A 15 años del último concierto de Los Piojos, la expectativa por sus shows en La Plata en diciembre y enero es máxima. Las entradas se agotaron en horas, generando una gran ilusión en los fanáticos. Sin embargo, un conflicto gremial empaña este ansiado regreso.
El conflicto gremial: UPSRA vs. SUTCAPRA
La disputa se centra entre la Unión del Personal de Seguridad de la República Argentina (UPSRA) y el Sindicato Único de Trabajadores de Control de Admisión y Permanencia de la República Argentina (SUTCAPRA), ambos con presencia en La Plata. Las diferencias giran en torno a las condiciones laborales y salariales para los trabajadores de seguridad que cubrirán los conciertos.
Miguel Tobar, líder de UPSRA y figura polémica vinculada al mundo de las barras bravas, asegura en un video que SUTCAPRA tiene una complicidad con la productora, ofreciendo condiciones laborales inferiores a las que ellos reclaman. Denuncia un intento de homologación de sueldos que considera injusta, prometiendo luchar para que sus afiliados perciban $36.000 por ocho horas de trabajo, o $53.000 por doce horas.
SUTCAPRA, por su parte, emitió un comunicado desmintiendo las acusaciones. Aseguran que la presencia de personal de seguridad está garantizada mediante empresas habilitadas y que llegaron a un acuerdo con la productora TRESCIENTOS PRODUCTORA S.A. para cumplir con el convenio colectivo de trabajo vigente.
Las sombras de las barras bravas
La figura de Miguel Tobar añade una capa de complejidad al conflicto. Su pasado en las barras bravas de Estudiantes de La Plata, junto a sus vínculos con sindicatos y su historial judicial, plantean interrogantes sobre la naturaleza real de la protesta.
A diferencia de otros estadios, donde las productoras negocian con las barras bravas para evitar incidentes y garantizar la seguridad de los eventos, el Estadio Único de La Plata históricamente ha presentado una dinámica diferente. Sin embargo, la injerencia de las barras, representada en este caso por Tobar, demuestra un intento por obtener ganancias a partir del evento, incluso amenazando con un paro.
La puja por la seguridad de los conciertos representa un negocio millonario, dado el gran número de trabajadores de seguridad necesarios (aproximadamente 700 por concierto, a un costo de 40.000 pesos por trabajador). Esto representa una suma total de 200 millones de pesos por los siete recitales, sumando el valor estratégico de la posibilidad de controlar futuros eventos.
Las reacciones y el futuro de los conciertos
La productora TRESCIENTOS PRODUCTORA S.A. afirma que la situación no depende de ellos, que cuentan con empresas certificadas y que pagan salarios acorde a la ley. Desestiman las amenazas y ratifican que los recitales se llevarán a cabo como estaba previsto.
Desde la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires, también se mantiene la misma postura: los conciertos están garantizados. Sin embargo, las amenazas de paro y movilizaciones por parte de Tobar no pueden ser ignoradas, sugiriendo la necesidad de la intervención del Estado para resolver el conflicto.
Los fanáticos, en medio de la incertidumbre, aguardan noticias oficiales de la banda o de las autoridades. Mientras tanto, la cuenta regresiva sigue su curso, sujeta al desenlace de este intrincado conflicto que combina la pasión por el rock con la problemática del poder sindical y el accionar de las barras bravas.
Un conflicto multifacético
El caso de los recitales de Los Piojos en La Plata trasciende el conflicto gremial, mostrando las complejidades que surgen de la interacción entre diversos actores: los fanáticos, la organización del evento, los sindicatos, y las barras bravas. Se espera la rápida resolución del conflicto para evitar una situación que pueda perjudicar tanto a los artistas como a miles de seguidores.
En juego está no sólo la posibilidad de disfrutar de los esperados conciertos, sino también el orden público y la capacidad de las autoridades para mantener el control en la Provincia de Buenos Aires. Será interesante seguir de cerca la resolución del conflicto y si realmente la amenaza del grupo liderado por Miguel Tobar se convierte en realidad.