A pesar del reciente acuerdo alcanzado entre Aerolíneas Argentinas y tres sindicatos aeronáuticos, el presidente Javier Milei ha reiterado su firme intención de privatizar la empresa estatal. Esta decisión, que forma parte de su agenda desde el inicio de su mandato, se mantiene inamovible incluso ante las negociaciones que lograron destrabar un conflicto laboral de meses.
La postura inquebrantable de Milei
En declaraciones a Radio Rivadavia, Milei afirmó de manera contundente que Aerolíneas Argentinas “no va a seguir en manos del Gobierno”. Sus opciones, según el mandatario, se limitan a la privatización o al cierre total de la aerolínea con el fin de eliminar su déficit presupuestario. Esta posición inflexible refleja la ideología de libre mercado que caracteriza su gestión, y contrasta con las preocupaciones de los trabajadores y la oposición política.
El presidente arremetió contra los subsidios que recibe la aerolínea, cuestionando su efectividad. “Si usted subsidia una actividad, como en el caso de Aerolíneas, ¿dónde se ve ese dinero? ¿En mejor calidad y mejor precio? La contracara de esto son los privilegios que tienen los trabajadores”, manifestó Milei, trasladando la responsabilidad del déficit a los empleados de la empresa.
Detalles del acuerdo sindical
El acuerdo, firmado en la madrugada del miércoles, involucró a la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA) y la Asociación del Personal Aeronáutico (APA). Si bien los detalles aún no se han revelado públicamente a la espera de las asambleas de los empleados, trascendieron algunos puntos clave. La información inicial sugiere un aumento salarial, aunque aún no hay cifras oficiales confirmadas, las cuales rondarían un 14% – 16% según rumores de pasillo, mientras que las demandas iniciales de los sindicatos hablaban de un 36% ante un atraso salarial que oscila entre el 80% y el 90%.
Además del salario, el acuerdo parece incluir aspectos relacionados con la productividad, como un incremento en las horas de vuelo para los pilotos. También se menciona la disposición de los sindicatos a discutir ciertas cláusulas del convenio laboral, cediendo en algunas posiciones a cambio de las mejoras salariales y la promesa de no llevar adelante medidas de fuerza. Este último punto es especialmente relevante, dada la tensión preexistente entre el gobierno y los gremios.
Contexto de tensión y medidas gubernamentales
Las negociaciones entre los sindicatos y Aerolíneas Argentinas se desarrollaron en un ambiente de fuerte tensión entre el gobierno y los gremios aeronáuticos. Recientemente, el gobierno puso fin al monopolio de los servicios de rampas de Intercargo, luego del despido de 15 choferes afiliados a la APA. Simultáneamente, se habilitó a las fuerzas de seguridad a intervenir en tareas de plataforma ante situaciones de emergencia.
La Ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, llegó a acusar al sindicato APA de “secuestrar pasajeros” debido a una demora en la evacuación de aviones, mientras que el sindicato atribuyó la demora a Fly Bondi y la ANAC (Administración Nacional de Aviación Civil). Esta situación de conflicto escaló durante la semana, incluyendo declaraciones del vocero presidencial calificando a los sindicatos de “terroristas”, lo que acrecienta las tensiones entre el gobierno y los empleados de Aerolíneas Argentinas.
Privatización: un proyecto en curso
La intención de privatizar Aerolíneas Argentinas no es nueva. En diciembre pasado, el Poder Ejecutivo incluyó a la aerolínea en una lista de entidades a privatizar. Sin embargo, la oposición legislativa y los sindicatos lograron removerla de dicha lista. A pesar de este revés, el gobierno, junto al PRO, continúa trabajando en un proyecto de ley para privatizar la empresa, reestatizada durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Esta iniciativa se enmarca en un plan más amplio de liberalización de la economía, impulsada por Milei desde su asunción a la presidencia.
La situación pone de manifiesto una fuerte confrontación entre la línea política del gobierno, que apuesta decididamente por la privatización, y los sindicatos y sectores opositores que se resisten. El contexto político y económico del país jugarán un papel crucial en el futuro de Aerolíneas Argentinas y el éxito o fracaso de la privatización planteada.
Implicaciones y consecuencias futuras
El desenlace de esta situación es incierto. Si bien el acuerdo sindical ha evitado medidas de fuerza inmediatas, la profunda divergencia entre el gobierno y los sindicatos, sumado a la voluntad explícita de Milei de privatizar la empresa, anticipa una continua tensión. El acuerdo, por si mismo, no resuelve el problema estructural que la privatización intenta solucionar y solo apacigua las tensiones temporalmente, por lo que, para las partes involucradas, se abre un nuevo escenario de negociación sobre el futuro de la empresa. Las próximas semanas y meses serán determinantes para el futuro de Aerolíneas Argentinas.
Las posibles consecuencias de una privatización abarcan un amplio abanico, desde la reducción del déficit presupuestario y una mayor eficiencia en la gestión hasta la pérdida de puestos de trabajo y un empeoramiento en la calidad del servicio. También se debate el impacto en la conectividad aérea en todo el país y la posible concentración del mercado en manos de empresas privadas. La decisión de privatizar Aerolíneas Argentinas no solo representa un desafío económico, sino que también tendrá implicancias sociales y políticas relevantes.