de General Deheza, legislador provincial y senador nacional por Córdoba. Durante su carrera política, se alineó con el Frente para la Victoria, apoyando inicialmente al gobierno de Néstor Kirchner.
Sin embargo, su postura en la polémica Ley de Retenciones y Creación del Fondo de Redistribución Social de 2008 marcó un punto de inflexión en su relación con el kirchnerismo. Cediendo a la presión de los ruralistas cordobeses, Urquía se distanció del bloque oficialista, demostrando que sus convicciones empresariales y su compromiso con el sector agroindustrial estaban por encima de las lealtades políticas.
Un imperio construido sobre asociaciones virtuosas: La clave del éxito de Roberto Urquía
Roberto Urquía ha rechazado en repetidas ocasiones ofertas para vender AGD, convencido de que el crecimiento sostenible de la empresa se basa en “asociaciones virtuosas”. Esta filosofía, que implica la colaboración estratégica con otras empresas y la diversificación de las inversiones, ha sido fundamental para el éxito de AGD.
Prueba de ello es la participación de la empresa en el ferrocarril Nuevo Central Argentino y en un puerto en Rosario, en asociación con Bunge Argentina. Estas alianzas estratégicas no solo han diversificado las operaciones de AGD, sino que también han fortalecido su posición en el mercado y su capacidad para influir en el ámbito económico nacional. La negativa de Urquía a vender la empresa, priorizando su expansión y consolidación, refleja su visión a largo plazo y su compromiso con el desarrollo del sector agroindustrial argentino.
Además de su visión empresarial, Urquía es conocido por su habilidad para construir relaciones estratégicas con figuras clave del ámbito político y económico. AGD ha sido un actor importante en el financiamiento de campañas presidenciales, incluyendo las de Mauricio Macri y Alberto Fernández, lo que demuestra su capacidad para tejer alianzas y posicionarse como un actor influyente en el escenario político nacional.
Su estilo de liderazgo, basado en la confianza y la colaboración, ha sido fundamental para el crecimiento de AGD. Urquía ha sabido rodearse de un equipo de profesionales altamente capacitados, delegando responsabilidades y fomentando la innovación. Esta cultura empresarial ha permitido a AGD adaptarse a los cambios del mercado y mantenerse a la vanguardia del sector agroindustrial.
El éxito de Roberto Urquía no solo se mide en términos económicos, sino también en su capacidad para generar empleo y contribuir al desarrollo de la región. AGD es una fuente importante de trabajo en Córdoba, y sus inversiones en infraestructura y logística han impulsado el crecimiento de la economía local.
Su compromiso con la comunidad se extiende más allá de la generación de empleo. A través de la Fundación AGD, la empresa participa en diversos programas sociales y educativos, contribuyendo al desarrollo sostenible de la región y al bienestar de sus habitantes.
La historia de Roberto Urquía es un ejemplo de cómo la visión, el trabajo duro y la capacidad para construir alianzas estratégicas pueden llevar al éxito empresarial. Su legado en el sector agroindustrial argentino es indiscutible, y su influencia en la economía y la política del país lo convierte en una figura clave para comprender el desarrollo de Argentina en las últimas décadas.