La relación entre el PRO y el gobierno de Javier Milei se encuentra en un punto crítico, generando tensiones internas dentro del partido amarillo que amenazan su supervivencia política de cara a las elecciones de 2025. La búsqueda de un acuerdo electoral con La Libertad Avanza se ha transformado en un laberinto de negociaciones complejas, marcadas por desacuerdos y desconfianzas.
El dilema del PRO: ¿acercamiento o diferenciación?
Una de las principales disyuntivas que atraviesa el PRO es cómo posicionarse ante el gobierno de Milei. Mientras algunos sectores, liderados por Mauricio Macri, proponen una postura firme para marcar diferencias en temas puntuales como la agenda institucional, la reforma sindical o la política exterior, otros, cercanos a Patricia Bullrich, abogan por un alineamiento sin titubeos con las políticas del oficialismo.
Esta división interna se manifiesta en las decisiones parlamentarias. Si bien existe un consenso en no dar quórum para iniciativas que limiten el poder del Ejecutivo, como las referidas a los decretos de necesidad y urgencia (DNU), las estrategias varían. Algunos buscan abstenerse para evitar una confrontación abierta, mientras que otros defienden una postura más crítica y opositora, arriesgando la fractura de la alianza.
Las negociaciones con La Libertad Avanza: un camino incierto
Las negociaciones para un acuerdo electoral entre el PRO y La Libertad Avanza se encuentran estancadas. Si bien Macri y Milei mantienen un diálogo formal, las conversaciones se complican cuando intervienen figuras como Karina Milei y Santiago Caputo, quienes desde la Casa Rosada muestran una aparente falta de interés en cerrar un pacto a corto plazo.
Desde el PRO se percibe una estrategia de dilatar las negociaciones por parte del oficialismo, buscando llegar fortalecidos a la confección de las listas y minimizar la influencia del partido amarillo. Esto genera incertidumbre en el seno del PRO, donde algunos sectores apuestan por un acuerdo temprano para asegurar un espacio en las listas, mientras que otros prefieren mantener su independencia y competir con una oferta propia en 2025.
Los puntos de fricción: política exterior, reforma electoral y presupuesto
La falta de acuerdo se refleja en diversas áreas políticas. La decisión del gobierno de Milei de votar en contra de una resolución de la ONU sobre la violencia contra mujeres y niñas, contraria a la postura del PRO, profundizó la brecha entre ambas fuerzas. El proyecto de reforma electoral, que busca eliminar las PASO, genera fuertes cuestionamientos dentro del partido amarillo, que promueve una reforma alternativa.
La discusión presupuestaria para 2025 también ha tensado la relación. El PRO espera gestos del gobierno hacia los gobernadores pertenecientes al espacio, como Ignacio Torres (Chubut) o Rogelio Frigerio (Entre Ríos), antes de brindar su apoyo al proyecto oficial. La eliminaci�n de las exenciones del IVA para medios de comunicaci�n genera una reacci�n enérgica dentro del PRO.
El escenario porteño: una clave para la supervivencia del PRO
La Ciudad de Buenos Aires se presenta como un escenario clave para las negociaciones. El PRO sabe que una derrota electoral en la capital podría complicar la gobernabilidad de Jorge Macri y reducir su poder de negociación. Si bien La Libertad Avanza podría buscar prescindir de un pacto en la ciudad, la necesidad de aunar fuerzas en la provincia de Buenos Aires podría inclinar la balanza hacia un acuerdo, al menos a nivel distrital.
La posibilidad de que Mauricio Macri se presente como candidato a senador en la Capital Federal se baraja como una estrategia para consolidar la unidad del PRO y evitar que Patricia Bullrich, un potencial candidato de Milei, le reste votos. La apuesta es que Milei no se enfrentaría directamente a Macri en el territorio porteño.
El futuro del PRO: entre la unidad y la fragmentación
El PRO se encuentra en una encrucijada. La presión por un acuerdo electoral con La Libertad Avanza es inmensa, sobre todo para asegurar la supervivencia política en las legislativas de 2025, pero la falta de coincidencias en diversas políticas y la fuerte interna partidaria amenazan la unidad y la estabilidad del partido. El tiempo juega en contra, y la indefinición podría marcar el fin del PRO como fuerza política relevante.
La decisión final sobre el rumbo del partido aún se encuentra incierta, y la lucha por el poder interno juega un rol crucial. Las próximas semanas serán decisivas para el futuro del PRO y su relación con el gobierno de Milei. El margen para la negociación es estrecho, y el tiempo se agota.