El nuevo año llega con un aumento en los precios de los combustibles, una noticia que impacta directamente en el bolsillo de los argentinos y que se suma a la tendencia inflacionaria que marcó el 2024. A partir del viernes 3 de enero, YPF aplicará un incremento del 1.75% promedio en sus naftas y gasoil, una medida que previsiblemente será replicada por el resto de las petroleras. Si bien este porcentaje es inferior a los ajustes previos, se suma a un acumulado anual del 100% en los combustibles, un factor que continúa presionando sobre los costos de transporte y la inflación general.
Impuestos en alza: el motor del aumento
El aumento de precios en los surtidores se debe, principalmente, a un ajuste en los impuestos a los combustibles líquidos y al dióxido de carbono. Esta medida, oficializada a través del decreto 1134/2024 publicado en el Boletín Oficial, establece nuevos montos para estos gravámenes que estarán vigentes durante todo enero. El Gobierno justifica este incremento como parte de una estrategia para sincerar los precios y adaptarlos a las variaciones de la inflación, un proceso que se inició hace un año por el Ministerio de Economía.
Sin embargo, la decisión de aumentar los impuestos a los combustibles genera controversia en un contexto de caída del consumo. Según datos de la Secretaría de Energía, en noviembre se registró una baja interanual del 10.5% en la venta de naftas y gasoil. Este descenso, que se extiende por doce meses consecutivos, refleja el impacto de los sucesivos aumentos en el comportamiento de los consumidores, quienes buscan optimizar sus gastos ante el incremento generalizado de precios.
Precios ajustados: ¿cuánto costará llenar el tanque?
Con el nuevo aumento, en la Ciudad de Buenos Aires, la nafta súper pasará de $1.108 a $1.127 por litro, mientras que el gasoil común se ubicará en $1.142, desde los $1.123 actuales. La nafta premium alcanzará los $1.394 (antes $1.370) y el gasoil premium rondará los $1.142. Es importante destacar que estos valores son referenciales y pueden variar según la región del país. En provincias como Misiones, por ejemplo, la nafta súper ya supera los $1.200 por litro, lo que implica un gasto considerable para los automovilistas.
Para ejemplificar el impacto del aumento, llenar un tanque de 50 litros con nafta súper en la Ciudad de Buenos Aires costará alrededor de $56.350, mientras que en Misiones el gasto ascenderá a $60.200. Esta diferencia de precios entre regiones genera una disparidad en el costo de vida y afecta especialmente a quienes residen en zonas con valores más elevados.
Consumo en baja: la respuesta del mercado
La caída sostenida en la venta de combustibles refleja una realidad ineludible: los consumidores se ajustan al contexto económico y reducen sus gastos en movilidad. Esta tendencia, que se observa desde noviembre de 2023, se profundiza con cada nuevo aumento de precios. Si bien en noviembre se registró un leve repunte mensual del 0.6% en los despachos de naftas y gasoil, la tendencia interanual sigue siendo negativa, lo que indica que el mercado de combustibles aún no se recupera.
Los factores que explican esta baja en el consumo son múltiples. Por un lado, el aumento sostenido de los precios impacta en el poder adquisitivo de los hogares, que deben priorizar sus gastos. Por otro lado, la incertidumbre económica general y la falta de previsibilidad desalientan las inversiones y el consumo en sectores como el transporte.
Perspectivas económicas y el futuro de los combustibles
El aumento de los combustibles en enero se enmarca en un contexto económico complejo para Argentina. La inflación acumulada del 112% en 2024, superior al incremento del 100% en los combustibles, muestra que el país continúa luchando contra la inestabilidad de precios. En este escenario, las decisiones del Gobierno en materia de política energética y fiscal serán cruciales para determinar el futuro del sector y su impacto en la economía en general.
Se espera que el Gobierno implemente medidas para controlar la inflación y estabilizar la economía, lo que podría influir en la evolución de los precios de los combustibles en los próximos meses. Sin embargo, la incertidumbre persiste y el futuro del sector dependerá, en gran medida, de las políticas que se adopten para abordar los desafíos económicos del país.
La posibilidad de una revisión tarifaria en marzo, con incrementos en los servicios públicos de energía, anticipa un panorama desafiante para los consumidores. La profundización de la reducción de subsidios, un objetivo planteado por el Gobierno, podría generar nuevas presiones sobre los precios y afectar aún más el consumo.
En este contexto de incertidumbre, los analistas económicos coinciden en que es fundamental monitorear la evolución de variables clave como la inflación, el tipo de cambio y el crecimiento económico para anticipar el comportamiento del mercado de combustibles. La implementación de políticas que promuevan la inversión, la estabilidad y el crecimiento sostenible será crucial para asegurar un futuro energético viable para el país.